«Del espíritu o relacionado con la parte inmaterial del ser humano a la que se atribuyen los sentimientos, la inteligencia y las inquietudes religiosas; se utiliza en contraposición a lo material».
Marchando a la rebusca del destino
de noche, cuando el cielo andaba oscuro,
topando fui en la frente contra un muro.
Dudé si era el camino equivocado
o el mismo y tantas veces deseado.
Ocurre cuando ya harto estás de vino.
Niña, esta noche se nos muere un año
¿di, cuantos van? pues yo perdí la cuenta
desde el día, era allá por los setenta,
que agua a beber fuimos del mismo caño.
Del secano a la mar existe un trecho
y entre el uno y la otra una quimera,
la impresión de un planeta muy mal hecho
así lo hiciera dios o quien lo hiciera.
Vosotras, aguas gélidas, heladas,
que en mi razón llenáis el subconsciente,
corrientes que nadáis contracorriente,
ciegas, de discernir tan complicadas.
Como el viento va besando tu mejilla,
se pierde y en un tris tras desaparece;
como el sauce que en la orilla va y se mece
y mañana ya cayó en la misma orilla.
Disfrazado de turista
se iba sumando a la lista
de aquel que no entiende nada;
él se miraba al espejo
sin verse joven ni viejo,
mas distinto a la manada.
Todos los días paso a la misma hora,
los mismos recorridos, seguimientos,
los mismos niños, misma directora
jugando con los mismos reglamentos.
Algunos se lo perdieron ¡qué pena me da, qué pena!
esa música tan plena, los que entonces no vivieron
el repicar de campanas, ¡el badajo en su melena
que bonito, cómo suenan, vigorosas o badanas!
La aguja en un pajar, si la has perdido,
no busques que imposible es encontrar,
por mucho que decidas rebuscar
o debas lamentar por qué habrá sido
coser ya no podrás ni remendar.
Fue un momento, una ilusión,
un suspiro verde y grana
que ensombreció a una mañana
fruto de alguna traición.
Y el balcón, aquel balcón
y aquella brisa malsana
conjuraron la función....
Yo escribo aquí, y algunos me echáis flores,
lo que induce a pensar, soy un florero.
Agradecido estoy por los honores,
de su incienso me encuentro prisionero.
Vivo cerca del mar. En una casa
nada espectacular, algo corriente.
Un colegio resopla, intermitente,
cuando salen los niños a jugar.
Ser libre, aspiración que queda en eso,
¿acaso el corazón transita libre?
deseo que a la emoción convierte en beso,
no existe sensación de igual calibre..
Quizás ocurra que algún día un verso mío
deje de ser mío para ser de todos,
pueda ser vitoreado cual los toros
en los cosos de las letras con gran brío
o enterrado entre las ciénagas y lodos.
Benditos los caminos polvorientos,
dichosas las encinas y pinares,
las fuerzas que atormentan a los vientos
en altas, las colinas y en pajares.
Es ahora que nada he de esperar,
justo ahora que acaba mi camino,
que no encuentro ni espacio ni lugar,
ya no existe maceta que regar,
que la bota vacía anda de vino
y así quiera no puedo emborrachar.
Algún día, quizás, yo esté en el cielo
observando curioso a los humanos
y pueda comprender a estos gusanos
que bullen sigilosos por el suelo.
Que el hombre nace y crece hasta que un día
comienza a decrecer
y acaba por decir hasta más ver
siguiendo la divina profecía
que indica su destino es fenecer.
