QUE YO QUIERO SER YO

No quiero y no comprendo que la gente
haciendo dejación de su albedrío
sumisas cual las aguas van al río,
se preste a que les lleve la corriente.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

DOS AUSENTES

Amanece temprano. La resaca
de una noche de farra aún se aprecia.
La llovizna ha mojado allí tan flaca
la calle que al bullicio menosprecia.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

DE NOCHE ME DESPIERTO

De noche me despierto dos, tres veces,
de día no me canso de dormir,
de pronto cuando pienso en escribir
-la vida siempre da lo que mereces-,
me duermo pues no puedo resistir.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

BRINDIS POR MADRID Y BARCELONA

Desconozco lo que sabe la Carmena
que ha llegado a la alcaldía por chiripa,
asemeja a una reinona en su colmena
con obreras que son guais, y algún guripa.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

HOMENAJE AL HOMBRE BUENO

Yo aquí hago un homenaje a aquellos hombres
que son piedra y son fuente y son retablo,
gentes que, yo sé muy bien de lo que hablo,
el bien vienen a hacer, no pongo nombres.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

A ESE MOLINO VIEJO

A ese molino hundido que hoy no muele,
sin agua y con su piedra ya dormida,
que aún suspira al pensar en la partida
de su alma y de su espíritu, y le duele.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

CUANDO PASEN LOS AÑOS

Cuando pasen los años, casi todos
habrán un libro escrito
contando sus historias, sus andanzas,
sus retos, sus vivencias y sus chanzas.
Y habrán más escritores que beodos.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

RESENTIMIENTO

Hace un viento que pela. La maleza
sembrando al alma va resentimiento
cual aullido que aupado va en el viento
y espolea al jamelgo con fiereza.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

EL MÉDICO ME DICE QUE SOY VIEJO

El médico me dice que soy viejo,
mejor será ignorar lo que me pasa,
que a mi lo de operarme suena a guasa,
no estoy para esos trotes, su consejo.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...


MÁS MALO QUE LA SARNA 

Más malo que la sarna, se decía,
de un niño que, travieso, era muy malo,
de un cojo, que su pata era de palo,
de un sordo, que era tonto y lo sabía.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

EL SEÑOR QUE HIZO LA VIDA

Hoy he visto al señor que hizo la vida
escondido debajo de un sombrero,
que lo he visto al cruzarse en mi sendero
me ha indicado no sigas, no hay salida,
y ha logrado aumentar mi desespero.

Sigue..y descubre al poeta sugerido...

¿QUÉ ES EL PARLAMiENTO?

Quisiera hoy preguntarte si conoces
lo que es el Parlamento.
Si acaso no lo sabes te lo cuento,
un sitio en que se escuchan muchas voces
y hay gentes que protestan dando coces
mas nunca escucharás ningún lo siento.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

MUCHACHA LINDA DE LOS OJOS TRISTES

Eres bella cual son las margaritas
cuando mustias se inclinan a mi paso,
yo les digo al azar cosas bonitas
ni miran, ni sonríen, ni hacen caso.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

ALEPO, UNA FLOR

Alepo. Cuando termine la guerra,
cuando acabe esta guerra, ¡qué osadía!,
se acabará ya al fin tu vida perra,
te cogeré en mis brazos y te haré mía
si es que brazos me quedan todavía
pues no hubieran quedado bajo tierra.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

QUIERO ESCRIBIR SENCILLO

Quiero escribir sencillo, que se entienda,
con palabras en grandes caracteres,
y hablar de dios, del hombre, las mujeres,
del soldado que inicia una contienda,
de las penas, del miedo y los quereres.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

UNA MAÑANA DE NOVIEMBRE

Era una mañana de noviembre silenciosa y fría,
al sol del oriente abrí mi ventana,
el viento traía
perfume de rosa temprana,
-salvia, espliego, mejorana-
en soplos de melancolía.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

LA PALABRA JUSTA

Yo amo a mi tierra igual que el bien nacido
le mima a su camino al que agradece,
a esa planta estimula cuando crece,
ase al pecho del ser que le ha parido
y ensalza cuando mece.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

SI DIOS YO HUBIERA SIDO

Si Dios yo hubiera sido habría hecho
un mundo en que los niños no crecieran
blindando la inocencia por derecho,
y a aquellos que aceptarlo no quisieran
por culpa de un agravio o de un despecho
sin ver de ser adultos se murieran.

