»PABLO NERUDA
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Breve Biografía de Pablo Neruda ¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar? haz click en el botón de la izquierda! Pablo Neruda es un poeta chileno galardonado con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nobel de Literatura. También se desempeñó como diplomático y fue miembro activo del partido comunista, compromiso político que muchas veces se ve plasmado en sus obras. Ampliamente conocido por sus obras Veinte poemas de amor y una canción desesperada y sus Cien sonetos de amor, también es el autor de poemas tales como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre tantas otras. http://www.neruda.uchile.cl/ Una muestra de sus poemas Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Como para acercarla mi mirada la busca. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa, Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. Abandonado como los muelles en el alba. Sobre mi corazón llueven frías corolas. En ti se acumularon las guerras y los vuelos. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Era la alegre hora del asalto y el beso. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Hice retroceder la muralla de sombra, Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, Como un vaso albergaste la infinita ternura, Era la negra, negra soledad de las islas, Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, Oh la boca mordida, oh los besados miembros, Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo Y la ternura, leve como el agua y la harina. Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo, Oh, sentina de escombros, en ti todo caía, De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, Es la hora de partir, la dura y fría hora El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Abandonado como los muelles en el alba. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado! Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo), Yo estaré tan lejano que tus manos de cera Yo estaré tan lejano que el amor y la pena Y será tarde porque se fue mi adolescencia, Hoy que danza en mi cuerpo la pasiòn de Paolo oh mujer -carne y sueño-, ven a encantarme un poco, Es bello porque nosotros lo bebemos Nunca, mujer, rayo de luz, pulpa blanca de poma, Y después que en la ruta se apaguen nuestras huellas 1 Por esa vida que arderá en sus venas Por esas manos, hijas de tus manos, Por sus Ojos abiertos en la tierra 2 Para que nada nos amarre Ni la palabra que aromò tu boca, Ni la fiesta de amor que no tuvimos, 3 Dejan una promesa. En cada puerto una mujer espera: Una noche se acuestan con la muerte 4 Amor que puede ser eterno Amor que quiere libertarse Amor divinizado que se acerca 5 Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame, Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste. … Desde tu corazòn me dice adiòs un niño. La mariposa volotea Mancha volante y llamarada, Me decían: -No tienes nada. Yo tampoco decía nada. Hoy una mano de congoja Me decían: -No tienes nada. Era la hora de las espigas. Todo se va en la vida, amigos. Se va la manò que te induce. Se va la rosa que desates. El agua, la sombra y el vaso. Pasò la hora de las espigas. Su lengua tibia me rodea. La mariposa volotea, Nada me has dado y para ti mi vida porque la red de nervios y de venas Mujer, nada me has dado y sin embargo Me limitan en vano mis sentidos Y sin embargo no me has dado nada, Hostia que no probò tu boca fina, Ya ves, noche estrellada, canto y copa Oh Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia, Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola! Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración Sucede que me canso de ser hombre. El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. Sucede que me canso de mis pies y mis uñas Sin embargo sería delicioso No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, No quiero para mí tantas desgracias. Por eso el día lunes arde como el petróleo Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas, Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, La paloma está llena de papeles caídos, Ven conmigo a la sombra de las administraciones, Examinemos ahora los títulos y las condiciones, Es un relato de huesos heridos, Son los pies y los relojes y los dedos Todo llega a la punta de los dedos como flores, Lloremos la defunciòn de la tierra y el fuego, Con un traje de perro y una mancha en la frente Rodad conmigo a las oficinas, al incierto Me peina el viento los cabellos Son otras voces las que llevo, Frutos de tierras extranjeras, Y el viento, el viento que me peina Mi verdad se pierde en la noche: Tendido en medio del camino Pasan por mí sus corazones Yo soy un puente inmóvil entre Si me muriera de repente Saudade -Qué será?… yo no sé… lo he buscado Dicen que azules son las montañas como ella, Y hoy en Eca de Queiroz sin mirar la adivino, Saudade… Oiga, vecino, sabe el significado Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo Pobre corrió una hoja amarilla de otoño Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita, Pienso que también ellas me dejarán un día, Pero para qué es esto de pensamientos tristes! Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras, Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño Sin embargo en mis ojos una pregunta existe Se muere el universo, de una calma agonía Y por la vastedad del vacío van ciegas LA MUERTE DE MELISANDA A la sombra, de los laureles Se morirá su cuerpo leve. Juntarán sus manos de nieve. para que alumbren a Pelleas A la sombra de los laureles Por ella llorará la fuente Por ella orarán los cipreses Habrá galope de corceles, A la sombra de los laureles Por ella el sol en el Castillo Por ella morirá Pelleas Por ella vagará de noche, Por ella pisará las rosas, Por ella, por ella, por ella Alma mía! Alma mía! Raíz de mi sed viajera, Zona de sombra, línea delgada y pensativa. En la alta noche mi alma se tuerce y se destroza. No lucen los luceros acerados y blancos. Eres. Entonces eres y te buscaba entonces. De pasiòn sobrante y sueños de ceniza Porque la ventana que el mediodía vacío atraviesa De distancias llevadas a cabo, de resentimientos infieles, Qué pasó? Qué pasó? Còmo pasó? Yo la vi en mármol, en hierro platean, Todos los poetas excelsos Todos los que nerudearon Mientras tanto yo me enredaba La próxima vez que regrese Si alguna vez vivo otra vez Y por eso, por si sucede, Quiero hacer en el agua amarga Pasear con antenas de cobre Para que tú me oigas Collar, cascabel ebrio Y las miro lejanas mis palabras. Ellas trepan así por las paredes húmedas. Ellas están huyendo de mi guarida oscura. Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, Ahora quiero que digan lo que quiero decirte El viento de la angustia aún las suele arrastrar. Escuchas otras voces en mi voz dolorida. Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. Voy haciendo de todas un collar infinito Me gustas cuando callas porque estás como ausente, Como todas las cosas están llenas de mi alma Me gustas cuando callas y estás como distante. Déjame que te hable también con tu silencio Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Hemos perdido aun este crepúsculo. He visto desde mi ventana A veces como una moneda Yo te recordaba con el alma apretada Entonces, dónde estabas? Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, Siempre, siempre te alejas en las tardes ¿Se va la poesía de las cosas Las ciudades hollines y venganzas, Sangre de un arrebol sobre los cerros, Un río abraza el arrabal Y las casas que esconden los deseos Lejos… la bruma de las olvidanzas Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas, Te recuerdo como eras en el último otoño. Apegada a mis brazos como una enredadera, Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. Abeja blanca zumbas ebria de miel en mi alma Soy el desesperado, la palabra sin ecos, Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. Ah silenciosa! Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche. Tienes ojos profundos donde la noche alea. Se parecen tus senos a los caracoles blancos. Ah silenciosa! He aquí la soledad de donde estás ausente. El agua anda descalza por las calles mojadas. Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. Ah silenciosa! Rodando a goterones solos, Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto, Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero, Veo los sueños sigilosos, Y entonces hay este sonido: Estoy mirando, oyendo, y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente, Y luego fue la sangre y la ceniza. Después quedaron las palmeras solas. Cuba, mi amor, te amarraron al potro, Por los valles de la dulzura Cuba, mi amor, qué escalofrío Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría Hoy me he tendido junto a una joven pura De su mirada largamente verde Su pecho como un fuego de dos llamas Un clima de oro maduraba apenas Barrio sin luz ¿Se va la poesía de las cosas Las ciudades -hollines y venganzas-, Sangre de un arrebol sobre los cerros, Un río abraza el arrabal Y las casas que esconden los deseos Lejos… la bruma de las olvidanzas Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
Poema XX
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
mi alma no se contenta con haberla perdido.
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.LA CANCIÓN DESESPERADA
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
La hora del estupor que ardía como un faro.
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
anduve más allá del deseo y del acto.
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!
De pie como un marino en la proa de un barco.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
que la noche sujeta a todo horario.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.El NUEVO SONETO A ELENA
te acordarás de aquellos versos que yo decía.
Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos,
los últimos retoños de tu vida vacía…
ararán el recuerdo de mis ruinas desnudas.
Comprenderás que puede, nevar en primavera
y que en la primavera las nieves son más crudas.
que antes vacié en tu vida como un ánfora plena
estarán condenados a morir en mis manos…
tarde porque las flores una vez dan esencia
y porque aunque me llames yo estaré tan lejano…VÍRESE
y ebrio de un sueño alegre mi corazòn se agita:
hoy que sé la alegría de ser libre y ser solo
como el pistilo de una margarita infinita:
ven a vaciar tus copas de sol en mi camino:
que en mi barco amarillo tiemblen tus senos locos
y ebrios de juventud, que es el más bello vino.
en estos temblorosos vasos de nuestro ser
que nos niegan el goce para que lo gocemos.
Bebamos. Nunca dejemos de beber.
suavices la pisada que no te hará sufrir.
Sembremos la llanura antes de arar la loma.
Vivir será primero, después será morir.
y en el azul paremos nuestras blancas escalas
-flechas de oro que atajan en vano las estrellas-,
oh Francesca, hacia dònde te llevarán mis alas!FAREWELL
Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
tendrían que matar las manos mías.
veré en los tuyos lágrimas un día.
