y 3,062 POETAS Sugeridos e Invitados
1.POETAS HAY PARA PARAR UN TREN [Poema del Editor]
2.Nidia Marina González [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)
MI POEMA …de medio pelo
Poetas son los clásicos. Modernos
algunos hay que tengo en gran estima
y acierto a distinguir en la calima,
pudiendo aquí afirmar que son eternos
así no tengan rima.
Mas deben de saber que aditamento
es para el paladar gloria bendita,
subiéndole al altar quien bien recita
y añade la inflexión en el acento
que nunca se marchita.
Que el ritmo es a la música su rito
y al verso le convierte en poesía,
motivo de tristeza y de alegría,
del cielo que se añora ese trocito
que todo el mundo ansía.
Poetas, los de ahora son poetas,
que hay muchos que divierten y emocionan,
e incluso muchos hay que se sazonan,
y hay otros que mandando a hacer puñetas
por nada se perdonan.
©donaciano bueno
MI POETA SUGERIDO: Nidia Marina González
Una muestra de sus poemas:
SALTO EN LA MAREA
Mi padre respira con dificultad y miles de cetáceos
encallan con él.
Tal vez quiera dormir
pero un hilo tira de sus párpados
y busca en el agua del aire
sin encontrar la ventana de la casa
y los navíos de su fortaleza.
Es un pez ahogándose su garganta sin música.
Una impotencia insondable me atraganta el corazón que late en los labios.
Millones tienen sed en otras partes,
fuera de este pasillo y esta cama alta y mil veces usada;
pero no logro ver qué clase de miedo será el que sienten
¿se parecerá al mío, al de mi padre?
Las mareas que él conjuró
¿estarán esperándolo en alguna parte?
Mi padre me toma la mano
(la suya fue siempre mucho más grande que la mía aún en esta orilla)
Afuera amenaza la puesta de sol sobre el horizonte,
invisible en este desierto de quejidos y batas blancas.
Es imposible recordar el canto de los canarios con tanto ruido.
La intensa luz del cielo raso enceguece los ojos de mi padre,
(para dormir él necesita el silencio de lo oscuro)
le hago sombra con mis manos
hasta que la pequeñez de mi palma es insuficiente.
Él deja de respirar y la luz deja de encandilarlo
para enceguecerme a mí.
La orilla de la oscuridad se ensancha
mi respiración late por los dos.
Giramos en sentido inverso,
su mano ya no me sostiene en la pesada liviandad de la ausencia.
Nada cambia: los mismos ruidos,
las mismas camas blancas.
La noche de pasos desmañados.
Desaparece el mar
me mueve lo que permanece quieto.
En el monitor una línea horizontal sin olas ni pitidos.
Algunos gramos de aire golpean mi sangre como si nada, como si todo.
No sé cuántos cetáceos nadan libres
y el mar que nombra mi nombre se desliza en el agua.
La sangre es salada como el océano y mi padre me resuena en las venas.
La luna no se ve por ninguna parte
y nos traspasa hasta tocar los huesos de mi madre.
Ella, se devuelve en el tiempo para alcanzarlo a él,
sobre el camino por donde pasan la luna y las mareas.
En un rastro de semillas que se hunden en el mar,
en la fertilidad de la luz la música no termina
su canto de agua se queda anclado en la marea.
(Inédito).
UMBRAL
Dormitó en la orilla y se fue entregando a la bruma
al mismo tiempo que perdió la fuerza con la que tomaba mi mano.
Los sobresaltos se vertieron en jarrones imposibles.
Yo vi cómo salió el último latido por la boca de mi madre
y una flor etérea le cerró la garganta hasta el lado oculto de una ventana invisible.
Ahí las palabras dejaron de serlo, migraron con el vacío que dejó su mirada.
Vi un portal que se abría y cerraba al mismo tiempo
guardé silencio
y supe que del lugar donde se apagan las palabras
no se puede regresar intacta.
