ESTE CUENTO SE HA ACABADO [Mi poema]
Alejandro Roemmers [Poeta sugerido]
Alejandro Roemmers [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo
No quiero molestar. No me molesten.
Así que no me crean, no me importa.
La vida es un lugar, distancia corta.
Disfruto de los hechos me divierten
lo mismo si confunden con retorta.
No miento aquí. Prefiero no me mientan.
Me digan la verdad, no disimulen.
Tampoco me interesa que me adulen
aquellos que a mis versos los comentan
y menos que a los mismos los vapulen.
Mucho he tejido, mucho, no sé cuánto,
se ignora lo que queda aun por tejer,
la espuma que rezuma del ayer
se apresta a recubrir tupido un manto
la senda de otro nuevo amanecer.
Viniste sin saber a qué viniste,
no sigas, no preguntes el por qué,
la vida solo ha sido un paripé
que juega con nosotros al despiste
pues antes de que vino ya se fue.
Ayer, sé que fue ayer, que aun lo recuerdo
lo mismo que me acuerdo del pecado,
el fin del colorín y el colorado,
-no crean que chocheo o que me pierdo-
la historia de este cuento se ha acabado.
©donaciano bueno
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Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Alejandro Roemmers
Epitafio
Que una sencilla estrofa me recuerde
sobre el regazo maternal del suelo
pidiendo una sonrisa por mi duelo
bajo un árbol frondoso, siempre verde.
Aquel que me trató, quizá concuerde,
servir fue mi propósito y mi anhelo,
hacer feliz, mi único desvelo
Creí que quien más ama, nunca pierde
Pues cumpliendo los sueños del hermano
encontré mi sentido y mi consuelo
quién la pidió, siempre encontró mi mano
Que distendida al amigo y al extraño
sirvió en la tierra, como manda el cielo,
haciendo el bien, aunque nos hagan daño.
La soledad es un espejo
La soledad es un espejo,
que te mira con tus ojos.
Usurpó tu rostro
su cuerpo imaginario.
Por todas partes tú,
siempre tú, sin espalda,
en los cristales
de sus carcajada.
Es inútil gritar
en su trampa de silencio,
prisión invisible
de angustia reflejada.
Te arrebata la voz,
los pensamientos, las palabras
y se aleja de con tu cuerpo
dejando en el espejo tu fantasma.
Insomnio
ABRIR la noche
cerrando los ojos.
Muerta la razón,
el sentimiento es libre.
La fantasía vuela,
la realidad no pesa.
Hombres de insomnio,
entre rejas de luz
prisioneros del día.
El Mago
VENDE inocencia,
gana su causa.
La palabra es niebla.
Su ensayada confianza
enturbia el gesto.
Se agita la realidad
y escapa al ojo
la deseada traición.
Cae la verdad
rota en aplausos.
El Agua de la Vida
Como vida que surge hacia la vida
se desprende el vapor del Mar eterno
Forma el hombre una nube vagabunda
en el viento fugaz de su existencia.
Y en la muerte regresa como lluvia
Confundido por siempre entre sus olas.
“Pulsaciones”
Siento el latido de mi vida
breve, ansioso, cambiante
en el pulso incierto de la humanidad.
Escucho golpear el universo
lento, profundo, inexorable
en el exhausto corazón del tiempo
de Poemas Elegidos
Tarde de Otoño
Los verdes tan puros, el azul ¡cuán profundo!
Recortado en el cielo por entre las ramas
el aire limpio hace del sol filigranas
y suspira la brisa un frescor vagabundo.
La tibieza dulce, la quietud perfumada;
se abre el ensueño en fugaz transparencia,
y la tarde serena, con toda paciencia,
va cubriendo de ocres la tierra mojada.
EL MEJOR POEMA DEL MUNDO
El mejor poema del mundo
se contiene en esta página
que aún está en blanco.
Cada palabra que escribo
es una palada de tierra opaca
que le echo encima.
Y así lo voy perdiendo, ocultando.
Cada signo que impregna el papel
le quita un poco de frescura
a su espontáneo asombro.
Cada verbo, cada pronombre,
cada nuevo adjetivo,
no le pertenecen, nunca serán suyos.
Cada línea que completo,
cada pensamiento que imagino,
me sumergen en el tiempo y
oscurecen la plenitud de esos ojos luminosos
que me miran todavía.
Fue el poema más hermoso del mundo
y no fui capaz de contenerlo
entre los brazos de la vida.
Ya apenas soy capaz
de escribir como el otoño:
un destello de luz marchita
y algunos trazos fríos
mientras voy soltando cada hoja.
¿POR QUÉ LES TEMES…?
¿Por qué les temes a mis manos?
Si son dos palomas blancas
que vuelan sin nido
sobre tu piel distante.
¿Por qué ese temblor?
Esa presencia que huye
y se aleja como un extraño
a refugiarse en sus murallas.
¿Por qué, por qué les temes a mis labios?
Si son apenas dos peñones solitarios
en un mar de sed
que entre ellos comparten
como indefensos hermanos.
¿Por qué habrías de temer a mis ojos?
esos pardos luceros
que te señalarán el camino
en el dolor más profundo
y te miran con devoción
como un cachorro a su dueño.
Dime por qué…¿Por qué les temes a mis manos?
Si no tienen filos,
ni ocultan garfios.
¿Qué podrían despertar,
sin saber, inocentes,
si dices que no queda amor
en tus montes ni en tus valles?
Si no son más que dos palomas blancas
que vuelan sin nido
sobre los pliegues agrestes
de tu piel distante.