UN PUEBLO DE TIERRAS SIN PREGUNTAS [Mi poema]
Adolfo Burriel Borque [Poeta sugerido]
Adolfo Burriel Borque [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Es de un pueblo de tierras sin preguntas, Un río, varias casas y una alberca, Parece ser lugar desocupado Ocurre que hace tiempo que es de noche La calle anda vacía de suspiros, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Adolfo Burriel Borque
Donde no cubren…
Donde no cubren
las aguas,
ni los vientos
son cúpulas
o pájaro,
ni transitan la niebla
otros caminos,
allí,
la palabra es el viaje.
Elegía por la República Española nº 134, 1974 (de Robert Motherwell)
Sois los negros destellos de las voces,
el absurdo color de los ojos
cegados,
alzad conmigo el vaso,
como si no estuviera
la barrera sombría del penúltimo
sueño,
la pared miserable
de hierro, sal,
y olvido.
Hablan las rosas rotas…
Hablan las rosas rotas
de la noche terrible,
callan las mariposas quietas
su tristeza de ocaso,
ay la distancia al sur
que disfraza los ríos
y el océano,
la oquedad del alma
bañada por las sombras
del retorno,
la dulzura invisible
de la fragilidad
del ave.
(Y el viaje se detiene
en el frío temblor de las espaldas
negras del hombre).
Huerto de la media legua
Para Julio Palazón
Principio de la danza,
rosas abiertas
a infinitud de labios.
Invisibles
La arena se refugia en el enigma
de sus ojos,
la lluvia
resbala por la piel,
como las lágrimas del día
que incumple su promesa,
como el refugio del recuerdo
cuando no sobrevive la esperanza.
Viajan donde la herida es invisible
y solo heredan
la sutileza del crepúsculo.
Jardines de Verlaine
La diosa,
violada por la luz,
agita
la trémula lujuria del recuerdo,
desnuda bailarina de cristal.
La caja gris
La caja gris
-perdida lejanía-,
lejanamente gris,
perdida en paraísos
de sueños de manzanas.
La caja gris
-ánfora de metal manchado-,
manchadamente gris,
ángeles vengativos
de viajes y de pájaros.
La caja gris
-cerrada, gris-,
cerradamente gris,
la caja gris
que adivinó la muerte de la rosa.
La herida tiene…
La herida tiene
sangre de cobra,
caverna de pez ciego.
La herida
diezmó los árboles,
la sangre de los labios
desató la tormenta inesperada…
Mi fiel caballo rojo…
Mi fiel caballo rojo
ama las lejanías,
turban sus alas
la belleza del ángel,
hilos azules cierran
el viejo laberinto,
frágiles vientos
se llevan sus relinchos,
pero cabalga,
igual que la distancia que se olvida
en el ensueño de otros viajes.
Para otro sueño azul
Azules,
como el silencio,
como el vuelo de algunas mariposas,
como el temblor del marinero,
como el final de la explanada,
beato azul Angélico,
como la noche azul,
azul de luz hallada,
lo mismo que los ojos
azules
a lo lejos.
Su desnudo arrebata…
Su desnudo arrebata
el brillo a los cuchillos.
Su piel es sombra estéril
de páramo, licor de soledades.
En sus pezones
no hay lunas,
habitan las arañas.