ARTILUGIOS (Mi poema)
Pedro Chadicadi (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Llenando va su estancia de artilugios
a ver si alguno de ellos le ilumina,
la luz, la que precisa el que camina
y busca resguardarse en los refugios
con riesgo de topar contra una mina.

Precisa acompañarse de un sustento
que sirva de alimento en su camino,
que escasa su zamarra está de vino,
los sueños se han marchado con el viento
tratando de encontrar con otro sino.

Pues todo aquí está lleno de cacharros
mejor será agarrarse a ver si hay uno
que sirva de placebo. Y en ayuno
cual mula que le arrastre a nuestros carros
en una mostración de ser muy tuno.

Que inventos hoy existen a porrillo,
hay tantos que los tienen hasta hartarse
y dudan a elegir con cual quedarse
pues eso de elegir no es muy sencillo
igual que ante la duda de casarse.

Cacharros, artilugios, cachivaches,
inventos tras inventos, más inventos,
inventos para estar todos contentos
que vengan a ayudar en nuestros vaches
dispuestos a enterrar los sentimientos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Pedro Chadicadi

Pedro Chadicadi

Azules incendios

1
Desgajen el maleficio del sempiterno aullido.
Se han marchado mis hijos
bajo atribuciones noctívagas que ajan mi aliento.

Cómo enjaular con alambre cada rosal.

2
Puedo oírles
azules incendios;

resurge, patriótica floresta. La boca ametrallada
de los perros te busca.

Aire sepulcral,
a veces callar es tu único nombre.

Telúrica rueda

El fusil del viento me roba una palabra:

ovalado y hueco, trueno humano, acribillado
el silencio nacen los hijos del mar.

Como vaho entre las vértebras del país,
quejumbroso residir tu voz cayéndose al crepúsculo.

Ven caballo desde los mausoleos,
herrados en ti la patria;
en telúrica rueda sangre bebes
mientras te cabalga delirante estrella.

No quiero que mis muertos deshojen.

Los cerros nos resguardaron de la inconsciencia

Yo quiero devorar la estrella que se descuelga en esa
/montaña

sabe al silencio que desgarra el viento
….es espejo que arde el fuego en nuestro rostro

Me imagino en el desierto
en la cordillera americana
en la cuna, qué cuna, hombre de mar

Los árboles a pie de ese cerro como anclas
sujetan la sangre de aves que cantan
que ya no soy hijo
ni tuve dos muertes
ni mi madre estalló su parto, naciendo el espejo
pero que soy pájaro y cantan mis alas

Es así como escalo hasta el techo de mi casa en Niebla
/de Chile
para desprender mi sombra al mar que escucho
que descubrí su canto también desde las alturas:
………..el canto del silencio, en el desierto
…..en la cordillera americana
…..en la cuna, qué cuna, pájaro
De Memoria de pájaro (2019).

En las puertas del cráneo

Las campanas ladran en el jardín
y la primavera canta esa nueva canción de los recién
/nacidos

Las antenas las cuales me aprisionan
desde que yo, Pájaro, seré arrojado a ese micro mundo
………..lanzando versos y plumas sobre una hoja
…………………abrí las puertas del cráneo:

miré mi cuerpo
miré la jaula
miré el cerebro que envejecía
miré los tatuajes de la muerte
miré a contraluz el fondo de la jaula
……….mis plumas se sacudían como serpientes
……….algunas caían quemándose
……….como cuando el invierno se alimenta del
……….paracaídas de los recién nacidos
miré el fondo que se fundía
miré otro yo que no saltaría
miré ese yo que si saltaría

Los astronautas establecen habitable este cerebro
Los cerros aúllan
La lluvia no cesa
………Las voces de los pájaros van de piedra en piedra
Miré
miré finalmente
miré como retrocedía el tiempo
miré sus ojos
…………–saltemos juntos– presentí que me decía
miré su boca cuando de un grito hizo aparecer mi
…………./lengua
miré su lengua cuando de un lamido mi plumaje
…………./reventó
………….como capullos sin raza
miré su miedo
………….–toma, Pájaro, este último invento: la palabra.
De Memoria de pájaro (2019).

Entre el sonoro canto de niebla de Chile

Rayo, tu despides con esa luz, el parpadeo de una piedra
asustada. De esa miel lamen los perros y enloquecen.

Pero el nido se empapa de la última lluvia del invierno,
como cuando el soplido del relámpago
alimenta esa última gota; la primera gota: sol verde.

Busquen en los estómagos de abejas.
Busquen en los ovarios del océano pacífico.
Busquen en los pasajeros de la tierra.
Busquen en los pedruscos idiomas de los acantilados
Busquen en los hondos bares
Busquen en los huesos del rayo
Busquen en los torbellinos de sus cerros
Busquen en los hombres de mar: semidioses de la costa
Busquen en los aparejos del pelicano
Busquen en los dientes del caballo
Busquen en los fluidos de la luna
Busquen en los pies de los trabajadores
Busquen
…………en los
………………..restringidos cantos del gallo
…………………………ante la mirada acechante
……………………………………………del tiempo:

Yo vi tragarse de un zarpazo el nido de Niebla de Chile.
De donde yo vengo el mar habla el mismo lenguaje:
………………………………………………..Castro de Chiloé
………………………………………………..pero no de Chile
es el mismo varón, hecho de greda y agua,
quien canta al borde esa voz azulada que me enseñó
mi Madre: (hijo o hija)
…..sal al mundo, yo te doy la vida, guerrero o guerrera.
……..Lleva nuestra tierra a otro pueblo, pero recuerda:
…………………donde el mar te reconozca.

Niebla de Chile: rayo eres, rayo serás:
ten la tierra de mi pueblo que es tu pueblo:
reconóceme, rayo de la costa.

El parto de un hombre

Libera viento esa sangre muerta
mientras muta su pelaje con el pelaje de la noche

bocas de árboles que giran los vientres:

………..Hablo desde los árboles
………..para que entiendan mi parto

Escaleras florecen en mi pecho

Y yo que he abandonado la alevosía del océano,
lleno de venas como musgo está mi pecho,
he venido a caer a los pies del cielo,
las nubes embisten entre sí, he venido a caer;
escaleras florecen en mi pecho
y a América balancearse al borde, en cuyas calaveras clorofílicas;
el viento es mi piel, pero últimamente, pulmones arrimados
a las blancas hojas, empuñadas, devastadas,
y es donde únicamente he venido a caer, por este ciclo
de abrir y cerrar de ojos, donde encerrado las aguas
refulgen la sangre como granadas;
ya no gruñe, acaso, mi América, tu empedernida alma,
amasándote cuyas y todas las manos
de este cielo en donde he venido a caer,
qué, cuándo depondrás el pisoteo brutal
de mis hermanos abandonados por la piedad?
es que acaso, mi América, viril, he dejado de escuchar
tu verdadera proclamación, aterciopelado vaivén?
Y, este viento, es tu alma que recorre la
preñez de las piedras salpicadas desde mis manos, o
cauces arremolinados que intentan pronunciar
toda tu piel continental.
Yo no sé si el ave, como ampolletas parpadeantes
que se queman, ha surcado y rasgado esta manta gallarda,
pues, de día, los dialectos se despedazan al abismo solar,
pues, aun de noche, alcanzo a ver al último rostro en ti, América.
De Cuando aúllan los perros (Inédito).

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Donaciano Bueno Diez
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