1.AMOR EN TIEMPOS DE CRISIS [Poema del Editor]
2.Esperanza López Parada [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

Las tormentas son los votos
de castidad de la amante
que da un paso hacia adelante
entre llantos y alborotos.
Son lo mismo que los rotos
que le hacen un descosido,
quisieras no haber salido
por donde entran los escrotos.

No dejes que el mar te engañe
que aunque parezca está en calma
puede que te tuerza el alma
y pronto grite y se ensañe.
Y aparezca un maremoto
sin saber por qué, por nada,
para nublar la jornada
y destruir vuestra foto.

Mas piensa que el temporal
no perdura eternamente
y así un día, de repente
aún sin romper la postal
habrás descubierto el sol
que se posa en tu almohada
y tendrás allí a tu amada
adornando tu crisol.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Esperanza López Parada

ANTE LA LLUVIA

Las cosas parecen fáciles aunque nunca lo sean,
pero voy andando a casa y regreso andando,
hago cuentas estrechas en tanto las horas crecen
y aumentan cada vez los múltiplos del trigo.
Hoy estoy donde estoy y mañana me ausento
y lo que hoy no tengo, mañana lo calculo.

Acaso la madurez era finalmente esto,
este lento abandono y este oro entregado.
de El encargo, Editorial Pre-Textos, 2001

LAS VECES

llámalo resto leño despojo
llámalo náufrago residuo
llámalo padre y madre
niño deshonesto dile traidor
pirata forma en cavidad
-algo has robado algo carnal
algo que no era íntimo-
calco clavo calma calima
dile humo y vapor y gota
titilando encima del cristal
de la caja dile esto ha
quedado hilachas de una
sábana y en la almohada
el trazo donde su cabeza
fue imagen en bajo relieve
de hacia dentro la ausencia
de Las veces, Editorial Pre-Textos

ACASO LAS COSAS SON UN PUENTE

Acaso las cosas son un puente entre lo vivo y lo muerto.
Lo que usamos,
lo que vestimos, llevamos, lo que nos cubre
y adorna, lo que nos sirve acompaña al hombre
hasta el principio del sueño, como un ajuar
para la boda en que no se necesita lecho.
Empiezan las copas a vaciarse, en el vaso
se inicia la sequía, la llave manca comienza
a abrir la puerta de lo breve.

Dies Iræ

El pueblo entero se congregó en su agonía. La vida la pasó guardando secreto muy oscuro.
Sus labios se veían difíciles, hermosos para tomar agua.
No vas a tener otra heredad que la que con tu peso, desalojes.
Pronuncia lo que ocultas.
Pluma y papel preparados, siete testigos expectantes la miran. Ella
mueve la lengua. Se rompe el sello.
La ciudad hállase gris, la magnolia dispuesta.

Cantiga de Miragre

Todos los amaneceres durante siete años, un dulce espectro tomaba
mi forma, mi cadencia y ocupaba el puesto mío, la labor junto al
torno.
Corría yo, con risa, hacia el hortelano y el amarillo crecer de los
guisantes.
Y nunca discerní, entre niebla, dónde era que, en verdad, me sustituye. Si en la campanilla, en los ásperos deberes. O dentro de los
rubios brazos de aquél, mi cuidador de hojas.

El tiempo era el mediodía. Se apareció ante mí el ángel del Señor.
Se presentó bordeando transparentes y pidió quedarse.
Me rogaba pan, azúcar, malta. Consumía la despensa. Le pagué
músicos y retablos. Bebía licor francés. Probó cordero.
Compraba ropajes, se tocaba con oro. Me malgastó la hacienda,
me redujo a pobre.
Por esto, disculparéis que se me haga tan rudo,
entended que de un cielo inmaterial desconfíe.

Siempre lee sola y en un sitio grande.
Pero en una ocasión, y hacia octubre, al ir al patio se notó en compañía. A través, del portal, se le apagó la vela y en el salón la oscuridad era alta.
Un soplo leve le tomó los hombros, le besó la nuca.
Fue abrazo incierto, mas único. Y para no olvidarlo.

MI POETA INVITADO:  Humberto Megget

VA A DORMIRSE UNA LUZ

Va a dormirse una luz sobre mi frente
una luz en el cuarto este que toco
en el cuarto este de aguas que no bebo
de hojas mal impresas
y de estufas calientes.
Va a dormirse una luz
una luz que se estira en varias líneas
que no tiene
ni boca
ni estornudos
ni dedos para pies
ni pies sin dedos
sobre mis dientes mordiendo una manzana.
Va a dormirse una luz
hasta mañana.

