SI YO TUVIERA OCHO HORAS [Mi poema]
Luis Gálvez de Montalvo [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Si yo tuviera ocho horas para talar un árbol
asignaría seis para afilarle al hacha,
pudiendo así evitar que me quedara calvo
antes que haya logrado del mismo hacerle racha.

Pues por más que lo intente yo horadar con saña
zurrando sin piedad para ganarle al tiempo,
baldío es el esfuerzo, un mero pasatiempo,
si a intelecto no acudo mostrando mi artimaña.

Si tienes que subir, descarta, a una montaña,
al camino acudir que a mano esté primero
sin pararme a pensar dificultad tamaña,

pues si la voluntad no debe ser tacaña
antes de tú elegir camino, un buen sendero,
preciso es calcular dificultad y maña.
©donaciano bueno

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Basado en la frase de Abraham Lincon «Si yo tuviera ocho horas para cortar un árbol, me gustaría pasar los primeros seis de ellos afilando mi hacha.»

MI POETA SUGERIDO:  Luis Gálvez de Montalvo

SONETO

Poco precia el caudal de sus contentos
el que no piensa en el contrario estado;
el capitán que duerme descuidado
poco estima su vida y sus intentos.

El que no teme a los contrarios vientos
pocos tesoros ha del mar fiado;
pocos rastros y bueyes fatigado
el que no mira al cielo por momentos.

Poco ha probado a la fortuna el loco
que en su privanza no temiere un hora,
que se atraviese invidia en la carrera.

Finalmente de mí y por mí, señora,
creed que el amador que teme poco
poco ama, poco goza y poco espera.

Si a tanto llega el dolor

Si á tanto llega el dolor
De sospechas y recelos,
No le llame nadie celos
Sino rabia del amor.

Dolor que siempre está verde,
Aunque vos mas no os sequeis,
Y adonde quiera que esteis,
Veis presente á quien os muerte:
Mal que para su rigor
Se conjurar hoy los cielos,
No le llame nadie celos
Sino rabia del amor.

Pues derriba una sospecha
La vida mas poderosa,
Y una presunción celos
Deja una gloria deshecha,
Y á fuerza de su furor
Se aborrecen los consuelos,
No le llame nadie celos
Sino rabia del amor.

No valen fuerzas ni mañas
Contra mal tan inhumano,
Porque el hambriento gusano
Que se ceba en las entrañas
Alli vierte á su sabor
Sus centellas y sus hielos,
No le llame nadie celos
Sino rabia del amor.

Si de este diente tocado
Debe un corazon rabiar,
Nadie lo podrá juzgar
Sino aquel que lo ha probado.
Yo que en medio del favor
Gusté tan enormes duelos,
No le llame nadie celos
Sino rabia del amor.

Pastora, tus ojos bellos

Pastora, tus ojos bellos
Mi cielo puedo llamallos,
Pues en llegando á mirallos,
Se me pasa el alma á ellos.

Ojos cuya perfeccion
Desprecia humanos despojos,
Los ojos los llaman ojos,
Quel alma sabe quien son.
Pastora, la fuerza dellos
Por espejo hace estimallos,
Pues viene junto el mirallos
Y el pasarse el alma á ellos.

Desta verdad sin recelo,
Que tus ojos son el cielo,
Y su poder celestial,
Pastora, pues solo vellos
Fuerza el corazon á amallos,
Y la gloria de mirallos,
A pasarse el alma á ellos.

Ojos que cuesta el reposo

Ojos que cuesta el reposo
Volver á mirar con ellos,
Mas valiera no tenellos.

Ojos que saben prenderme,
Pero nunca rescatarme,
Osados á aventurarme,
Cobardes á socorrerme;
Pues no estiman el perderme,
En el menor gusto dellos
Mas valiera no tenellos.

Ojos de tan malas mañas
Que estando por veladores
Dan paso como traidores
A las banderas estrañas
Hasta las mismas entrañas,
Que en llanto salen por ellos,
Mas valiera no tenellos.

Ojos con quien miro y veo,
Que aquí consiste mi daño,
Y si dicen que me engaño
Muero y digo que lo creo,
Pues llevan tras el deseo
La razón por los cabellos,
Mas valiera no tenellos.