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

UN VERSO INAPETENTE

Quiero escribir un verso inapetente
que no le guste hablar
del cielo, de la luna ni del mar,
del resto de la gente;
que sea inconsistente
y no incluya el amor en sus palabras,
la duda, la riqueza y la pobreza,...

Sigue...y descubre al poeta sugerido...

Mi poema: UN TONTO DE CAPIROTE
Mi poeta aquí sugerido: José Julio Cabanillas

Estás en Inicio » UN TONTO DE CAPIROTE
MI POEMA… de medio pelo
 

A ese tipo, pringao, de medio pelo
que se cree un gallito de pelea,
que mirando va abajo cuando mea,
orgulloso que está de ese consuelo,
esperando feliz que alguien le vea.

A ese falso chaval desvergonzado
que empujando va siempre a donde acude
deseando que alguno le desnude,
de reojo mirando a cada lado
y alguien haya se acerque y le salude.

A ese tipo tan fatuo y presumido
– el que siempre alardea de canalla,
si de mente hay que hablar no da la talla-,
perdonando va vidas, que fingido
no sabe a dónde va, donde se halla.

Como un verso naciera ya podrido
él, que nunca valió para estrambote,
-si es que hay riesgo se irá dándose el bote-
no sirviera de roto a un descosido,
un tonto es de alquiler, de capirote.
©donaciano bueno.

Pringao: Apelativo cariñoso que recibe toda aquella persona de poca relevancia para su estudio en interés de la ciencia. Tonto del capirote significa simplemente «tonto». Antes se utilizaba en las escuelas un sombrero o capirote con orejas de burro para castigar a los que no sabían la lección.

MI POETA SUGERIDO: José Julio Cabanillas

José Julio Cabanillas

Ulises

Nada debo.
Tras de mi puerta una mujer, dos hijos,
cada vez más recuerdos.
Con fría claridad me devuelve el espejo
un rostro que ya empieza a no ser joven.
Al menos he labrado con trabajo constante
mi fortuna y mi nombre: nada, nadie.

Edad de Oro

En los siglos felices que dioses y gigantes
hablaban con los hombres en un bosque cercano,
se incendiaba el otoño en granadas abiertas
y era luz el invierno sembrada por la aurora…
Si allá pudiera huir sin llevarme conmigo.

Plaza Bib Rambla

Muros manchados. Frío.
Yo sé que aquí acamparon escuadrones de lluvia.
Una a una recuerdo las tardes que de niño
me senté en estos bancos.
Con un jirón de nubes se cubría
la desnuda caricia de este cielo.
A menudo pensaba en una perla gris
ajada en un estuche de terciopelo roto.
Quisieron, una tarde,
crucificar la luz en esta plaza.

ÁRBOL

CUANDO yo era un arbusto, el aire
me soplaba al oído canciones de muy lejos.
Me rozaba la frente.
Yo estaba allí, en el bosque, entre padres y abuelos
de alturas formidables, con sus ramas nudosas
acariciando el sol, bebiéndolo a hojas llenas.
Una nube pasaba.
Un pájaro ponía el corazón en la garganta.
Pasaban niñas, y reían.
Pasaban mariposas y eran oro.
De pronto fui un árbol. Qué verde gravedad
de savia entre las hojas que, en el aire, temblaban o reían
con los ojos de un hombre enamorado.
No muy lejos oí pasos de hierro, gritos,
voces de pedernal en el filo de un labio.
Y se alzó el brillo agrio de un hacha en mano fuerte.
La savia, acostumbrada a vivir en mi adentro,
vio el sol y desmayó. Yo desmayé, caído.
Me arrancaron del suelo, me talaron las ramas,
menos dos, las más grandes. Me quemaron la copa
de hojas transparentes, hijas del arco iris.
Me arrastraron a voces hasta un monte pelado.
Había gente. Olía a sangre, y un perrillo
pasaba entre las túnicas severas
de unos hombres hirsutos con ojos imposibles.
Luego, en lo poco que de mí quedaba,
clavaron -yerro y sangre-
lo poco que quedaba de aquel hombre.
de “Poemas descalzos”, Libros Canto y Cuento, 2016

