1.ZAZUAR, 2 DE JULIO, SANTA ISABEL [Poema del Editor]
2.José Iglesias de la Casa [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

¡Cuántos días, recuerdos, cuántas horas,
cuántas lluvias alegres, cuantas grises!,
campanas en la iglesia tan sonoras,
los ruidos de disparos, las perdices.

Atardecer, verano. Atardeceres
de estancias que se acaban con sudores,
los niños sin escuela, las mujeres
de amores presumiendo. Desamores.

Vivencias de la infancia. Los rebaños.
las ansias de soñar yendo a por uvas,
plegarias al socaire, los apaños
curando sus engaños en las cubas.

Días grandes de fiesta. Se aproxima.
con bailes y gaiteros en la plaza.
la luna va asomando tras la cima.
los quintos con su juerga y su cachaza.

Y todos por la calle disfrutando
siguiendo a la comparsa. La alegría.
Dos de julio. Zazuar. Sigo soñando.
sin saber hasta cuando. Todavía.
©donaciano bueno

Este día dos de julio comienzan las fiestas patronales en honor a Santa Isabel en este pueblo pequeño del sur de la provincia de Burgos, cuatro casas de adobe y una iglesia monumental, donde el azar, Dios o vaya usted a saber quién, hizo que mis padres se conocieran y me procrearan. Pronto me fui fuera a estudiar pero aun así guardo algunos recuerdos de aquellos años de mi infancia.

MI POETA SUGERIDO:  José Iglesias de la Casa

La rosa de abril

Zagalas del valle,
que al prado venís
a tejer guirnaldas
de rosa y jazmín,
parad en buen hora
y al lado de mí
mirad más florida
la rosa de abril.

Su sien, coronada
de fresco alhelí,
excede a la aurora
que empieza a reír,
y más si en sus ojos,
llorando por mí,
sus perlas asoma
la rosa de abril.

Veis allí la fuente,
veis el prado aquí
do la vez primera
sus luceros vi;
y aunque de sus ojos
yo el cautivo fui,
su dueño me llama
la rosa de abril.

La dije:-¿Me amas?-
Díjome ella:-Sí-.
Y porque lo crea
me dio abrazos mil.
El Amor, de envidia,
cayó muerto allí,
viendo cuál me amaba
la rosa de abril.

De mi rabel dulce
el eco sutil
un tiempo escucharon
londra y colorín;
que nadie más que ellos
me oyera entendí,
y oyéndome estaba
la rosa de abril.

En mi blanda lira
me puse a esculpir
su hermoso retrato
de nieve y carmín;
pero ella me dijo:
-Mira el tuyo aquí-;
y el pecho mostróme
la rosa de abril.

El rosado aliento
que yo a percibir
llegué de sus labios,
me saca de mí;
bálsamo de Arabia
y olor de jazmín
excede en fragancia
la rosa de abril.

El grato mirar,
el dulce reír,
con que ella dos almas
ha sabido unir,
no el hijo de Venus
lo sabe decir,
sino aquel que goza
la rosa de abril.

EL SUEÑO Y EL DESEO

Cuando yo en el prado
me pongo a dormir,
sueño que me halaga
mi pastor gentil.
Despierto, y no viendo
holgar y reír
a Alexi conmigo,
cual en sueños vi,
de mí no me acuerdo,
ni acierto a vestir,
ni escucho el ganado,
que bala por mí.
El año que viene
no le tendré así;
que yo de mi lado
no le he dejar ir,
pues casarnos hemos
los dos por abril,
y en un mismo chozo
hemos de dormir.

Fuego amoroso
Mañanita alegre
del señor San Juan,
al pie de la fuente
del rojo arenal;
con un listón verde
que eché por sedal
y un alfiler corvo,
me puse a pescar.
Llegóse al estanque
mi tierno zagal,
y en estas palabras
me empezó a burlar:
«Cruel pastorcilla,
¿dónde pez habrá
que a tan dulce muerte
no quiera llegar?»
Yo así de él, y dije:
«¿Tú también querrás?
Y este pececillo
no, no se me irá.»

LA PALOMITA

Una paloma blanca
como la nieve,
me ha picado en el alma;
mucho me duele.
Dulce paloma,
¿cómo pretendes
herir el alma
de quien te quiere?
Tu pico hermoso
brindó placeres,
pero en mi pecho
picó cual sierpe.
Pues dime, ingrata,
¿por qué pretendes
volverme males
dándote bienes?
¡Ay! nadie fíe
de aves aleves;
que a aquel que halagan,
mucho más hieren.

