1.YO, MI, ME… [Poema del Editor]
2.Arnaldo Calveyra [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA… de medio pelo

 

YO he sido afortunado, un ganador
que en vida obtuvo premios a raudales,
un vivo aventurero, un soñador,
de activo caminar, trabajador
luchando en buena lid con el amor,
pudiera haber mejor pero no iguales.

MI vida ha trascurrido sobre ruedas,
de la misma he cogido lo mejor,
ni muros me han parado, ni veredas,
que ufano yo he ido haciendo entre roquedas
al sol soñando, el río y alamedas,
lo querido lo guardo en alcanfor.

ME gusta más querer a que me quieran
y más oír gritar: ¡tú si que vales!
Pues que hemos de gozar en primavera,
nuestra estancia ha de hacerse placentera
debido a que evitar no habrá manera:
la siega siempre llega a los trigales.
©donaciano bueno

Siempre el burro por delante para que no se espante me decían de pequeño. Después traté de corregirme. Hasta hoy.

MI POETA SUGERIDO: Arnaldo Calveyra

Costumbres en casa

La primera estrella
traspasa la ventana
y descansa del viaje
en el centro de mesa.
Jarra fresquita
olorosa a primavera,
ropero
de la pieza de al lado,
un traje persiste
en el olor de la muerta,
silla que mira al campo.
Campo.
Colonias de malvones
golpean a las puertas.
Si Virgilio viviera
diría
lo rosadas que parecen esas nubes.
El alma ya pronta
a la muerte por sueño.
Te llevaré la mañana temprano
en un vaso de agua.

De Diario de Eleusis (2006)

Palabra en el tiempo, palabra cielo toldado, a mitad de camino se
desvía, en un sesgo de sílaba se te acerca al oído –te parece que la
oyes-, te llega en redondo el tañido de la campana bajando por lo
mismo de tarde, tarde de ayer tarde, tarde de esta tarde, la rima de
sombra y acacia, nada se mueve, nada se mueve.
……………
Palabra en trance de esperarte, en su compañía nace la palabra cielo
toldado. Una mitad es silencio que destinas al verso, palabra en
espera de la lluvia, se lleva bien con tu esperar que llueva, en un
verso te muestra la grandilocuencia del patio, una mitad es silencio.
………………
Corazón bajo tierra, la palabra escrita se borra, hace como que se
borra. Y al llegar la madrugada ya estará pronta su mitad de
barrilete.

De El hombre del Luxemburgo (1997)

A lo largo, a lo ancho de

espejo de la fuente alivianado por nubes, la mancha de aceite, la
palabra. Cunde, es página –precipicio en blanco y negro-, encierra
el arrojo, encierra la intrepidez de significar, ser agua que corre,
agua de una fuente, pasión imposible de contener, acuñando en su
huida una imagen en los pocos que pasan, música que se destruye ni
bien oída, ocasiona praderas.
Gratitud para con esas

historias que lo ayudan a vivir y, llegado el caso

se deja investir por la

canción
improbable.

De Libro de las mariposas (2001)

Olía triste. Nos llegaba la voz antes que el cuerpo, su voz
cansada por el bajo. Y en la callecita, esa voz se callaba, los
paraísos, para que la hilacha del cuerpo se detuviera atónita, se
quedara mirándonos esperarla, su renguera se llevaba bien con el
mentón.

Era tan triste esa llegada.

Y entonces no era una voz sino un velorio, un velorio con

inacabables migas de pan sobre la falda.

2001-Libro de las mariposas

De Maizal del gregoriano (2005)

Acudimos al espectáculo en derredor de un plato incandescente y de
una danza, y yo, entrerriano recién llegado a la abadía de Solesmes
en busca de retiro y de silencio, me siento en un lugar apartado de la
iglesia a oír el gregoriano que cunde a lo maizal de nave a nave en
procura de los techos entibiados por la luz de las velas, oigo al
monje a mano derecha, de pie junto a la columna, en busca de notas
que se amen.
……………
Noche cuerdas adentro. Con noche afinan. Cuerdas en lo desierto
del patio, con él afinan. En este invierno que dura siglos.

La rata lazarilla

A mi lado, que es el este, hay un hombre que es el este, está
mirando, tiene la cara inclinada, espera de ese lado,
solo espera de ese lado, de todos los modos de espera de ese lado.

En algunos rincones del muelle crecen abandonados los yuyos, los
yuyos que no se dan con nadie, no se apasionan por casi nada.
Aunque tal vez no lo sepa, el hombre de la cara inclinada, de
alguna manera está dedicado a ese pastizal hirsuto.

El ciego de la rata pasa con una cuerda de pescar objetos, el
ciego es el sur.

La rata que lo acompaña se le apersonó una vez y se quedó a
vivir con él para siempre.

Trabajos que cumplir:

fotografía al desconocido que avanza a tientas por el muelle, es
tu pensamiento;

entrar de nuevo en las cabinas de la derecha, las moscas siguen
golpeando enloquecidas contra los vidrios, vivas. Abrir los
ojos de buey clausurados con papel de diario engomado, no mirar
lo que no está, lo que no entró contigo;

ir con la Medida de Aquel patio Que Sabes una ESE Lugar desconocido de Diario del fumigador de guardia

Bio de autores en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Arnaldo Calveyra fue un poeta, novelista y dramaturgo argentino, cuya vida y obra sirvieron como puente entre su natal Entre Ríos y la cultura europea, especialmente la francesa.

    Nació como Arnaldo César Calveyra el 23 de febrero de 1929, en Gobernador Mansilla, provincia de Entre Ríos, en el seno de una familia de modestos recursos. Creció en un ambiente rural, el cual marcó profundamente su sensibilidad poética y se convertiría en un "país" interior recurrente en su literatura. Realizó sus estudios secundarios en Concepción del Uruguay y se licenció en Letras (Filosofía) en la Universidad Nacional de La Plata.

    Su vida dio un giro en 1960, cuando obtuvo una beca de investigación que lo llevó a París. Aunque inicialmente el viaje era temporal, la capital francesa se convirtió en su residencia permanente hasta su muerte. En París, Calveyra se sumergió en un vibrante ambiente intelectual, donde conoció y compartió con figuras prominentes de la literatura latinoamericana exiliada y la vanguardia europea, como Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik y el director de teatro Peter Brook, con quien colaboró en su faceta como dramaturgo.

    Su debut literario se produjo en 1959 con el libro de poemas Cartas para que la alegría, que fue muy elogiado por la crítica. A lo largo de su carrera, exploró diversos géneros, dejando una obra de notable originalidad, de la que destacan títulos de poesía como Iguana, iguana, El hombre del Luxemburgo y Maizal del gregoriano, la novela La cama de Aurelia, y el ensayo Si la Argentina fuera una novela. Gran parte de su producción fue publicada en Francia por la prestigiosa editorial Actes Sud, y gozó de gran reconocimiento en el país galo, donde fue condecorado en múltiples ocasiones, recibiendo los títulos de Caballero, Oficial y Comendador en la Orden de las Artes y las Letras.

    Calveyra falleció en París el 16 de enero de 2015, dejando un legado que sigue siendo un tesoro de la literatura argentina, caracterizado por una búsqueda constante de la belleza en el lenguaje y una profunda conexión con el mundo de la memoria y el paisaje.

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