DOS ESPEJOS

A la impaciente sed de los espejos
(Pues congelan la luz y no pueden beberla)
Me asomé, temeroso.
Al abrir el armario de mis padres
Dejaba en cada puerta
Abiertos los espejos frente a frente.
Si entre los dos ponías una silla,
De pronto había mil sillas cada vez más pequeñas
Y al fin en lo más hondo dejaban ya de verse.
Un día me atreví y me metí yo mismo
Entre los dos espejos.
Y anduve, anduve, anduve
Cada vez más pequeño y más, más hondo.
Y vi cosas menudas, vi la luz congelada
Y vi el rostro picado de la luna muy triste.
Cuando yo vuelva al cuarto
Qué encontraré en mi casa.
¿Pero existió esa casa? ¿Yo he vivido?
¿Papá, cuándo volvemos?
En la impaciente sed de los espejos
Pregunto, temeroso.

LA ESPADA

La espada estuvo sobre la cabecera de mi cama.
Tenía yo cuatro años y dormía bajo ella.
Vivíamos en un piso grande, destartalado, frío.
Un piso triste que ahora recuerdo como entre sueños,
En blanco y negro: blanco de nieve,
Negro de abismo. Un piso donde cada puerta,
El pasillo, los cuartos, las ventanas
Eran de un invierno hostil, crudo, casi perfecto
Que dejaba en los suelos grandes ramos de escarcha.
En el piso, además, había también demonios.
Mejor dicho: eran tres. Y los tres despertaban
A las tres de la noche. Yo también despertaba y los veía
Entre resplandores de mariposas de aceite
Que mi madre había puesto en un arcón
Al fondo del pasillo.
El piso aquel tenía tres demonios,
Una noche muy larga, un pasillo muy frío
Y una espada en mi cuarto,
Sobre la cabecera de mi cama.
Mi padre la había puesto en la pared, envainada, recta,
Con un mango, un guardamanos, de medio círculo.
Era media verdad que guardaba mi cama
Y mi sueño y a mí.
La verdad que brillaba de noche, como de plata limpia,
Y me aplacaba el miedo
Y me daba valor contra aquellos tres cuerpos de la sombra.
Esa espada mi padre la guardaba
De cuando fue a la guerra y volvió vivo.
Ahora estaba envainada, polvorienta, herrumbrosa,
Sin más valor que alzarse en mitad de la noche
En el largo duermevela de un niño
Que debí de ser yo
Y que sabe muy bien que hay sombras
Al fondo de la noche, brillantes de oro escuálido,
Cuando él se despierta a las tres de la noche:
La hora del diablo.
Como un dedo de plata, esa espada señala al este, a la ventana,
Al camino del sol que ya se atreve
A empuñarla de nuevo y quebrantar tres sombras.
Pero esta noche, padre, te han cerrado los ojos casi de madrugada,
Pasada ya la hora del diablo,
Delante de la puerta de un jardín con árboles de oro.
Sobre la tierra verde una espada, en los sueños.
Una espada en la guerra.
Una espada en la muerte.
Una espada en la luna.
¿Quién guardará tu vida?
¿Quién velará mi angustia?
Es tu espada quien llora. No soy yo.

Si te gusta #José_Julio_Cabanillas... Clic para tuitear

Si te gusta mi poema o los del poeta sugerido, compártelo. Gracias