1.A CUESTAS CON LA MUERTE [Poema del Editor]
2.Feliciana Enríquez de Guzmán [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

A cuestas con la muerte, siempre a solas,
cansado ya de tanto caminar,
sentado está en la arena frente al mar
mirando el movimiento de las olas
y empieza a divagar.

Perdida la mirada al horizonte
allí donde termina el firmamento,
palpándose la mente en un momento
lo mismo que si fuera un polizonte
que va silbando al viento,

bucea en las memorias del ayer
-lo mejor del recuerdo es el olvido-,
que en aguas muy lejanas se ha perdido,
no tiene ya añoranza que ofrecer,
que todo se ha bebido.

Y espera, preparadas, sus maletas,
al sol que más calienta con su guasa,
tumbado con su pena a ver que pasa,
guardando en el bolsillo unas pesetas
por si el cielo se atrasa.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Feliciana Enríquez de Guzmán

Madrigal

Dijo el Amor, sentado a las orillas
de un arroyuelo puro, manso y lento:
«Silencio, florecillas,
no retocéis con el lascivo viento;
que duerme Galatea, y si despierta,
tened por cosa cierta
que no habéis de ser flores
en viendo sus colores,
ni yo de hoy más Amor, si ella me mira».
¡Tan dulces flechas de sus ojos tira!

Romance amoroso

A lágrimas y a silencios
reducida, Elisio, el alma,
modo le falta a la queja,
de referirse mis ansias.

No tiene la voz acento,
no encuentra el labio palabras;
todo la pena lo oprime,
todo el dolor lo embaraza.

La causa, ¡ay de mí!, es tan triste,
es tan fuerte la desgracia,
que no mata padecida
porque mate imaginada.

Los suspiros desde el pecho
tiernísimamente exhalan
fuego, que a los ojos míos
comunica en vivas llamas.

Estos de mis sentimientos
verás y extremos declaran;
atiende, Elisio, a mis ojos,
pregúntales lo que pasa.

Mas el corazón te envían,
no saben decirte nada;
no es mucho que aquesta vez
le falten lenguas al agua.

Mi afecto, amigo, te explique
la desdicha más extraña,
que si ha de volver al pecho
no importa del pecho salga.

No para buscarme alivios,
para negociarme lástimas
dispensa mi mal conmigo;
que en razones mal formadas

yo propio, ¡Ay, cielo!, te informe;
valor y aliento me falta,
que expiró, ¡terrible lance!,
la generalmente amada.

A las bodas de Maya y Clarisel

A las bodas de Maya y Clarisel

En los campos elisios Himeneo,
Juno y Venus las bodas celebraban
de dos esposos, y las coronaban
de arrayán y del árbol de Timbreo.

Caliope y Euterpe al son que Orfeo,
Elio y Talía en arpas acordaban,
sus tálamos felices festejaban
de uno y otro llegados al deseo.

“De descanso, diciendo, largos años
les de el divino amor, y la discordia
de su puerta no pase los umbrales;

entre brocados y purpúreos años
Maya y su Clarisel, siempre leales,
gocen de felicísima concordia.”

Soneto.

Farol, jardines, sois que los navíos
encamináis al puerto de bonanza;
ley, pragmática nueva y ordenanza
insigne de los pitios desafíos.

Crisol que al oro dais de vuestros ríos
y al falso y a la alquimia su balanza.
Arte cierta, doctrina y enseñanza
negada a licenciosos albedríos.

Alta atalaya y torre que ambos mares,
el del Sur y el del Norte, descubristes.
Nivel, regla, padrón, peso, medida.

Ricos campos sabeos singulares,
única es vuestra fénix que hoy nos distes
en los nuestros Elisios, do se anida.

De Apolo. A doña Feliciana Enríquez de Guzmán. Soneto.

Las torpes parias de las cien donzellas
devengaron con gloria soberana
las ilustres Leonor y Mariana
con sus castas consortes cuanto bellas.

Vos, que en la luz de tales dos estrellas,
luceros de la tarde y la mañana,
como tan vuestras, bella Feliciana,
guía y norte hallastes y centellas;

del valor alentada de su ejemplo,
el tributo pagado con desmanes
al paganismo bárbaro del vulgo,

redimistes con gloria. Si de templo
no digna, ¡oh honor de Enríquez y Guzmanes!,
digna de la mayuma que hoy promulgo.

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Considerada por muchos como una adelantada en la reivindicación de los derechos en tanto mujer y escritora, fue una apasionada del cultivo de las artes y las letras, hasta el punto de merecer el subido elogio de Lope de Vega en el Laurel de Apolo: “mintiendo su nombre / y transformada en hombre, / oyó filosofía / y por curiosidad astrología”. No se sabe con certeza si la anécdota es verdadera, o la exagera Lope, dolido porque esta escritora sevillana se mantuviera al margen de los dictados estéticos de su Arte nuevo de hacer comedias. Feliciana, que casó dos veces, la primera con Cristóbal Ponce de Solís, y la segunda con Francisco de León Garavito, prefirió optar por un camino propio, basado en la recuperación de los modelos clásicos. Así manifestó haber escrito su tragicomedia de Los jardines y campos Sabeos “para desterrar de España muchas comedias indignas de gozar los campos Elíseos; y para libertarla y libertar a sus ilustres y nobles poetas del tributo que, por tener paz con el bárbaro vulgo, le han pagado hasta su tiempo”. Se trata de una tragicomedia en dos partes, terminada el 9 de octubre de 1619, y no representada en público hasta 1623, en que parece la pudo ver el rey Felipe IV, en Sevilla. Además de la obra extensa, incluye cuatro entreactos, tres de ellos en prosa, cuyo estilo difiere también de los entremeses de la época. A base de estas piezas breves se realizó en 1997 un espectáculo bajo el título de Las gracias mohosas, estrenado con gran éxito en el Corral de Comedias de Almagro. [Leer más...]

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