Yo no lo quiero, Amada.
que no nos una nada.
ni lo que no dijeron las palabras.
ni tus sollozos junto a la ventana.
(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
No vuelven nunca más.
los marineros besan y se van.
en el lecho del mar.
Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.
y puede ser fugaz.
para volver a amar.
Amor divinizado que se va.)
Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
y hacia donde camines llevarás mi dolor.
un recodo en la ruta donde el amor pasò.
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dònde voy.
Y yo le digo adiòs.MARIPOSA DE OTOÑO
y arde -con el sol- a veces.
ahora se queda parada
sobre una hoja: que la mece.
No estás enfermo. Te parece.
Y pasò el tiempo de las mieses.
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
No estás enfermo. Te parece.
El sol, ahora,
convalece.
Se va o perece.
Se va o perece.
También la boca que te bese.
Se va o perece.
El sol, ahora,
convalece.
También me dice: -Te parece.
revolotea,
y desaparece.MUJER, NADA ME HAS DADO
deshoja su rosal de desconsuelo,
porque ves estas cosas que yo miro,
las mismas tierras y los mismos cielos,
que sostiene tu ser y tu belleza
se debe estremecer al beso puro
del sol, del misino sol que a mí me besa.
a través de tu ser siento las cosas:
estoy alegre de mirar la tierra
en que tu corazón tiembla y reposa.
-dulces flores que se abren en el viento-
porque adivino el pájaro que pasa
y que mojó de azul tu sentimiento.
no se florecen para mí tus años,
la cascada de cobre de tu risa
no apagará la sed de mis rebaños.
amador del amado que te llame,
saldré al camino con mi amor al brazo
como un vaso de miel para el que ames.
en que bebes el agua que yo bebo,
vivo en tu vida, vives en mi vida,
nada me has dado y todo te lo debo.TANGO DEL VIUDO
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola pena podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar, mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún,
quejándome del tròpico, de los coolies coringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.
recostadas como detenidas y duras aguas solares,
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazòn,
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,
y respiro en el aire la ceniza y lo destruido,
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.
oída en largas noches sin mezcla de olvido,
uniéndose a la atmòsfera como el látigo a la piel del caballo.
Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.WALKING AROUND
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.DESESPEDIENTE
su pecho está manchado por gomas y semanas,
por secantes más blancos que un cadáver
y tintas asustadas de su color siniestro.
al débil, delicado color pálido de los jefes,
a los túneles profundos como calendarios,
a la doliente rueda de mil páginas.
las actas especiales, los desvelos,
las demandas con sus dientes de otoño nauseabundo,
la furia de cenicientos destinos y tristes decisiones.
amargas circunstancias e interminables trajes,
y medias repentinamente serias.
Es la noche profunda, la cabeza sin venas
de donde cae el día de repente
como de una botella rota por un relámpago.
y una locomotora de jabón moribundo,
y un agrio cielo de metal mojado,
y un amarillo río de sonrisas.
a uñas como relámpagos, a sillones marchitos,
todo llega a la tinta de la muerte
y a la boca violeta, de los timbres.
las espadas, las uvas,
los sexos con sus duros dominios de raíces,
las naves del alcohol navegando entre naves
y el perfume que baila de noche, de rodillas,
arrastrando un planeta de rosas perforadas.
caigamos a la profundidad de los papeles,
a la ira de las palabras encadenadas,
a manifestaciones tenazmente difuntas,
a sistemas envueltos en amarillas hojas.
olor de ministerios, y tumbas, y estampillas.
Venid conmigo al día blanco que se muere
dando gritos de novia asesinada.ME PEINA EL VIENTO LOS CABELLOS
como una mano maternal:
abro la puerta del recuerdo
y el pensamiento se me va.
es de otros labios mi cantar:
hasta mi gruta de recuerdos
tiene una extraña claridad!
olas azules de otro mar,
amores de otros hombres, penas
que no me atrevo a recordar.
como una mano maternal!
no tengo noche ni verdad!
deben pisarme para andar.
ebrios de vino y de soñar.
tu corazòn y la eternidad.
no dejaría de cantar!SAUDADE
en unos diccionarios empolvados y antiguos
y en otros libros que no me han dado el significado
de esta dulce palabra de perfiles ambiguos.
que en ella se oscurecen los amores lejanos,
y un noble y buen amigo mío (y de las estrellas)
la nombra en un temblor de trenzas y de manos.
su secreto se evade, su dulzura me obsede
como una mariposa de cuerpo extraño y fino
siempre lejos -tan lejos!- de mis tranquilas redes.
de esta palabra blanca que como un pez se evade?