Ojos que cuanto se piensa,
En los males que se ofrecen
Por su deleite escarnecen
Sin dar otra recompensa;
Pues recibe el alma ofensa
Si quiero vengarme dellos,
Mas valiera no tenellos.

Si tanto gana, pastora

Si tanto gana, pastora,
Quien mira tus ojos bellos,
¿Qué hara el mirado dellos?
Entre mirarse y mirar
La ventaja es conocida,
Como de buscar la vida,
A venir ella á buscar.
No le queda que hallar
A aquel que merece vellos,
Sino ser mirado dellos.
Aunque en su luz sin igual
No puede haber competencia,
Por oficio hay diferencia
De mas, y menos caudal;
Que si el medio principal
Del deseo es conocellos,
El fin ser mirado dellos.

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MI POETA INVITADO: Carlos Sánchez

Admitiendo que pueda suceder

Cuando yo muera
—admitiendo que ello pueda suceder—
te suplico que seas reservada
no malgastes tu intuición
en comportamientos tercos
no te aferres a ninguna fantasía
de reencarnación posible.
No dejes abiertas las puertas
ni cierres tu corazón.
No tendré voz ni gestos
para advertirte sobre el cambio.
Mis ojos pulverizados
no creo que podrán contemplarte
navegando sin forma en el viento
—sería quizás su única aspiración.
No te aferres a ninguna conjetura
a nada que yo pudiera haber merecido.
Me iré liviano de recursos
con las uñas y la barba laboriosas
que me acompañaran en silencio
en su última expresión de crecimiento.
Desásete de todos los objetos
que yo hacía existir con mi aliento
crea los espacios vacíos que amábamos.
Estoy elaborando sólo una suposición
que me resulta difícil eliminar de las certezas.

Al hermano Tu Fu

Me quito la camisa humedecida
y la abandono sobre una rama seca.
El cielo recortado de árboles
deja filtrar pocos rayos de luz.
Percibo el olor de la tierra y sus frutos
la voz del viento entre las hojas,
un recital de pájaros en amor
con vuelos veloces y precisos.
Soy un hombre de ciudad
un pobre hombre de ciudad.
Construyo un claro entre las hojas
y abro el libro con los poemas de Tu Fu
escritos hace mil trescientos años,
en otro mundo en otro universo.
Ha pasado tanto tiempo le pregunto
y él me responde: no.
Canto tus poemas al viento
y descubro que es verdad lo que dices
hermano Tu Fu.

Un buen lector

Me considero un buen lector de poesías
siempre abierto al verso que me inquieta
al giro de expresiones que me transforma.
Me han hecho viajar mucho por este mundo
y por otros espacios un tanto desconocidos
que al final se revelaron harto familiares.
Ítaca fue por ejemplo un destino permanente
y Ch’ang-ming donde Li Po pasó su infancia.
Revisité mil veces mi ciudad en otros ojos
y la pastora torre se me metió en los huesos
junto a la fotografía del de la cabeza vendada.
Pero siempre regresé a mi ser melancólico
al punto en donde empieza la aventura real
que tiene también sus rudimentos poéticos.
El lenguaje creció como una selva oscura
llegó a convertirse en una infructuosa fuga
de la que sólo se puede volver fortalecido.
No voy a mencionar la injusticia social
esa clase de lucha de remotos orígenes
que con fuerza guerrera pidió la palabra
pero que no podía cambiar este mundo.
El amor no se aprende pero pude aprender
sumergido en el horror y la resurrección
mientras llegaban los amigos cabalgando
en un paisaje de trascendencia humana.
Con sus monjes y fariseos rocé a veces
el hilo sutil de ciertos hechos invisibles
y escuché voces de un delirio sosegado
que hablaba de un centro permanente.
No todo fue razón ni cordura ni cerebro
hubo momentos de vacíos significativos
intimidades verdaderamente insoportables
ríos de sangre reventando por la boca:
pero sería injusto olvidar tantas fiestas.
La vida terminará como estaba previsto
la poesía encontrará sin duda otro cuerpo.
Ciudad interior

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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