QUÉ ES EL AMOR, ME PREGUNTABA [Mi poema] Ricardo Fernández Esteban [Mi poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Y qué es amor, ayer me preguntaba, Es dar y recibir sin condiciones Amor es repetirte una y mil veces Amor es admitir que los humanos Amar es comportarte cual cristiano |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Ricardo Fernández Esteban
¿HAY BUEN POETA SIN UN BUEN SONETO?
¿Se puede ser poeta sin soneto,
sin haberte obligado a metro y rima,
y de esa forma conseguir que el reto
de los catorce versos te redima?
Mi respuesta es que no, que el versolibre
precisa de una escuela, que las normas
se deben conocer para ser libre
de abandonarlas por distintas formas.
Quien se salta las reglas sin saberlas,
hace un salto al vacío; la ignorancia
es creer que las ostras crean perlas
sin el núcleo que inspira la sustancia.
Al menos un soneto cada año,
te hace versar mejor y no hace daño.
EL NAVEGANTE DE ISLAS
El navegante salta de isla en isla
buscando la imposible perfección.
Por eso, nunca se aposenta y sigue
hilando con su barco singladuras.
¿Quién sabe definir lo que es perfecto?,
¿quién puede asegurar que la siguiente
no tendrá aguas más limpias, o más bosques,
o el óptimo refugio al viento duro?
Así, su travesía es un rosario,
las cuentas son las islas, los misterios
agrupan archipiélagos, los mares
se recitan en cada letanía
y el conjunto es un círculo vicioso
que impide reposar lo descubierto.
Odiseo, sin Ítaca en su mente,
ha de seguir rompiendo mil azules
en la busca de incógnitos perfiles
a los que dirigir, firme, la proa
si los vientos se entienden con las velas.
Pero toda Odisea tendrá fin,
acabará su recorrido el día
en que su nave, harta de fondeos,
decida embarrancar en cualquier costa.
Y, si es un navegante afortunado,
la isla será normal, con sus carencias,
en la que, sin embargo, residir
es fácil y agradable. Allí podrá
soñar con imposibles ideales,
mientras disfruta de la imperfección.
(navegando de isla en isla…)
CUANDO MUERA QUE NO ME REPATRÍEN
Anclado en estas islas, abandono
la búsqueda falaz del paraíso,
tantas veces perdido en esa ruta
del buscar imposibles y no ver
que ya lo has encontrado, que lo habitas.
Por eso, y por si hay más y hay otro mundo:
Cuando muera que no me repatríen,
enterradme desnudo en suelo griego.
Buscad un cementerio entre los pinos,
con amplias vistas al azul del mar,
donde el cuerpo se mezcle con la tierra
y acaso vuele el alma hacia sus musas.
Así, si hay otra vida, cuando llegue
esa resurrección y abra los ojos,
contemplaré mi amado mar Egeo,
mientras —con juvenil vejez— retorna
la psique enriquecida por los mitos
con los que ha convivido en el Parnaso.
(contemplando el Egeo…)
ENVEJECER JUNTO A NIKURIA
Mi primer baño griego es en Nikuria,
porque pasé por Mýkonos de prólogo,
después de muchos años de abstinencia,
y no me apeteció lo que encontré;
me asustaron sus bosques de sombrillas
con tumbonas a juego y los beach-clubs
amurallando el fondo de las calas.
Esto tampoco va de isla perdida,
pero resiste bien y, aunque los peces
ya no desfilan frente a mí, la arena
tiene escasas palmeras de cañizo,
no hay tumbonas de lujo y la cantina
sirve algo de beber y poco más.
Nikuria evoluciona y yo también.
Antes clavaba parasol en playas
alejadas de todo, con el cuerpo
recostado en guijarros; Robinsón
voluntario con Viernes femenino
que quisiera esa guisa en vacaciones.
Ahora acepto gandula y sombra ajena,
si están poco pobladas y no hay música
—salvo si es la del agua con la orilla—
y el Viernes es Domingo de guardar.
Eso sí, les exijo un mar azul
sin almacén de barcas, horizontes
rotos por los perfiles de otras islas
y destellos de luz que formen puentes
que las unan en el atardecer.
Nikuria y yo envejecemos juntos,
nos seguimos queriendo y repetimos.
HABEMUS PRESIDENT
“Habemus President”, “Fumata blanca”
en esa extraña América que Europa
no acaba de entender, se nos atranca
la forma de pensar con que esa tropa
ha estado a punto de elegir a un tipo
arrogante, que miente cual bellaco,
que se salta las normas del equipo,
que acosa a las mujeres, que es opaco
en ingresos, que burla los impuestos,
que desprecia al rival, que es prepotente…;
resumiendo, un compendio de los gestos
que nunca ha de mostrar un Presidente.
Esto da que pensar, pues las razones
no cuentan, si se enfrentan a emociones.
MI MUSA ME PIDE UNA RECETA EN VERSO
¿Versos que sean receta?,
¡“Voto a Dios” que compromiso!,
uno ejerce de poeta,
mas de cocinar, ni un guiso.
Pues me travisto de “barman”,
oficio en que estoy más ducho
con cócteles que desarman
y para muestra un cartucho.
Un buen “Gin Tónic” precisa
primero copa decente
grande y cónica, sin prisa
y con hielo transparente.
Del limón sólo corteza
abundante y apretada,
la ginebra con pureza
en cantidad mesurada,
y la tónica amargante
y de burbuja pequeña.
Por último, está el talante,
que es algo que no se enseña.
Ya está lista la bebida,
ahora queda de mi parte
que con persona querida
disfrute de este, mi arte,
pues la copa es una excusa,
que usaré, cual caballero,
para que esa esquiva musa
me acepte por compañero.