LETRILLA SATÍRICA

¿Ves aquel señor graduado,
roja borla, blanco guante,
que nemine discrepante
fue en Salamanca aprobado?
Pues con su borla, su grado,
cátedra, renta y dinero,
es un grande majadero.
¿Ves servido un señorón
de pajes en real carroza,
que un rico título goza,
porque acertó a ser varón?
Pues con su casa, blasón,
título, coche y cochero,
es un grande majadero.
¿Ves al jefe blasonando
que tiene el cuero cosido
de heridas que ha recibido
allá en Flandes batallando?
Pues con su escuadrón, su mando,
su honor, heridas y acero,
es un grande majadero.
¿Ves aquel paternidad,
tan grave y tan reverendo,
que en prior le está eligiendo
toda su comunidad?
Pues con su gran dignidad,
tan serio, ancho y tan entero,
es un grande majadero.
¿Ves al juez con fiera cara
en su tribunal sentado,
condenando al desdichado
reo que en sus manos para?
Pues con sus ministros, vara,
audiencia y juicio severo,
es un grande majadero.
¿Ves al que esta satirilla
escribe con tal denuedo,
que no cede ni a Quevedo
ni a otro ninguno en Castilla?
Pues con su vena, letrilla,
pluma, papel y tintero,
es mucho más majadero.

ANACREÓNTICAS

Siendo yo tierno niño,
iba cogiendo flores
con otra tierna niña,
por un ameno bosque,
cuando sobre unos mirtos
vi al Teyo Anacreonte,
que a Venus le cantaba
dulcísimas canciones.
Voyme al viejo y le digo:
«Padre, deje que toque
ese rabel que tiene,
que me gustan sus sones.»
Paró su canto el viejo,
afable sonrióme,
cogióme entre sus brazos
y allí mil besos diome.
Al fin me dio su lira,
toquéla, y desde entonces
mi blanda musa sólo,
sólo me inspira amores.
***
Debajo de aquel árbol
de ramas bulliciosas,
donde las auras suenan,
donde el favonio sopla,
donde sabrosos trinos
el ruiseñor entona,
y entre guijuelas ríe
la fuente sonorosa;
la mesa, oh Nise, ponme
sobre las frescas rosas,
y de sabroso vino
llena, llena la copa.
Y bebamos alegres
brindando en sed beoda,
sin penas, sin cuidados,
sin sustos, sin congojas;
y deja que en la corte
los grandes en buen hora,
de adulación servidos,
con mil cuidados coman.

EPIGRAMAS

Sin crédito en su ejercicio
se llegó un médico a ver,
y él por ganar de comer
ya se ocupa en nuevo oficio.
Mas tan poco se desvía
de la afición del primero,
que hoy hace sepulturero
el que antes médico hacía.
***
Preguntó a su esposo Inés:
«¿Qué cosa es la que tropieza
un marido con los pies,
llevándola en la cabeza?»
Puesto el pobre a discurrir,
respondió que no acertaba;
y ella echándose a reír,
con dos dedos le apuntaba.
***
Tocando ayer Luisa un pito,
«¿qué avisas, di?», la pregunto.
Y dijo un su pajecito:
«Es que está un pájaro a punto
de caer en el garlito.»
Ella lo fue a desplumar,
que era un pichón delicado,
criado en buen palomar.
Y apenas lo hubo pelado,
volvió su pito a tocar.

MI POETA INVITADO: Isabel Navarro

CAPILLA ARDIENTE

La noche que murió Fernando Fernán Gómez
hicimos el amor en el sofá.
Caminamos cogidos de la mano sobre los adoquines de Juanelo
y nos acercamos excitados al Teatro Español.
Los famosos pululaban en el escenario
y nosotros nos quedamos en la platea,
esperando,
con la dócil costumbre del espectador.
Un hombre, otro desconocido, como tú y como yo
leyó un poema en una fotocopia.

No escribí nada en el libro de condolencias,
¿qué iba a decir?, ¿que era feliz?

MULTITUD

Cuando duermo contigo no te veo.
Debajo de las sábanas está todo borroso
y la cama se inunda
con otros hombres y mujeres
que vienen del musgo,
como los saurios.
Sin preguntas,
como una maleta en tu mandíbula,
me depositas en el andén
de una pornografía que te excluye.
Cierro los ojos y no eres tú
-o no soy yo-
y mi cuerpo de cerca
se aleja,
hacia una escena clásica
por su cochambre.

PARTO II

Te sajaron el vientre.
Te encharcaron el cuerpo.
Te crujieron el útero.
Te aumentaron la dosis de benzocaína.
Te preguntaron sobre apellidos
y tú balbuceaste sobre geografía.
Para sentir difuso,
(como en los autos de choque)
cerraste los ojos
y esperaste el impacto.

Nacer no es una metáfora,
es un estrépito.
De parto

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • : Autor invitado

    Poeta, periodista y docente en talleres de escritura.

