«Es definido como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas, la sátira y denuncia social incluidas».
Escucho a Mozart por la noche y leo
a un tal Machado o a algún otro poeta,
hasta que llega el toque de corneta,
los ojos se me nublan y no veo.
A veces cuando leo me pregunto
si entiendo todo aquello que yo leo
si el arte presto está en mi camafeo
es lo que a mi más gusta. Y aquí punto.
Yo que nací en las llanuras de Castilla,
de sed sedientas y de horizontes fríos,
entre pastizales y páramos baldíos
en donde el águila anida o la abubilla
,y el Duero, que soñando va en la orilla,
hoy el viento me arrastra hacia levante,
¿quién le hubiera contado a este emigrante
que el agua iba llegar a su mejilla!
Pido permiso a dios para subir al cielo,
-descortés, sospecho, es hacerlo sin permiso-
para una vez llegado allí, cumplir mi anhelo
conociendo cómo es por dentro el paraíso.
Hoy crecen los poetas como los hongos,
los hay grises, parduzcos, de otros colores,
todos van perfumados con sus olores,
algunos hay que engañan o que son tongos.
Algún día, quizás, yo esté en el cielo
observando curioso a los humanos
y pueda comprender a estos gusanos
que bullen sigilosos por el suelo.
¿Quién gobierna en los países?
pues los grises.
¿Y qué prueba han de pasar?
el medrar.
Desde que son aprendices
bastará ser meretrices
en el arte de escalar.
¿Quien dijo que borracho
uno pierde el sentido,
que si uno está bebido
es mucho menos macho?
Pues yo tapo mi oído
a tanto belcebú
y le hago un tururú
y otro trago me pido.
¿Qué hace él allí, en el medio del camino,
desnudo, incomprendido y solitario,
sufriendo el sol que abrasa, sin sudario,
carente del ajuar con el que vino,
por qué ha de soportar este calvario?
Yo llamé a la puerta del mundo. Fue una tarde
de un mes de junio. Cuando al sol salen los viejos,
de sus madrigueras se escapan los conejos
y el monte en todo su esplendor está que arde.
No sabemos por qué ni lo sabremos,
no conocemos qué, cómo ni cuándo,
poco a poco la vida nos bebemos
y seguimos asi disimulando.
El viento de Levante, prepotente,
un poco de humildad bien le vendría,
se puso a deslizar por la pendiente ,
mas quiso retornar y no sabía.
Se ignora si ese tipo sube o baja,
si un día vino aquí o iba de paso,
camina hacia el infierno, hacia el parnaso,
si es vago redomado o si trabaja
o es eco de algún éxito o fracaso.
Yo, dios omnipotente, aquí te pido
pues que animal curioso tú le hiciste,
al pecador otorgues que hoy insiste
este sueño que querría ver cumplido.
Con media pierna fuera
observo hoy el vacío,
las lágrimas del río
desbordan la ribera.
Pasó la primavera,
se acerca ya el invierno,
como no soy eterno
no sé lo que me espera.
Todo el día queriendo yo entenderte
y así uno tras de otro tropezando
y vuelta a las andadas pasos dando
para al final seguir sin conocerte.
El tiempo es algo que está pero no está
pues antes que hayas pensado ya se ha ido,
que aunque te es familiar, desconocido
te abandona y sin decir adiós se va.
La vida, dijo un pájaro atrevido,
te tiene reservado un premio gordo
y vine a tropezar en tanto un tordo
soltaba una cagada el mal nacido.
