«En el sentido amplio de esta composición poética formada por catorce versos de arte mayor, generalmente endecasílabos, y rima consonante, que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos».
Cada día que pasa es uno menos
o quizás uno más, según se mire.
No se puede alargar ni poner frenos,
nadie puede acercarle o que se estire.
Rellena, redondita y alargada,
por fuera tan morena y roja dentro,
jugosa, la anfitriona de este encuentro,
sencilla, complaciente y tan mimada.
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando finges sentir lo que no sientes
cuando triste, demuestras alegría.
Hace tiempo lo sé, que ser felices,
lo dice nuestra historia, está vetado,
no preguntes por qué pues lo he intentado
incluso restañando cicatrices.
Y no quiso volver. Me dijo adios.
E incluso alzó la mano con desprecio.
Debí de responder, ni fuera un necio.
La culpa del fracaso es de los dos.
Te he dejado hoy un beso en la mesilla
por si acaso algún día allí regreses.
Al dormirte aun espero que lo beses.
Tengo miedo a perder tal maravilla.
Era bella, tan bella que imponente
su imagen deslumbraba al calendario
que fiel le acompañaba al presidiario
colgado en la pared, muy sugerente.
Dejé la puerta abierta por si acaso
tú fueras a pasar y la empujaras.
Yo sigo aun a la espera de que entraras,
la puerta sigue anclada en su fracaso.
Resulta que él estaba equivocado
que aquello que soñó ya era mentira,
su excusa fue la mente es que delira,
no acierta a comprender qué le ha pasado.
No soy quien para juzgar,
para tus versos, mielero,
no existe un buen basurero
que los puedan soportar.
Era un sitio pequeño, tan pequeño
que allí ya ni cabía la esperanza,
futuro era decir adivinanza,
vivir lo que es vivir solo era un sueño.
De libros, cementerio cartesiano,
destino donde van a reposar
mentiras y verdades sin parar
cogidas todas juntas de la mano.
A un lado del tablero el fariseo
en nombre de los pobres oprimidos
gozando sin cesar de los suplidos
comienza a mover ficha. El otro, el reo,
Bebimos del mismo agua transparente,
cruzaron nuestros pies los mismos charcos,
salimos a la mar, los mismos barcos,
sellamos nuestras vidas con un puente.
Los pelos me he dejado en la gatera
los días y las noches discutiendo,
pensando en ser feliz. Y a mi mintiendo,
con eso del que espera desespera.
Robándole a la vida el pasaporte
trancando va el futuro a cada paso,
no hay nada que le ocupe o que le importe,
sabiendo, con temor, llegó su ocaso.
Vivir es construirse una quimera
tratando de soñar a cada instante,
buscando a una persona que te quiera,
andando sin parar hacia adelante.
(2 sonetillos)
Me encuentro con mi pasado,
le guiño y no me saluda,
presiento, no tengo duda,
que el muy tuno me ha olvidado.