No… Y me tiembla en la boca su temblor delicado.
Saudade…HOY, QUE ES EL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANA
nada que darle, nada. No tengo nada, hermana.
Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.
A veces hasta mi alma me parece lejana.
y cantor como un hilo de agua sobre una huerta:
los dolores, tú sabes cómo me caen todos
como al camino caen todas las hojas muertas.
y mi dolor es ése, no te las puedo dar:
vinieron como pájaros a posarse en mi vida,
una palabra dura las haría volar.
que me quedaré solo, como nunca lo estuve.
Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva
hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!
A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!
Después de todo nada de esto que digo existe…
No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!
y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.
Piensa que tengo el alma toda llena de risas,
y no te engañarás, hermana, te lo juro.TENGO MIEDO
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazòn un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!
sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la tierra es una fruta negra que el cielo muerde.
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.
Melisanda se está muriendo.
Enterrarán su dulce cuerpo.
Dejarán sus ojos abiertos
hasta después que se haya muerto.
Melisanda muere en silencio.
un llanto trémulo y eterno.
arrodillados bajo el viento.
lunarios ladridos de perros.
Melisanda se está muriendo.
se apagará como un enfermo.
cuando la lleven al entierro.
moribundo por los senderos.
perseguirá las mariposas
y dormirá en los cementerios.
Pelleas, el príncipe, ha muerto.POEMA 7
gota de luz que espanta los asaltos del mundo.
Flor mía. Flor de mi alma. Terreno de mis besos.
Campanada de lágrimas. Remolino de arrullos.
Agua viva que escurre su queja entre mis dedos.
Azul y alada como los pájaros y el humo.
Te pariò mi nostalgia, mi sed, mi ansia, mi espanto.
Y estallaste en mis brazos como en la flor el fruto.
Enredadera crucificada sobre un muro.
Canciòn, sueño, destino. Flor mía, flor de mi alma.
Aletazo de sueño, mariposa, crepúsculo.
La castigan los látigos del sueño y la socavan.
Para esta inmensidad ya no hay nada en la tierra.
Ya no hay nada.
Se revuelven las sombras y se derrumba todo.
Caen sobre mis ruinas las vigas de mi alma.
Todo se rompe y cae. Todo se borra y pasa,
Es el dolor que aúlla como un loco en un bosque.
Soledad de la noche. Soledad de mi alma.
El grito, el alarido. Ya no hay nada en la tierra!
La furia que amedrenta los cantos y las lágrimas.
Sòlo la sombra estéril partida por mis gritos.
Y la pared del cielo tendida contra mi alma!
Eres labios de beso, fruta de sueños, todo.
Estás, eres y te amo! Te llamo y me respondes!
Luminaria de luna sobre los campos solos.
Flor mía, flor de mi alma, qué más para esta vida!
Tu voz, tu gesto pálido, tu ternura, tus ojos.
La delgada caricia que te hace arder entera.
Los dos brazos que emergen como juncos de asombro.
Todo tu cuerpo ardido de blancura en el vientre.
Las piernas perezosas. Las rodillas. Los hombros.
La cabellera de alas negras que van volando.
Las arañas oscuras del pubis en reposo.DIURNO DOLIENTE
un pálido palio llevo, un cortejo evidente,
un viento de metal que vive solo,
un sirviente mortal vestido de hambre,
y en lo fresco que baja del árbol, en la esencia del sol
que su salud de astro implanta en las flores,
cuando a mi piel parecida al oro llega el placer,
tú, fantasma coral con pies de tigre,
tú, ocasiòn funeral, reunión ígnea,
acechando la patria en que sobrevivo
con tus lanzas lunares que tiemblan un poco.
tiene un día cualquiera mayor aire en sus alas,
el frenesí hincha el traje y el sueño al sombrero,
una abeja extremada arde sin tregua.
Ahora, qué imprevisto paso hace crujir los caminos?
Qué vapor de estaciòn lúgubre, qué rostro de cristal,
y aún más, qué sonido de carro viejo con espigas?
Ay, una a una, la ola que llora y la sal que se triza,
y el tiempo del amor celestial que pasa volando,
han tenido voz de huéspedes y espacio en la espera.
de hereditarias esperanzas mezcladas con Sombra,
de asistencias desgarradoramente dulces
y días de transparente veta y estatua floral,
qué subsiste en mi término escaso, en mi débil producto?
De mi lecho amarillo y de mi substancia estrellada,
quién no es vecino y ausente a la vez?
