1.NIEBLA [Poema del Editor]
2.María Adela Agudo [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

Mis ojos se cierran, las luces se apagan.
Desde los cristales de mis dos ventanas
la lluvia se asoma mostrando sus canas,
preñadas de hielo lágrimas resbalan.

Exudan susurros en la masa gris de mi campanario,
por una rendija rezumanlos ayes de mi sacristía,
soñando las letras todas una a una de un abecedario,
de llantos cansinos, aires apagados, por fin muere el día.

Tiritan los chopos de mi inquieta mente,
sus aguas tranquilas reposan dormidas,
todo está callado, el silencio está inerte
como en la acuarela la bruma suspira.

Camino sin rumbo casi dormitando entre las tinieblas.
Pertinaz mi fuente canta, gota a gota, una melodía,
un manto se extiende sombrío que va arrebujando la niebla,
por entre silencios la luz se apagaba, la luz se escurría.

Desde mi acetato diviso fantasmas
albinos, en calma, cenizas al viento,
en su cementerio pululan las almas,
lagunas desiertas de mi pensamiento.
©donaciano bueno

No es más ciego el que no ve a través de los ojos. Existe otro tipo de ceguera metal mucho más habitual y más grave.

MI POETA SUGERIDO:  María Adela Agudo

AMOR

Creo que tienes celestial el vaso
Amor. Que vives dulcemente
en los luceros blancos del naciente
y en los otros azules del ocaso.

Jazmines de claror prende en el raso
de su ilusión, la noche refulgente
por cada rosa que en la tierra siente
unir al vaso del amor su vaso.

Aquí, cuna de rimas, la palabra
como a un niño pulido, dulce y terso
mece la flor de música que labra.

Y las estrellas caen en el verso
hasta que el sol con sus fulgores abra
la corola total del universo.

BIENVENIDA

La vez que llegues a mi tierra, hermano,
no atiendas no al aroma que sencillo
envíe a tu alma rústico un tornillo
o las maderas del vagón cercano.

No mires no, tampoco, al cielo aldeano
con leves lunas y pausado grillo.
Atiende al canto, atiende al estribillo
que con amor te brinde algún paisano.

Porque sólo en el campo te reciben
con esa loa de silencio y vida
sin conocerte, sin pensar quién eres,

sabiendo que en tus voces se aperciben
ocultos ritmos, vibración florida,
que nos dirán lo mucho que nos quieres.

EN LA DANZA

Estoy danzando alrededor del día
en un césped de júbilo sonante,
mujer sin cuerpo, mito alucinante
que visita la tierra de armonía.

Y no soy tuya, soy la fantasía
del tobillo más leve y más flotante
que vuela al aire lúcido y brillante
con la imagen fatal de la alegría.

Bailo inmóvil y siento presurosa
que bajan por mi brazo los maizales
de la lluvia infinita y vaporosa,

que corren las canciones a raudales
besando la llanura cadenciosa
que por mí, gira llena de zorzales.

LAS CIGARRAS

Se adueñan del verano
Cual miríadas de pequeños meteoros
Que cavaran el aire.
Y no oís
ni las suaves epifitas respondiendo al insecto
ni las lianas techando el mediodía.
No quieren la salud
de sus buenos cantores,
les barrenan las células suaves.
Cigarrales del bosque,
Micas arrobadoras, perversos milagros.
Rapsodas de la tierra:
por cada vocinglera una hoja muriendo
un silencio en el pasto.
Si al menos cortase mi ventana
vuestro continuo rezo.
Mas ni chales espesos ni vidriados azules
han de cubrir los élitros.
Amanecer de otoño:
volved a los rapsodas
el descanso perenne.

POEMA

Tiene esta plaza distante, misteriosa
mi noche como nunca
llorada bajo el siglo

Bajo la soledad hermana de la tierra
bajo el amor de las acacias
y la angustia del mirto.

He llorado esta noche sobre el mar.

Por esto
que es todo lo que llevo y no está,
por lo que cada vez y siempre
me ahuecaba en este banco desierto.

bajo la comba augusta
se inclina mi cabeza,
entre el vitral humeante de la niebla.

Su ola tenue ahoga las luces despiertas
las palmeras se esfuman
en abanico de ceniza eterna.

Espíritu de agua.
Piel húmeda y lenta.
Catedral de sendosos pilares
sobre mi sangre ciega.

MI POETA INVITADA: Melina Alexia Varnavoglou

Rodillazo al perineo

Se retuerce boca abajo en la cama
como yo solía hacerlo de chica
una mano haciendo palanca con la otra
hasta apretar un punto desconocido.
Luego de que me arroparan
fingiendo varias horas estar dormida
escuchaba los pasos, la puerta cerrarse
y debajo de la cama, escondida
la boca silenciada contra la alfombra
los resortes de la cama sobre el cráneo
para que no me descubrieran
en medio de la porquería.
El parte del ginecólogo infantil decía
que además de prohibírmelo, debían
mandarme a hacer algún deporte
pero qué sabe usted, doctor
de las cosas que una niña
puede hacer con la energía.

Compañía

A Irene Gruss

Fumo en la ventana
empujando el humo contra las rejas
el viento con el mismo tedio lo devuelve

Esta escena se ha repetido
las últimas noches de verano
cada vez más solitaria

Yo, el humo, el viento, la reja
Sin mí, sólo el viento y la reja
Luego nada

Claro que sería lindo
otro par de dedos transpirados
por los que el cigarrillo se resbale,
una risa amiga a lo lejos

Pero es de noche
Estoy sola
No viene nadie.

Crianza

como una madre
alimenta a sus pichones
corto con los dientes
la pastilla de alplax
en cuartitos
y los escupo
en cada casillero de la semana

abren sus boquitas
clic clic
lunes martes
clic clic clic
miércoles jueves viernes

las del finde
las pongo
en otro pastillero
más de salir
y las de la semana
refunfuñan celosas
paciente les explico:
mamá también tiene cosas que hacer.
Herder Editorial

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Melina Alexia Varnavoglou (Buenos Aires, 1992)

    Poeta, librera y ensayista. Estudió Filosofía en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), investigando temas de Estética y Filosofía del arte. Colabora como periodista en FILOSOFÍA&CO y en diferentes medios latinoamericanos. Es autora del poemario Por mano propia (2019), la plaquette de poesía y fotografía Los mundos posibles y también grabó el EP Restos Planetarios. Participa en libros como Historia feminista de la literatura - Tomo IV (1990-2020) y Poetas argentinas (1981-2000). Ha sido coordinadora del ciclo «Poesía Ya! Frontera. Poesía migrante y activismo antirracista» (2023), del taller de poesía «Torcer la anécdota» y del taller de ensayo «Enfermas por pensar». Fuente

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  • María Adela Agudo fue una docente, escritora y poetisa santigueña. Nació en la ciudad de La Banda el 13 de febrero de 1912 y falleció en Tucumán el 27 de enero de 1952.

    En 1953, a un año de su muerte, sus amigos le dedicaron una edición especial, denominada “Agón”, que contiene 32 poemas suyos ilustrados por plásticos de renombre.
    Fué cultora de la poesía vanguardista santiagueña, como en “Canto al Hombre del Bosque” (1940) en donde supera a la poesía tradicional, continuando con “A un joven” y “Canto a Sigfrido”.
    En Cuadernos de Cultura de Santiago del Estero se recogen poemas inéditos, gracias a la tarea de recopilación de Ricardo Dino Taralli.

    La obra de esta autora tiene trascendencia nacional y americana, según lo han testimoniado críticos y poetas al analizar su obra.

    Ver entradas Bueno Diez

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