«Es definido como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas, la sátira y denuncia social incluidas».
Te escribo hoy esta carta aun a sabiendas
que nadie ha de coger,
pidiendo que me dejes de joder,
-consciente que el joder no admite enmiendas-
y caso no has de hacer.
Me pides tu opinión y aquí te dejo
sincera, la respuesta de un amigo,
que todo lo que escribes suena a viejo,
no salva tan siquiera ni el pellejo,
espero no me entiendas te fustigo.
Lo siento si yo pierdo algún amigo
de quien dicen que van por la otra acera,
que sepan que el ser gay no va conmigo
mas yo a las discrepancias no castigo,
que un pito me interesa su pernera.
El alma, ¿qué es el alma, quién tiene alma?
el alma, si te he visto no me acuerdo.
Pues dicen que es quien hace que estés cuerdo,
te da tranquilidad, crea la calma.
Conozco a mucha gente que en la vida
se dejan resbalar por la pendiente,
no paran a pensar si es consecuente
seguir a esa muchacha presumida
o hacer cual delincuente.
Todos menos uno saben lo que dicen.
Todos menos uno dicen lo que sienten,
todos menos uno al agua bendicen,
todos menos uno cuentan que no mienten.
Están los jugadores frente a frente
sentados en la arena junto al mar,
las piezas preparadas a jugar
a un juego que es un tanto irreverente
en el que se dirime el bien el mal.
Acabo de saber que te moriste,
ignoro la razón de ese fracaso,
no digas que lo hiciste por si acaso
jugando con nosotros al despiste
llenándote de vino de un buen vaso.
Después de respirar hoy me he parado,
no puedo discernir si no respiro,
igual que el corazón sin el Adiro
se muestra apocopado
o al fin se pega un tiro.
Me gustan las personas que destacan
consiguen en su oficio la excelencia,
humildes, que no muestran prepotencia,
ajenos a quien sea les atacan
no oponen resistencia.
Que el mundo ya la historia no digiere,
mejor es se atraganta,
se escapa un buen relato a su garganta
mostrando solamente lo que quiere,
aquello que a él le encanta.
La vida de los libros es tan corta
que apenas pareciera que fue ayer
la imprenta la inventara Gutenberg,
que el libro la distancia no soporta
echándose a perder.
La historia que hoy escribo es de un fracaso
que empieza cuando empieza la internet,
las web, las punto com, las punto net,
de aquella fantasía el primer paso.
Recuerdo, yo fui un día muy inocente,
-comprendo ya han pasado muchos años-,
pensaba que el amor era indecente,
la leche se sacaba de una fuente,
las riñas se acababan con los años,...
Yo escribo donde escriben los poetas,
mejor los aspirantes,
aquellos, como yo, que haciendo tretas
esperan el aplauso a sus recetas,
sus loas fulgurantes.
Soy sombra que se esconde en el vacío,
que en torno al abandono se cobija,
un poso que reposa en la vasija
de un pobre y lagrimero desvarío
cual triste sabandija.
He parido un bebé ¿y ahora qué hago?
Lo tengo muy limpito, reluciente.
Le lavo con el agua de la fuente,
en trato y miramientos me desago
que él es mi referente.
Lo siento, yo no escribo en Instagram,
escucho con frecuencia que eso es malo.
Si hoy quieres evitarte ese regalo
de ver como tus versos penarán
sintiendo que al olvido quedarán...