Grafomanía
A los nueve años descubrí,
como quien se topa con un Río,
los intentos del poema.
Me tragué los colores
y las sílabas saltaron el alféizar de la ventana.
Cada vez más fuerte fue el ritual de las páginas
los cuadernos de apuntes estiraban los dedos,
la soledad venía a mi encuentro acompañada.
Muchos textos se arrojaron a las llamas,
en busca de su propio centro.
El fuego los llevó al ombligo del aire
y han vuelto, como almas en pena
con el amor en carne viva
con el dolor y la ternura abiertos en la herida.
Soy consciente de mi irremediable grafomanía.
Reconozco su peso en mis dedos,
los mismos que repujaron siglos atrás una tablilla de arcilla
-Enheduanna toca mis falanges suavemente-
Los sonidos me unen a los pulsos
y me enseñan el ancho de una galaxia
que cabe dentro de otra y de otra,
de una luz expandida en el rastro de los sintagmas.
Escribo porque me sobrepasa el asombro.
Porque amar es un acto imperfecto
pese a la perfección de su esencia.
Un libro
Un libro es una máquina que inventa
toda clase de artefactos.
Es mudo si no se abre, abierto: susurra.
Sus gritos van por dentro
y fabrican el eco en las cordilleras del pecho.
Un libro contiene aspas, estática, ángeles,
viejos de mar, epigramas, mujeres y países,
años de soledad, abrazos de libro,
vidas en otra parte, levedades, espías,
y todo lo pronunciable para salvar al vacío de sí mismo.
Un libro necesita árboles, manos y tinta,
necesita sueños que lo inventen y recorran su selva intemporal.
Criatura extraña e imprescindible
comenzó en barro, piedra, papiro…
terminó en luz de pantalla
sin renunciar a su esencia.
Entre un tren y un libro los rastros se citan distinto.
Entre un tren y un libro, el fin es hacer el viaje.??
Descendencia
Mi hija creció con una madre zurda
hasta mi pecho izquierdo tuvo más leche que el derecho.
Mientras ella crecía casi no tuve tiempo
porque aún no me reconocía completa.
Las líneas que salían de mis manos eran erráticas
y la fuerza de mis pinceles las sobrepasaban.
Ahora ella es una mujer que canta y crece.
Ella se acostumbró a no chocar conmigo
y su mano derecha, entrenada como zurda,
siempre leyó mejor los mapas
mientras yo me extraviaba.
Mi hija por suerte vuela en su propia escoba
antes de que yo pudiera armar la mía.
Insumos tempranos
Una niña zurda va hilando los remiendos
que debió inventarse con el hilo
para las costuras habituales.
Silenciada por reproches que no responden sus preguntas.
Si su otredad no tiene sitio en la lista
y no hay renglón para sus dedos,
se hace de una caja oscura para esconder los labios
las palabras y los besos.
Se esfuma la ceniza del grafito
antes de pronunciar líneas al sol.
No le plantan una escoba para volar
sino para barrer la casa en la dirección indicada
con cuidado de sacar el polvillo fino de los rincones.
De nuestras heridas adultas
la niñez guarda en sus bolsillos piedras invisibles
para el resto del camino.
Sus exploraciones sin respuesta
son sepultadas en los acantilados,
precio de sal para las heridas
tatuajes de sombra ahuecada.
Somos los mismos que fuimos,
en las faldas y los pantalones
nadan como peces indelebles
clavos y maderos en cruz
para crucificarnos a tiempo
cada vez que la libertad se despierte.
Sólo con las llaves forjadas por la herida
se pueden abrir las jaulas y escapar
de artificios oxidados.
Una niña zurda
en la adultez
hila sus remiendos
se abre la garganta con un cuchillo de palabras
escritas por su mano izquierda.
Abre la luz de sus cicatrices,
salta el acantilado de las herrumbres
se atreve a mirar el mar
apartando velos y cruces.
Camina sobre las aguas.
URUK Editores







