1.TE LLAMO II [Poema del Editor]
2.Aurelio Pastori [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

Aunque yo te llamo, tú no me haces caso
y aunque mucho insisto, no me quieres ver,
te invito, te alabo, y siempre retraso,
tú avivas el paso y echas a correr.

Quisiera arrimarme, decirte al oído
por qué no consigo volverte a querer,
no quise ofenderte aunque hoy haya huido
pues que el compromiso nunca pudo ser.

Decir estos duelos ya vienen de antaño,
te llames a engaño, no quieras saber,
que otro fue el motivo de tu desengaño
y hoy es el olvido que ha de florecer.

Me amaste, te quise, me odiaste, te odié
así fue el camino de alegre, de triste,
ese amor no existe, ahora yo lo sé,
pues llegó y se fue cuando tu viniste.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Aurelio Pastori

Pensar en el agua

Pensar en el agua
cayendo
desde el techo desvalido
(y hay que mover
la cama del niño)

Pensar en el agua
entrando
por abajo de la puerta
(la gente sale descalza
con sus pocas pertenencias)

Pensar en el agua
de los ahogados.

Y sin embargo
cerrar los ojos
acercar los labios
que siempre tendrán sed
y bebería.

Contaminación sonora

Hay tanto ruido
en la ciudad.
Tantas palabras que cruzan
como pedradas
destinadas a golpear
sin durar
a caer
para que alguien las recoja
y las arroje a su vez
en la batalla campal.

Tanto ruido
sobre los perseguidos.

Tanto ruido
y abismos
y personas en ellos
recogiendo el silencio
que los demás no usaron.
Abismos.

Seis y media de la tarde

Demasiada energía
en esta declinación
demasiado esperar
aún
y el día de desvanece.
No es hora para escribir.
Se sospecha
que alguna noticia
nos mostrará
las diferencias
o las claves
que las calles de la ciudad
guardan
la sorpresa
para el final
que los amigos olvidaron decir algo
y quieren decirlo justo ahora.
Queda luz todavía
o son las luces
de la vigilia.

Apagón

Antes la noche era así
era de otro
de alguien
anterior
y nosotros
éramos vacilantes
como las sombras
cuando el fuego
alumbra.

Volverá la luz.
Volveremos
a ser de hoy
a movernos
en la claridad
y en la vida
con salud
sin estorbos
con una sombra nítida y fría
que ahora no vacila.

Un amigo murió en un accidente

Cambiar
esos fragmentos
por el segundo fatal

cambiar
esos plazos
esa paciencia indefinida
que logra días exactos
cambiar esperanzas
ya irreconocibles
(o algunas horas
vaciadas
frente al televisor)

cambiar las largas esperas
o la impaciencia
o el tedio
sumar y sumar tiempo
contra un segundo
y el segundo puede más.

Sermón de los diez años

Ya no se aleja más.
Su retrato en la pared
no retrocede.
Su recuerdo diferente
parece un fondo musical.
Los de este lado
nos abrazamos.
Cosas hay
que nos permiten
amar a todos
todavía.
El tiempo
sigue trayendo
bellos rostros.
Cada secreto
tendrá quién lo dibuje
o lo diga.
Sucedemos
y esta suerte
nos deja sentir
las dos alegrías
las dos vertientes:
el salto
de los enamorados
del aire
por un lado
y la música de la sombra
paralela.

El águila cercana

Estatua
de sí
sobre el poste de teléfono
el águila espera
sin presas
al apereá
que vive al borde
de la carretera.

En los campos
marcados por el hombre
comidos por la oveja
quedan pocos roedores.
Es inútil planear
majestuosa y visual
sobre lo enorme.

Vale más
con humildad
parada sobre el poste
esperar
lo que le toque
ahora (que ya es después).

Las palabras
intocables
van dejando de viajar
a través
de cables
y pronto el obsoleto
teléfono a magneto
y su poste
no van a existir más.

El águila descenderá.
Silenciosa y esperando
se posará en el alambrado.
Cada vez más cerca del suelo.
Cada vez menos diferente
de su alimento.

