SOLO BUSCO LA PAZ [Mi poema]
Sydia Candanedo de Zúñiga [Poeta sugerido]
Sydia Candanedo de Zúñiga [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
No quiero oír nada, no quiero ver nada, Soñar no me interesa. Sólo busco la paz, Todo lo que sucede cada día Todo es una porquería. Con poco me contento. Yo solo necesito |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Sydia Candanedo de Zúñiga
Amor Materno
Cuando se tiene un hijo, no sé cómo decirlo,
se abren las compuertas del amor hecho sangre;
todo se contamina de una dulce ternura
y el horizonte claro se siente en las entrañas.
¿Por qué será que entonces todo se ve distinto:
la hormiga que murmura en su débil corola,
la blanca flor de armiño que estremece la aurora
y la pupila abierta que arrulla nuestro espíritu?
Tener un hijo cambia la vida de las vidas,
es como renacer y sentirse de nuevo
como un capullo blanco, inocente y eterno,
tal como niño sano corriendo en la llanura.
Y en esa idea fecunda de mareas y de ensueños,
en el alumbramiento de años y de días,
va la madre en silencio cubriendo los altares
de los nuevos retoños abiertos a la vida.
Segundo Premio del Concurso Nacional de Poesías a la Madre
Auspiciado por el Club de Leones de Panamá
Diciembre 8, de 1969
Verdes serán las ramas de este cielo
Tronco de árbol, dulce cuerpo,
estás calando mis venas
como la lluvia en el techo.
Trozo de carne caliente
como la tierra asoleada,
muestra el humo,
tu esencia,
en las tardes de relámpago.
Te palpo con toda el alma,
mirándote por los valles,
al igual que hace la lluvia
en esa noche invernada.
Fuerzas extrañas me inundan
al sentirte tibiamente,
y canto porque te siento
en tus luces y en la savia;
porque me siento en tu vida
como oración sin palabras.
Del libro Una Rosada Estrella en la Vendimia, 1969
Romance del Alba
Mi libro es un mar de luces
como los ojos del suelo
y en el agua de sus olas
se retrata el pensamiento.
Las hojas y las pestañas
del girasol marinero,
despiertan entre las páginas
numerosos los recuerdos.
Hay olas grandes y chicas
en cada gota de aliento,
cuchillos en las espumas,
gajos, en gajos muy tiernos,
pero además en mi libro
el polen sigue cubriendo
la calva de muchas piedras
a lo largo del sendero.
Así en mi redondo canto
cabalga en mis ojos lleno,
un sollozo de esperanza
orillando los anhelos.
Del libro El Girasol Caminante. 1975
Solo miro tu rostro
Me ofreciste la sangre que no estaba conmigo,
me brindaste lo claro del ensueño sin luna,
y estremeciste el aire en busca de la imagen
y una marina estrella llevaste a mi celda.
Grandezas y ternuras conquistaban la ofrenda
de triste mariposa a fruto bendecido;
hoy por doquiera vives con esperanza inerme
en alas y en horarios y en el aire sencillo.
Eres como el espejo de amorosos halagos
y saturas mis pasos de luces y de almíbares
cuando las ansias mueren
y el brazo se derrite.
Sólo así te concibo,
hijo de mi memoria,
en el lecho sin nombre de las edades viejas.
Abierta es la semilla en tu mirada
El agua clara brota confundida,
en manantial de cantos amorosos,
cuando en las redes del oleaje hermoso,
en misterios de amor surge la vida.
Es mi lucha ferviente, dolorida,
y es mi pecho fecundo, silencioso,
y en las ondas de viento rumoroso,
nace clara la voz amanecida.
Así febril, mi espíritu inocente,
cual cerrado botón en la mañana,
se convierte en clavel magnificente,
y en retazos de alma soberana,
torna rojo su verbo reluciente,
en amagos de luz por la ventana.