    Es  autora de Inane (Ediciones Complutense. Premio de Poesía Blas de Otero 2007); del poemario Cláusula suelo (Huerga y Fierro, 2017) y del ensayo sobre Rosalía y el feminismo titulado «Siete fragmentos sobre la ira femenina y ‘hacer cuerpo’ con el deseo en El mal querer» (Errata Naturae). Sus poemas han sido traducidos al inglés y al francés y se han publicado en revistas especializadas como Nayagua y la norteamericana Axolotl Magazine. También han aparecido en libros colectivos como 28/28 La Europa de las mujeres y La generación del #FinDelMundo.

    Durante nueve años fue redactora jefe de la revista Mujerhoy, donde entrevistó a escritoras como Siri Hudsvedt, Delphine de Vigan, Vivian Gornick, Angélica Liddell y Margaret Atwood. Previamente publicó más de 20 reportajes de portada en el dominical del grupo Vocento XLSemanal. Algunos de ellos fueron galardonados con los premios Tiflos, UNICEF y la Asociación de la Prensa de Madrid, entre otros.

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  • Cultivó una poesía, en metros cortos especialmente, en la que abundan —pese a su condición clerical, aunque tardía, pues se ordenó en 1791— los temas amorosos, bucólicos (inspirados en Horacio, a quien tradujo, fray Luis de León y san Juan de la Cruz), anacreónticos (en la línea de los cultivados por el poeta mayor del grupo, el extremeño Meléndez Valdés, más el poeta riojano del siglo xvii Esteban Manuel de Villegas), al lado de los satíricos y epigramáticos, en los que sobresalió especialmente, siguiendo las huellas de sus modelos Quevedo y Góngora en este tipo de composiciones. Fue declarado discípulo literario de José Cadalso y su amigo Forner elogiaba su vena satírica y decía de Iglesias que era “socarrón de primer orden, y hombre que diría una puya en verso al mismísimo Apolo en sus doradísimas barbas”, elogio al que se unía Quintana (“Con sus epigramas y letrillas ha logrado un aplauso general y bien merecido. Para esta clase de poesía satírica y juguetona su talento era sin duda eminente, y a nadie cede sino a Quevedo”), según se lee en la Introducción histórica a una colección de poesías castellanas. En vida sólo publicó tres poemas de circunstancias y algo tediosos: “Llanto de Zaragoza” (1779), con motivo del incendio del coliseo zaragozano, “La niñez laureada” (1785), dedicada al niño prodigio Juan Picornell, y “La Teología” (1790), poema didáctico. Otras composiciones, mejores pero más festivas, aparecieron bajo el seudónimo de El Duende en el periódico Diario de las Musas. Fue unos años después de su muerte cuando se publicó la mayor parte de su poesía. En opinión del profesor Joaquín Arce, “lo que individualiza, sin embargo, a Iglesias es su predilección por los motivos florales y su sentido colorista [...], su sentido de la naturaleza artificial, hecha jardín galante, con sus mármoles, fuentes y bullir de aguas y espumas, elementos ornamentales del peculiar hedonismo dieciochesco” (Arce, 1966: 167).

    Un ramillete excelente de sus letrillas pastorales son las que se recogen bajo el título La esposa aldeana, llenas de gracia y delicadeza (“El mi pastorcillo / bien sé yo que suele / por mí preguntaros, / si estoy de él ausente. / Y que, aunque lo calla, / llora muchas veces, / porque a verle venga / y su mal consuele”). Se ha advertido la influencia del poeta y pintor suizo Gessner y del inglés Young en sus Idilios, plenos de melancolía y, a veces, de una cierta desesperación. Entre sus composiciones satíricas destacan los romancillos heptasílabos dedicados a los cornudos (La lira de Medellín), y en ese grupo abundante de poesías jocosas se incluían también las parodias de conocidas composiciones clásicas o de poetas coetáneos y amigos. Finalmente, algunos otros poemas, de arte mayor, fueron compuestos por diversas circunstancias celebrativas, como nacimientos de príncipes, paz con Inglaterra, etc. La segunda edición póstuma de sus obras, de 1798, fue prohibida por la Inquisición, y salió en su defensa su cuñado e impresor Francisco de Toxar en una Memoria de 1803. Después de su muerte, la poesía de Iglesias de la Casa fue muy bien acogida, pues fueron varias las ediciones de sus obras que se hicieron entre 1793 y 1837. El marqués de Valmar lo incluyó en su amplia colección de poetas líricos del siglo xviii en el volumen LXI, de 1869, de la Biblioteca de Autores Españoles, y el hispanista Foulché-Delsbosc editó algunas poesías inéditas que completaron las editadas.

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