Cantera de las estatuas

Aquí la piedra
que ya pensó
y se sobrevive.

Allá el opuesto:
el océano
inflexible
sosteniendo
la mirada del moai.

El duelo
que los enfrenta
es el silencio.
Uno callará más.

Pasa como las aves el viajero.
Rano Raraku.
Isla de Pascua

MI AUTOR INVITADO:  Roberto Ortiz Abreu

Dame la demencia de la luz

Dame el espejo quebrado
La sombra
El amargo dulzor de la boca
Las garras del polvo
La espera desvanecida de los pobres
La sangre el perdón
El secreto sagrado del tormento
Dame unas cuantas palabras
Y un poco de aliento en tu negada muerte
Dame la desesperante espera de la espera

Tras torpes cortinas tricolores

Un albor desvelado y efímero
Sangrienta respiración
El pozo donde la tormenta acontece
Un camino de lentas espinas
En la brevedad del agua y el infortunio
Sombra de Pizarnik
Pizarnik azul y muerte
La partícula de la condesa derramada y extinta

Tú eres la arpía

La espina del corazón en la arena
Villana de luz

Vertiginosamente escondida
En la penumbra de las ciudades nocturnas
Encadenada
Virgen y harapienta
En todo el negro del paisaje

Sortija del musgo y la lascivia
Esfinges sepultadas
Ebrio talismán
De tentaciones y cobardías
Tragedias y epitafios
De horrendos caracoles dormidos
Editora Buho

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • : Autor invitado

    Escritor dominicano (Constanza, La Vega, 1973). Fue miembro fundador del Círculo Literario Atalaya. Estudió derecho en la Universidad Tecnológica de Santiago, Recinto Santo Domingo (Utesa). Su poesía ha sido premiada en los certámenes de la Alianza Cibaeña de Santiago y el Arzobispado de Higüey. En el concurso de cuentos de Radio Santa María ganó el primer lugar en 2002 y segundo lugar en 2000 y 2004. Poemas suyos aparecen en la antología El ideal interior (2005), del Ateneo Insular, así como en periódicos de circulación nacional. Ha publicado el poemario Agua en el asfalto (Editora Búho, 2010). Fuente

    Ver entradas Bueno Diez
  • Aurelio Pastori, poeta de voz baja y mirada extensa, nació en Montevideo en 1943 y partió en 2017, dejando tras de sí una obra tan serena como la tierra que habitó..

    Formado en Derecho y Lenguas Modernas en la Universidad de la República, Pastori eligió el camino menos ruidoso: el del hombre que escucha antes de escribir. Su poesía no es un grito, sino una respiración pausada. Hay en ella una fidelidad a la materia mínima: un jarro, un patio, la sombra de un árbol. Lejos de toda estridencia, su palabra se detiene, observa, transforma en imagen lo que para otros pasaría inadvertido. En tiempos de exhibición, eligió la reserva. En tiempos de velocidad, eligió el ritmo de la siembra.

    Su obra, aunque contenida en número, es de una coherencia admirable. Los inesperados (1993) y Bajo la ambigua luz (1996) marcan un inicio que ya anticipa su mundo poético: un lugar donde lo común se vuelve enigma. Pasa sobre nosotros (2001) profundiza ese tono íntimo y austero. Luego vendrían Poesía Reunida (2005) y Asuntos personales (2010), ambos publicados por Editorial Vinciguerra, y el hermoso De las cosas del campo (2010), donde el paisaje rural no es mero telón de fondo, sino protagonista absoluto de una forma de estar en el mundo.

    Pastori pertenece a esa estirpe rara de escritores que no buscan la consagración, sino la precisión. Su legado es el de un hombre que supo hacer del poema un espacio de contemplación, donde el tiempo se suspende y las palabras respiran. Su voz es indispensable para entender una poesía rioplatense que no se enuncia desde la ciudad, sino desde la periferia silenciosa. Un poeta de la lentitud, del detalle, del susurro que permanece. Fuente

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