1.REGÍMENES DE MISERIA [Poema del Editor]
2.Isaac Felipe Azofeifa [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA …de medio pelo

Otra mañana más y otra jornada,
y otro día vagando a la deriva,
la llama de vivir sin que esté viva
dejándole al esfuerzo en la estacada
pues nada le motiva.

Otro día, otro más, sin aliciente
sin nada que le anime a él a luchar
consciente que no puede mejorar
cual río que le sigue a la corriente
y no puede cambiar.

Por no poder, no puede ni opinar
que allí la voz se encuentra secuestrada
de acuerdo a la instrucción, boca cerrada.
So pena que te puedan condenar
mejor no decir nada.

Carente de esperanza y ambiciones
-no existe libertad y no hay riqueza-,
el pueblo sometido en su pereza,
envidia el prosperar de otras naciones,
con sueños se adereza.

Pues ¿qué es el comunismo, libertad?
y ¿qué es lo que reparte, la miseria?
Pensemos que la vida es cosa seria
brindando a nuestra santa voluntad
y no a mono en la feria.
©donaciano bueno

Meditando sobre la situación de los seres humanos en las dictaduras en general y muy especialmente en Cuba.

MI POETA SUGERIDO: Isaac Felipe Azofeifa

OH, TEMPESTAD DE FORMAS

Oh, tempestad, a dónde, a dónde me conduces, lleno de ti,
girando en el vacío, arrebatado por tu cruel ventura.

Yo quiero descansar, pero me avienta tu pulmón de violencia,
me arrebata tu vértigo, a dónde, a dónde me conduces.

Sobre tu móvil lomo avanzo, retrocedo, giro sobre mí mismo,
todas las cosas que conozco y recuerdo se precipitan en tu vórtice.

Ah, los pequeños animales que ahora están pegados a la tierra,
que tu ímpetu ignoran, tu dominio, tu posesión voraz del hombre.

Esta cima conquisto cada día, esta región de vendavales,
este mundo infinito donde nada subsiste y todo permanece.

Participo de este poder creador de seres, en sí mismo sin límites,
me hundo en la pasión paridora del cosmos, me deseo, me elijo,
desafío, asciendo entre castigos y catástrofes, y en lo alto,
pongo mi libertad, la tuya, la de todos, la del mundo infinito.

Oh, tempestad de formas!
Que la estéril rutina no me encadene a su vil gramática,
a su camino donde las estatuas ya son blancas vacas muertas,
y los paseantes se saludan -qué tal, qué tal-, mientras adulan
el pasado, y escupen juicios hacia el presente sin futuro,
hasta que el día es una alberca de peces muertos y agua inmóvil.

Dame la llama interior, dame la rebelión, dame lo real,
dame la puerta abierta hacia los otros,
dame aceptar activamente,
libremente vivir aún lo que es necesario.
Oh, aventura!

De tus manos espero seguir recibiendo el bien perfecto
de la súbita iluminación del rayo,
de la ilusión que se derrumba como un muro.
Dame vivir heroicamente,
aunque este reto sea tan pequeño que cabe
toda mi libertad en la forma interior de este verso.

Vigilia en pie de muerte, 1962.

YO SOY MI PROPIA PALABRA

Yo soy mi propia palabra.
Yo soy los libros que leo.
Yo soy el pueblo que amo y que está hecho
de miseria y palabras.
Yo soy el mar de palabras y deseos que navego.
¡Oh savia viva, río de sangre, raíz mía!
Yo soy don Quijote soñador, pero también Justo Sánchez, jornalero,
y José Arcadio Buendía, loco de sueños como don Quijote,
pero también Roque Chaves, que me trae
lechugas y naranjas.
Yo soy mi santo civil, García Monge,
pero también Mendoza, mi ladino abogado,
y soy mi Luis de Góngora, lengua de artífice irónico,
pero también José Salvatierra, el albañil.
Y Cortázar, Darío, Asturias, la Mistral, Carmen Lyra,
y Neruda, pero también Antonio Siles, jardinero,
y Unamuno, y Don Ramón del Valle Inclán, pero también
la triste doña Emilce, doméstica, con su vocabulario desusado,
y don Vito el sastre, y Jaime, el vendedor,
y don Jacinto en su tienda,
pero también los sonetos de Julián Marchena,
y los cantos para niños de Carlos Luis,
y la poesía de piedra y lumbre de Mario Picado,
y la cólera cívica de Luis Barahona, que acaban de morir
y ahora hojeo sus libros incorruptibles
en el estanque de otro tiempo.

