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Amor, el que yo profeso
no exige de algún receso,
que es como fruta madura,
la fe, la buenaventura,
la dicha sin atadura,...
No puedo comprender que haya personas,
expertas, preparadas y maduras,
que puedan apoyar las dictaduras
sin mentes que resulten respondonas
en manos de indecentes caraduras,
Mofarse o bien reirse y despreciar
a aquellos de costumbres diferentes
es propio de fulanos, malas gentes,
de envidia, que no paran de llenar
y hedor sus sucias mentes.
Esos bichos mentirosos
que escarbando van quejosos
en su mente,
los que inventan cien mil tretas
e impresionan con sus letras
a la gente.
Estirar el dinero, repetía
mi madre cuando hablaba de dinero,
cuanto más lo recuerdo más la quiero
y aunque a mi me sonaba a letanía,
si no fuera verdad más la querría.
Devuelvo hacia el pasado a mi memoria,
recuerdo a cada día, cada instante,
del ruido al explotar, su detonante,
y el eco celebrando la victoria.
Aquellos son, que hoy fingen de talante,
los mismos que ensuciaron esta historia.
Resulta que yo estaba equivocado
o nunca quise ver lo que veía,
resulta que era un jarro de agua fría
quien vino en mi a caer dejando helado
volviendo a no creer lo que creía.
Dormir eso es vivir estando a oscuras
con riesgo a tropezar en las paredes,
dejando que el cerebro haga locuras,
sin nadie a criticar si es que te excedes.
A todos los que luchan por su tierra
que encuentran al luchar sendas razones,
a aquellos los que anidan emociones
que incluyen el llegar hasta una guerra.
Amar, como se cuenta, no he sabido
que amor siempre se pinta de colores,
y en cambio si he sufrido sinsabores,
mas lienzos ni pinceles no he tenido.
El día en que te amé yo no sabía
que amar tendría un largo recorrido,
que habría de pasar con tanto ruido
debiendo aparentar que no veía.
Esa sala que apodan que es de espera
donde el llanto se palpa en las paredes,
que atrapado se encuentra entre sus redes,
la esperanza ha de ser lo que Dios quiera.
Curioso, vine aquí cuando una guerra,
dejaban de matar, ya se acababa,
yo entonces no sabía eso pasaba,
tampoco supe entonces que una perra,
con ella todo o casi se compraba.
Hoy pregunté a mi perro por su vida,
quería conocer si se acordaba
del tiempo cuando niño, a qué jugaba,
si acaso fue feliz. Si en su guarida
tenía qué comer. Que me comente...
No soy quien para juzgar,
para tus versos, mielero,
no existe un buen basurero
que los puedan soportar.
Te aislas, lo que ves no es lo que ves,
que el mundo tal cual es no te interesa,
tampoco si se pone del revés,
se pone de costado, da un traspiés
o viene a saludarte allí y te besa.
Matar para comer, comer matando,
matar, siempre matar, matar la vida,
seguir sin importar cómo ni cuando
aquello que interesa vas cortando
y al tiempo disfrutar de su comida.
No puedo soportar tanta inconsciencia,
algunos me dirán que con los años
me he vuelto intransigente,
que miro por encima de la gente,
mi mal es la impaciencia,...
