UN VERSO INAPETENTE [Mi poema] Alejandro Albarrán Polanco [Mi poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Quiero escribir un verso inapetente |
JOSÉ ÁNGEL BUESA
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
BLAS DE OTERO
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
RAFAEL ALBERTI
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...
ANTONIO MACHADO
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero...
FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO
Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Lee y disfruta de sus poemas...
GABRIEL CELAYA
A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.
MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS
Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.
LUIS DE GÓNGORA
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.
TIRSO DE MOLINA
Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
MARQUÉS DE SANTILLANA
Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;
NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN
Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;
LUIS ROSALES
Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?
ROSALÍA DE CASTRO
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.
JOSÉ ZORRILLA
¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!
JUANA DE IBARBOUROU
A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.
VICENTE ALEIXANDRE
¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?
JAIME GIL DE BIEDMA
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
LEÓN FELIPE
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...
JULIA DE BURGOS
Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.
CONCEPCIÓN ARENAL
Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....
JAIME SABINES
A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
Lee y disfruta de sus poemas...
MARIO BENEDETTI
No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
NICOLÁS GUILLÉN
¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....
OCTAVIO PAZ
El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
MANUEL ALCÁNTARA
El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
JOSÉ BERGAMIN
AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.
MANUEL GUTIERREZ NÁJERA
Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?
DÁMASO ALONSO
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
GABRIEL Y GALÁN
Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,
LOPE DE VEGA
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
AMADO NERVO
¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...
GLORIA FUENTES
El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.
JORGE LUIS BORGES
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN
¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?
LUIS CERNUDA
Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.
FRAY LUIS DE LEÓN
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
RUBÉN DARÍO
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor...
Lee y disfruta de sus poemas...
ALFONSINA STORNI
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.
SANTA TERESA DE ÁVILA
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
SAN JUAN DE LA CRUZ
En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
MANUEL MACHADO
Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...
PEDRO SALINAS
A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.
JORGE MANRIQUE
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
RAMÓN DE CAMPOAMOR
En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira.
SALVADOR DÍAZ MIRÓN
En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
FRANCISCO ALDANA
Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.
GUTIERRE DE CETINA
Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...
LUIS DE GÓNGORA
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
UN VERSO INAPETENTE [Mi poema] Alejandro Albarrán Polanco [Mi poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Quiero escribir un verso inapetente |
(Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española 2018)
Una muestra de sus poemas
Los pulmones se hinchan,
choz en la cama,
no de la Má
en la frente.
Quiero que la fiebre baje,
que baje la fiebre en la ca
Má,
no en la frente, Má,
la fiebre asciende. Lirios
en el techo, ros de sudor.
Mido, mido el tiempo.
Chorros en la frente. ¿Tener fe?
Lino que raspa y llaga,
¿Ne? Nene, negro felino,
escondido. Loor debajo de la cama.
No,
que en la frente mide el tiempo.
Mido dormido el tiempo debajo de la cama.
Nos en la frente, sudor, mido. Mido el tiempo
de:
dos, en la frente;
cuatro, les digo, yo les digo que,
cinco o se hizo lo que se tenía que hacer;
cenar un brazo, una pierna. Da lo mismo el mar debajo de la ca
Má,
sólo pido que baje el brebaje de mi frente. Mido,
mido el tiempo
bajo la manta. Rayas en las cosas, casos,
cascos, idos en la colcha. Cal en la lengua.
Bajo la colcha: conchas, coro, corola.
Me con tu lengua tea, tu lengua atea
lengüetea el decoro, la concha de la virgen
y tal. Adra la concha del oído, chacal en la lengua.
De lo ido, la fiebre persistentenerte
en pie.
¡Za!, que no se han ido
el dolor y el felino.
Que no se han ido de debajo de la ca
Má,
pon tu mano sobre mi frente.
El hombre es el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más
punzante
El hombre es el lobo
el lenguaje
el punzón y la herida:
la herida.
No matarás
hasta que mates
es
una tautología, no un verso.
El hombre es
el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante.
No corro. No grito. No empujo:
no grito.
El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante
manoseado
de sentido.
-Esto no se toca.
Hasta que se toca
de sentido
(inverso)
se trastoca
de sentido
(inverso)
como tu boca y mi boca.
-Esto no se toca
como tu boca.
El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero
que traspasó la cerca,
que se escapó del rebaño.
El hombre es el lobo
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero, abre su vientre
como una naranja y reserva una parte de su piel como una joya.
El hombre es el lobo del hombre
pero también es el cordero.
El lenguaje
las cercas
que lo encierran.
Ay, pero el cordero, el corderito
se escapó del rebaño,
se ha perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.
Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca y detrás
otra.
Ay, pero el hombre,
el pobrecito hombre
disfrazado
no quiere ser cordero,
ni lobo, ni hombre.
A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser un cordero.
A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser hombre.
No sé, tal vez
algo más exclusivo, refinado, verdadero
dice el hombre
disfrazado
de lobo disfrazado.
