«Reflexión o meditación, es el proceso que permite pensar detenidamente en algo con la finalidad de sacar conclusiones».
La vida vino a mí sin yo llamarla
que os juro ni siquiera conocía,
pues nunca yo pensé que llegaría
y menos que pudiera disfrutarla.
Por qué yo me pregunto si nadie me pregunta,
por qué abundan los seres que dicen ser humanos
que pasan su existencia tratando sacar punta
de cómo separarnos unos de otros hermanos.
Caminante soy que voy imaginando
a los molinos de viento destruyendo,
voy andando y mientras lo hago voy pensando
y a cada paso que doy envejeciendo.
Si he de partir el mundo en dos mitades,
notar si hace calor o si hace frío,
comparar tu cariño con el mío,
la verdad cotejar con falsedades.
Quiero escribir sencillo, que se entienda,
con palabras en grandes caracteres,
y hablar de dios, del hombre, las mujeres,
del soldado que inicia una contienda,
de las penas, del miedo y los quereres.
Hay versos que yo he escrito con placer,
algunos derramando van ternura,
en cambio, otros, destilan la amargura
de quien sufre un amor al merecer,
y hay rasgos de locura.
Yo siembro aquí mis versos cual labriego
en surcos va extendiendo las semillas,
gozando al ver lucir las florecillas
-haciendo acopio de agua para el riego-,
que pintan sus colores sobre arcillas
Hay algo más absurdo, me pregunto,
que exista y que no tenga explicación,
que venga a establecer más confusión
echando leña al fuego en este asunto.
Oh, triste ser humano, pedante y presumido,
que caminas bebido, mintiendo cuando callas,
que nunca das la talla, vagando haciendo ruido
mas no sabes quién eres y aun menos dónde te hallas.
Juego,
con las palabras yo juego,
y a ellas les rindo tributo
lo mismo que con el fuego
juego,
si no me quemo, disfruto.
A Neruda no leo, no me gusta,
comprendo, decir esto no es correcto,
pensé recriminar a mi intelecto,
mas nunca me han de oír que me disgusta.
Ese año fue el más largo de mi vida,
quise agarrar la luna con la mano
y ser amable, en vez de ser villano,
y no darle un descanso a la bebida
del sueño que engolaba casquivano.
Cuantos días me quedan, dos, tres, cuatro,
quizás una semana, acaso un mes,
quizá pueda morirme de un traspiés,
haciendo de payaso en el teatro,
diciendo en la consulta treinta y tres.
Pensé tomar la vida de soslayo
como aquel que allí pasa y no la viera,
con la cara ocultando en su visera,
cayera de improviso agua de mayo.
Pudiéra ser que tú nacieras rico,
pudiéra ser de pobres o veganos,
pusiéra ser de padres mahometanos,
pudiéra ser de listos o borricos,
pudiéra ser de nobles o villanos.
En un banco, sentado, de madera,
de un paseo que llaman Les Palmeres
yo desgrano mis lemas y saberes,
y dudas que atiborran mi mollera.
Reflexión, que hoy os pido reflexión,
esa palabra inmensa, tan profunda,
se aparque en un momento el corazón
otorgando el derecho a la razón
y evitando así que el mundo se hunda.
Yo escribo por escribir que no me tientan los retos
pues con todos mis respetos no sabría qué decir,
que a mí el dar y el recibir
palabras son que en sonetos
sólo si éstos son escuetos
los podría describir.
