(Sonetos publicados en Cuadernos del Episcopio. Avila, 2005
Una muestra de sus poemas
I.- VIDA Y EL TODO
Mal si camina el ser –que casi es nada
deseando el entero que lo es todo
y se olvida del todo por ser todo,
por no ser cosa mínima de nada.
El todo en esta vida –que no es nada –
parece lo importante aunque no es todo
pues si es en la entidad el sueño todo,
es muy poco en el alma, casi nada.
Se tiene tanto miedo a no ser nada
que de tanto querer ser, y ser todo,
se convierte la vida en poco o nada.
Por más que aquí se sienta que no es nada,
por más que aquí se piense que es el todo…
vano es sueño que acaba en polvo ¡Nada!
II.- VIDA Y VERDAD
Decir, aseverar que todo es nada
porque la vida llega y nace todo
y crece y lucha y vive en ese todo
sabiendo que al final será la nada…
es tener la verdad; pero no hay nada
ni nadie que la tenga ya que todo
es relativo, prisma, lados todo
de un enigma que no desvela nada.
Si todo es nada ¿Somos sueño de nada,
entidad, espejismo de ese todo
que en carencia absoluta ya no es nada?
Si somos y no somos ¿Todo es nada?
¿Quién puede asegurar que nada es todo,
quién nos puede afirmar que todo es nada?
III.- VIDA, JUEGO, DESAFÍO
Un trabajo baldío: hablar de nada,
jugar con las palabras nada y todo.
Intentar encontrar en ellas todo
Es querer igualar todo con nada.
Si todo, como juego junto a nada,
quiere ser juego de palabras todo,
nada y todo se oponen porque todo
es entero absoluto y nada: nada.
Pretender que el vacío de la nada
se convierta en entero y sea todo
para que todo sea igual que nada
o que todo, absoluto, quite todo
para que ya vacío sea nada…
Desafío es jugar con nada y todo.
Gato
Fue salvaje y es doméstico
-mas sólo después de Grecia-.
Se le odia o se le aprecia
y es más tróqueo que anapéstico.
Para el medievo dantesco
y en el Egipto divino.
Infierno o cielo, su sino
como el del hombre produjo
-Del inquisidor al brujo-
mucha historia y cuento chino.
De la antología Gatos, Gatos Gatos Ediciones Eneida 1999
Saciado de ti vengo, dulce campo
Saciado de ti vengo, dulce campo,
hermosa sierra pobre
repleta de humildad y de belleza.
No de tu voz que llega cuando quiere
a escribirme la vida que contemplo,
la que pienso y que sueño,
la que ansío estos días de verano
cuando te siento cerca
y me dictas palabras que son tuyas;
pero que yo hago mías en este campo-sierra
donde respiro paz y me permite,
con toda la humildad de lo sencillo,
disfrutar del instante:
los árboles, los pájaros, las flores,
este azul de Madrid serrano y limpio
que detiene los miedos y las dudas
con toda la armonía de gentes que se afanan
para obtener su fruto, alto jornal de su trabajo,
teniendo en cuenta, al fin, lo más sencillo.
Saciado de ti sueño
que me abraza tu voz, que me libera.
Te he sentido conmigo y es tu voz el amor
de pronombres, de verbo enfebrecido
como el de los amantes que disfrutan
con adverbios de besos y adjetivos
que califican todo
con el ardor, la llama del deseo,
la luz que los alumbra.
Saciado me dispongo
a librar la batalla de los días.
Hoy contemplo el ocaso
y la naturaleza me recuerda
su juventud perenne.
Yo, que tengo ya una edad
semejante a la tarde que se marcha,
puedo observar dolores y tristezas
y algunas alegrías, aunque pocas,
y no solo las mías, de los otros,
sí, vosotros que no me sois ajenos.
Mías también siento las estaciones
este verano que es de fuego y hielo
y recuerdo a Cernuda cuando dijo:
“Los árboles al poniente
dan sombra a mi corazón”
Porque el dolor humano es siempre el mismo
y también la alegría.
Cómo vemos por dentro.
Si no se espera nada y la nada se teme,
todo será vacío,
ni ahora ni mañana saludarán la vida.
He vuelto al campo-sierra
huyendo del desorden y del ruido,
del temor y la duda
para mirar al cielo y regresar
con ganas a la vida.