Yo soy mi propia palabra.
Herramienta de trabajo de Isaac Felipe, obrero
de la lengua castellana, torcidos los renglones,
y atareado de versos, lector sin hora de descanso,
que cada amanecer sale a cazar metáforas semidormidas
como un furtivo ladrón de estrellas poéticas
y compone el poema escuchándose como músico
y a veces también pide silencio universal
como si estuviera ayudándole a Dios
a crear una nueva criatura
con trabajo digno de alegría y justo descanso,
como acabo ahora, cuando amanece, este poema, y digo que
entero, como persona,
el hombre está en su palabra.
El mundo se aclara y forma
si el hombre da su palabra.
Tiene dignidad de hombre
el hombre por su palabra.
La mentira le corrompe
si no enfrenta su palabra.
Dada en falso, le descubre,
sin hombredad, su palabra.
Tuvo el mundo su principio
en una sola palabra.
Y crea la patria humana
el hombre, con su palabra.

Ensayo sobre la palabra (en seis discursos líricos), 1988.

SE OYE VENIR LA LLUVIA

La casa de mi infancia es de barro del suelo a la teja,
y de maderas apenas descuajadas, que en otro
tiempo obedecieron
hachas y azuelas en los cercanos bosques.
El gran filtro de piedra vierte en ella, tan grande,
su agua de fresca sombra.
Yo amo su silencio, que el fiel reloj del comedor vigila.
Me escondo en los muebles inmensos.

Abro la despensa para asustarme un poco
del tragaluz, que hace oscuros los rincones.
Corro aventuras inauditas cuando entro
en el huerto cerrado que me está prohibido.
En la penumbra de la tarde, que va cayendo lenta
sobre el mundo, el grillo del hogar canta de pronto,
y su estribillo triste riega en el aire quieto,
paz y sueño sabrosos.

Cuando venían las lluvias miraba los largos aguaceiros
desde el ancho cajón de las ventanas.
Nunca huele a tierra tanto como esa tarde.
Se oye la lluvia primero en el aire venir como um gigante
que se demora, lento, se detiene y no llega,
y luego, están ahí sus pies sobre las hojas, tamborileando,
rápidos, mojando,
y lavando sus manos deprisa, tan deprisa, los árboles,
el césped, los arroyos,
los alambres, los techos, las canoas.

Pero también su llanto desolado,
su sinrazón de ser triste, su acabarse de pronto,
sin objeto ni adiós,
para siempre en mi infancia, para siempre.

Llueve en mi alma ahora, como entonces.

AL ALBA SIEMPRE

El alba es un camino.
Por el alba se llega a la dulzura.
El aviso general de los gallos abre a la luz las
puertas de la tierra.

El aire reparte una casta voz de campanas.
Un trino de pájaro rompe el cristal del cielo y riega
el silencio fresco de la madrugada.
El árbol duerme vuelto hacia sí mismo.
Tú, mi fiel compañía, dices
palabras irreales para salvar el sueño
que se aleja en el agua sutil de la noche.
Despierta titirando en el vacío
un ángel retardado.
Un fantasma, una sombra, un soplo, nada.
Y amanece.

Vida, mi vida, al alba siempre.

NO ENCUENTRO DONDE REPOSAR

He sido, soy, seré, posiblemente para siempre
lento, ininteligible, oscuro,
como de espessa sombra, a duras penas,
proviniendo,
y aun a veces vago, indeciso,
siempre extraviado,
solo entre cosas extrañas,
y asediado de seres sin nombre todavía y
sin lenguaje,
que, por lo tanto — oídlo, por lo tanto —, nacen
y se alargan huyendo dentro de mí mismo.

Y entonces no encuentro donde reposar,
ni un rincón en mí, ni una parede
donde escribir mi nombre,
y si embargo, yo sigo existiendo, y me
incorporo
y grito
sin oírme, Isaac Felipe, tres veces, corriendo,
por entre el bosque de hostiles nombres que me
rodean
y que me deben, me deberán por siempre, el
haber nacido
tal como definitivamente serán, una vez que haya
amanhecido
la lenta luz que siempre llega, a duras penas.

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Isaac Felipe Azofeifa nació en Santo Domingo de Heredia e 1912. Desde muy joven destacado poeta, su entrega tenaz a una interior vox clamantis ha venido enriqueciendo la literatura nacional con excelentes libros de poesía. Graduado de la Universidad de Chile, Jefe de la Cátedra de Castellano en la Universidad de Costa Rica, Premio Aquileo Echeverría, combativo en ideas y generoso en acciones, Azofeifa constituye un ejemplo categórico y brillante de "poeta por todos los costados".

    De 'Vigilia en Pie de Muerte' declararon Carlos Pellicer, Alfredo Cardona Peña y Trigueros de León, al otorgarle el primer premio del Certamen Nacional de Cultura de El Salvador, en octubre de 19612, que "merece el galardón por su hondura poética y excelente idioma", y la revista venezolana LAM Número 3: "... Isaac Felipe Azofeifa, puesto en hombre y pensando en el hombre, frente a problemas que conforman históricamente a este, en 'Vigilia en pie de muerte' entre de lleno en las grandes constantes humanas", concepto que entresacamos de un comentario crítico altamente elogioso con que LAM encabeza la reproducción de algunos poemas del libro. Fuente

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