Algo más exclusivo, refinado, verdadero.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de hombre disfrazado de hombre disfrazado.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de lobo disfrazado de cordero.
Ay, pero el hombre no quiere
ay, pero el hombre no acepta que
el hombre es
el invento del hombre es
el invento
del hombre.
Ay, pero el pobrecito hombre
está pasando hambre,
ay, pero el hombre no quiere
ser
ni cordero, ni lobo, ni hombre,
pobrecito
anda perdido en el monte.
Ay, pero el hombre,
que es el cordero del hombre,
anda perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.
Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca
y detrás otra
y luego otra
y en el fondo
hay un lobo.
Una pera verde, no tan verde, más bien
pálida. Un verde antes del verde.
Una pera que se precipita y cae
y aún no madura. Una fruta insegura.
Una fruta que aún no aprende y se desprende de la rama. Una flama
que aún no enciende y se pretende flama o
gota de rocío con un chubasco acumulado en su barriga. Una viga que se vence
antes de tiempo. Una pera que no aguarda
al verdadero verde. El verde ver lo verdadero.
La verdad que está en la espera de esperar lo verdadero, como si fuera todo.
¿Una pera que se lanza o
el lado que se vence en la balanza
por el peso?
Sólo eso.
Una pera que no es pera:
una lanza.
Esto a lo que tu llamas mi desequilibrio
no es un lirio
sino una pera verde antes del verde.
Una pera
que se lanza. La desesperanza. La des-
esperación.
Una oración que no madura. La verdura
que no alcanza a saciar al verdadero ver
de la vereda o la verdad. Algo fallido:
un estallido
al caer de la pera
que no se aguantó las ganas.
El sonido de ir cayendo entre las ramas
sin saber caer.
Esto a lo que tú llamas mi inmadurez no lo es
es una pera que no es pera y que se lanza. Esto
a lo que tú llamas mi inmadurez
es una pera que no es pera
es un caballo de ajedrez,
es un caballo albino que aún no sabe deletrear con eles el camino.
Mi inmadurez es el camino
de abajo
es el atajo
que dobla de tajo
en una esquina. No es una espina
pero punza. Como una lanza
que no espera.
Como una pera que no es pera
y cae.
Que no tu cabeza blanca, Lucía. Que no tu cabeza blanca,
tu cabeza poblada de niños albinos,
tu cabeza.
Pelona sí,
pelona sí te quiero, pelona, calavera, calaverita de azúcar, calavera sí, pelona.
Cuantos menos rasgos familiares más te quiero.
Mientras más calva, más pelona, confundiéndote con las otras
calaveras. Perdida ya toda la edad, todo el sexo.
Que no tu cabeza blanca, Lucía, que no quiero,
que no voy, cabeza de neblina: gasa gaseosa glaseada.
Que no, tu cabeza blanca, tu cabeza bailando,
sí, tu cabeza yendo al parque con tus hijos, tu cabeza rota,
tu cabeza llena de orquídeas transparentes, tu cabeza Belcebú,
tu cabeza de alce altivo, tu cabeza de cautiverio,
tu cabeza
tu cabeza muerta
sobre un cajón de estaño.
(Homenaje a Peter Handke)
—Primero triturar
todos
los huesos
hasta compactarlos.
—¿Y después?
—Después (después de amarlos)
quemarlos bien
hasta volver todo cenizas (después de las risas).
—¿Y después?
—Purificar las cenizas hasta extraer de ahí todo el carbono (cambiarlas de tono),
—¿Y después?
—Después volverlas grafito. (Repito:
volverlas grafito).
—¿Y después?
—Transmutar las cenizas en diamante (proceso químico y físico mediante).
—¿Y después?
—Insertar el diamante en un tubo de cartón (de acuerdo a su dimensión).
—¿Y después?
—Hacer un caleidoscopio.
—¿Y después?
—Regalárselo al primer niño que pase.
—¿Y después?
—Esperar hasta que mire por el agujero.
—¿Y después?
—Esperar. (Esperar primero).
—¿Y después?
—Confiar en que encuentre el valor no en la piedra
sino en la transformación.1
(Dos formas de silogismos —y algunas variaciones— sobre un verso de Rilke)
Cesare (o Cesaron)
1
Nada bello es terrible
Todo ángel es terrible
Algunos ángeles no son bellos
2
Nada terrible es bello
Todo ángel es bello
Algunos ángeles no son terribles
3
Ningún ángel es bello
Todo lo terrible es bello
Algunos terribles no son ángeles
4
Ningún ángel es terrible
Todo lo bello es terrible
Algunas bellezas no son ángeles
1
Ninguna belleza es terrible
Algunas bellezas son ángeles
Algunos ángeles no son terribles
2
Ningún terrible es bello
Algunos terribles son ángeles
Algunos ángeles no son bellos
3
Ningún ángel es bello
Algunos ángeles son terribles
Algunos terribles no son bellos
4
Ningún ángel es terrible
Algunos ángeles son bellos
Algunas bellezas no son terribles.
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Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.
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