Un esfuerzo que salta, una flecha de trigo tengo,
y un arco en mi pecho manifiestamente espera,
y un latido delgado, de agua y tenacidad,
como algo que se quiebra perpetuamente,
atraviesa hasta el fondo mis separaciones,
apaga mi poder y propaga mi duelo.EL MIEDO
Cómo pudo pasar? Pero lo cierto
es que pasó y lo claro es que pasó,
se fue, se fue el dolor a no volver:
cayó el error en su terrible embudo,
de allí nació su juventud de acero.
Y la esperanza levantó sus dedos.
Ay sombría bandera que cubrió
la hoz victoriosa, el peso del martillo
con una sola pavorosa efigie!
en la tosca madera del Ural
y sus bigotes eran dos raíces,
y la vi en plata, en nácar, en cartón,
en corcho, en piedra, en cinc, en
alabastro,
en azúcar, en piedra, en sal, en jade,
en carbón, en cemento, en seda, en
barro,
en plástico, en arcilla, en hueso, en
oro
de un metro, de diez metros, de cien
metros,
de dos milímetros en un grano de
arroz,
de mil kilómetros en tela colorada.
Siempre aquellas estatuas estucadas
de bigotudo dios con botas puestas
y aquellos pantalones impecables
que planchó el servilismo realista.
Yo vi a la entrada del hotel, en medio
de la mesa, en la tienda, en la
estaciòn,
en los aeropuertos constelados,
aquella efigie fría de un distante:
de un ser que, entre uno y otro
movimiento,
se quedó inmòvil, muerto en la
victoria.
Y aquel muerto regía la crueldad
desde su propia estatua innumerable
aquel inmòvil gobernò la vida.AYER
se reían de mi escritura
a causa de la puntuaciòn,
mientras yo me golpeaba el pecho
confesando puntos y comas,
exclamaciones y dos puntos
es decir, incestos y crímenes
que sepultaban mis palabras
en una Edad Media especial
de catedrales provincianas.
comenzaron a valiejarse
y antes del gallo que cantó
se fueron con Perse y con Eliot
y murieron en su piscina.
con mi calendario ancestral
más anticuado cada día
sin descubrir sino una flor
descubierta por todo el mundo,
sin inventar sino una estrella
seguramente ya apagada,
mientras yo embebido en su brillo,
borracho de sombra y de fòsforo,
seguía el cielo estupefacto.
con mi caballo por el tiempo
voy a disponerme a cazar
debidamente agazapado
todo lo que corra o que vuele:
a inspeccionarlo previamente
si está Inventado o no inventado,
descubierto o no descubierto:
no se escapará de mi red
ningún planeta venidero.RESURRECCIONES
será de la misma manera
porque se puede repetir
mi nacimiento equivocado.
y salir con otra corteza
cantando la misma tonada.
si por un destino indosránico
me veo obligado a nacer,
no quiero ser un elefante,
ni un camello desvencijado,
sino un modesto langostino,
una gota roja del mar.
las mismas equivocaciones:
ser sacudido por la ola
como ya lo fui por el tiempo
y ser devorado por fin
por dentaduras del abismo,
así como fue mi experiencia
de negros dientes literarios.
en las antarticas arenas
del litoral que amé y viví,
deslizar un escalofrío
entre las algas asustadas,
sobrevivir bajo los peces
escondiendo el caparazón
de mi complicada estructura,
así es como sobreviví
a las tristezas de la tierra.POEMA 5
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
para tus manos suaves como las uvas.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
para tus blancas manos, suaves como las uvas.POEMA 15
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.POEMA 10
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
de esa tristeza que tú me conoces.
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.BARRIO SIN LUZ
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.POEMA 6
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.POEMA 8
y te tuerces en lentas espirales de humo.
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
En mi tierra desierta eres la última rosa.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.Agua sexual
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.Ahora es Cuba
te cortaron la cara,
te apartaron las piernas de oro pálido,
te rompieron el sexo de granada,
te atravesaron con cuchillos,
te dividieron, te quemaron.
bajaron los exterminadores,
y en los altos mogotes la cimera
de tus hijos se perdió en la niebla,
pero allí fueron alcanzados
uno a uno hasta morir,
despedazados en el tormento
sin su tierra tibia de flores
que huía bajo sus plantas.
te sacudió de espuma la espuma,
hasta que te hiciste pureza,
soledad, silencio, espesura,
y los huesitos de tus hijos
se disputaron los cangrejos.Amor
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.Ángela adónica
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
de lento espacio.
la luz caía como un agua seca,
en transparentes y profundos círculos
de fresca fuerza.
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies,
grandes y claros.
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
y oculto fuego.
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.