Dile a las nueces que

se partan solas…
Dile a las nueves que se partan solas
no me quedan fuerzas
llama al médico
dile a las nueces que se pongan tristes
no me quedan risas
llama al médico
dile a las nueces que no tengo verbos
ya no tengo verbos
llama al médico
dile a las nueces que me quieran siempre
dile a las nueces
llama al médico
dile a las nueces que ahora tengo versos
dile a las nueces que ahora tengo versos
dile a las nueces que ahora tengo versos
no llames al médico.
Tengo ganas de risas Raquel…
Tengo ganas de risas raquel
tengo ganas de ir al cine a ver aquella película
ganas de ver las rosas y no ver las rosas
tengo ganas de tomar el café con leche
y beber
beber
beber
beber
beber
beber aquello y esto
y lo que tú das
y lo que yo ofrezco
ganas de ir y no ver aquella película
tengo ganas de ti y de aquél
pero más que de ti y de aquél
tengo ganas de coca y raquel.
Cuando la muerte nos
llame a sus botellas…
Cuando la muerte nos llame a sus
botellas
entraremos por su culo sin cortedades
y pisaremos cada letra de nuestros
nombres
como quien pisa sus años
no habrá tiempo
ni soles
ni playas
ni gigantes
no habrá la monumental estructura de los
edificios altos
ni la rosada sonrisa dirigiendo el aletear
de un abrazo
no habrá más aquellos lechos repletos de jornadas
y se silenciarán las máquinas que alumbraron
por las noches nuestros rostros resfriados
las religiones serán ostras
y la esperanza nada
y cuando se debilite este vino que nos
guía
y cuando se tienda por las calles este
potro de petróleo
pálido y rosado
y sólo queden musgos y algas para hacer
respetar nuestras cosas
será porque habrá saltado el tapón de
nuestro envase
será porque hemos quedado negros
flotando en el espacio.
Tengo miedo de mí…
Tengo miedo de mí
y de la música que dejan oír mis cabellos
a mis dedos
miedo a estas noches sin diario
a estas bocinas atragantándose en el foco
de luz de una manzana
tengo miedo quizá como los peces a los
barcos del río
miedo a los labios taciturnos que cierran
sus moradas
tengo miedo
y bien sabes que te amo más de lo que
tu sonrisa quiere que yo exprese
y bien sé que te amo más de lo que me
prestan tus dedos
no seré todo el año sólo vuelo en tos
algo resta a mis números
mis letras son tantas que escapan al
abecedario común
y para no verme desterrado de tu reloj
de antaño
mi destino dejaré a otro envuelto en
celofán
Yo mi sobretodo verde…
Yo mi sobretodo verde
yo mi cáscara de nuez
yo mi gota de agua
mi río
mi árbol
yo corcel galopando en una orilla
brazo del viento descansando en los árboles
me acostaré tal vez quién sabe en dónde
en el polvo o en un mosquito
para ser el grito de un cocodrilo
o las manos abrazadas al fondo de un río
yo en una hoja caído
en una gota de agua envuelto
para no volver nunca
puedo seguir mucho tiempo deambulando
en los aires
tal vez tenga la forma invisible de un microbio
o quizá esté en el aletear del vuelo de
una mosca
hay tanto
tanto espacio para volar mi cuerpo inútil
tanto manantial donde poner mis pies
frágiles
tantos redondeles blancos en los ojos
cerrados
que en mi inconsciente voluntad de estar así
no estoy solo.
Academia de Letras

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • : Autor invitado

    Humberto Megget es uno de esos poetas que el tiempo, con su implacable lentitud, termina por revelar. Nacido en Paysandú el 1 de mayo de 1926 y fallecido prematuramente en Montevideo el 5 de abril de 1951, su vida y obra quedaron atrapadas en un paréntesis de olvido que, poco a poco, comienza a disiparse. Integrante de la Generación del 45, su poesía es la de un espíritu solitario, marcado por la enfermedad y la urgencia de decir antes de que fuera demasiado tarde.

     A los diecisiete años fundó la revista Letras, pero solo vio la luz un número. Lo mismo ocurrió con No y Sin Zona, intentos breves, casi suspiros editoriales que reflejan su lucha contra la indiferencia de un medio que no estaba preparado para recibirlo.

    En 1949 publicó su único libro en vidaNuevo sol partido, una obra de circulación limitada que pasó inadvertida para la crítica y el público. Sin embargo, entre sus versos ardía una sensibilidad inusual, la de un poeta que, sin buscar concesiones, dejaba en cada palabra el testimonio de su fragilidad y su lucidez. Sus poemas son fragmentos de un sol que se quiebra, de una voz que se apaga demasiado pronto, de una existencia que apenas dejó rastro en la historia, pero que resuena en la esencia misma de la poesía.

    Megget murió a los 24 años, víctima de la tuberculosis. Su despedida fue silenciosa, casi anónima. Solo después de su muerte, algunas de las figuras más importantes de su generación, como Idea Vilariño y Mario Benedetti, comenzaron a reivindicar su legado. En 1952, la revista Número reunió sus poemas inéditos en una reedición de Nuevo sol partido, ampliada con textos escritos en sus últimos años de enfermedad. Cuarenta años después, en 1991, su obra fue rescatada nuevamente gracias al trabajo de Pablo Rocca, permitiendo que nuevos lectores descubrieran la voz intensa y desgarrada de un poeta que parecía destinado a la sombra.

    Hoy, Humberto Megget sigue siendo un enigma dentro de la literatura uruguaya. Su nombre resuena entre los márgenes, como un eco lejano que se niega a desaparecer. En sus versos, todavía arde el fulgor de un sol partido, la luz trémula de una vida breve pero inextinguible. Fuente

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  • Esperanza López Parada es profesora de literatura hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid. Como poeta ha publicado los libros: Como fruto de fronteras (Arnao, 1984); Género de medallas(El Crotalón & Vltimso, 1985); La cinta roja (Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1987); Los tres días (Pre-Textos, 1993); El encargo (Pre-Textos, 2001), La rama rota (Pre-Textos, 2006) y Las veces (Pre-Textos, 2014), Un tiempo de gracia (Pre-Textos, 2022).

    Ha traducido al castellano a poetas como Max Jacob, Saint-John Perse o Jules Laforgue, y trabajado como crítica literaria en suplementos culturales o revistas como BabeliaABC CulturalLetras LibresRevista de Occidente, Ínsula, entre otros muchos. Fuente

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