TODO PASA Y NADA QUEDA (Mi poema)
Cintio Vitier (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo

 

Ayer murió el candil y hoy la luz brilla
por medio de una lámpara de led,
mas mira a la almirez
que aun sigue repicando ¡maravilla!
machando alguna nuez.

Que existen muchas cosas que han cambiado
y hay otras con su oficio que perviven
así que las esquiven,
son pocas, eso sí, las que han quedado,
idem. eadem, idem.

Los fósforos, la mecha, las cerillas
la lija, la garlopa y el cepillo,
la carne de membrillo
que hoy mezclan ya el membrillo con guidillas,
no existe el estribillo.

Y ocurre con frecuencia a las ideas,
las formas, las costumbres y los modos
se van por los recodos
al tiempo sin chistar aunque no creas
como los Reyes Godos.

Hablemos de la vida de las cosas,
de aquello es natural o que acontece,
ausente de la esencia que merece
dispuestas a penar están las fosas
que al fin todo fenece.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:

Cintio Vitier

Faltabas tú, poeta. La injusticia…

Para Antonio Guerrero

Faltabas tú, poeta. La injusticia
no podía omitirte en su venganza:
ella sabe con lúcida impudicia
lo que el amor a la belleza alcanza.

Mas no le importa. Su misión inicia
creyendo que encadena la esperanza,
que prostituye el verbo a la avaricia,
que entrega a mercaderes la balanza.

Tú en cambio tienes la risa de tu hijo,
la fuerza de tu madre, la palabra
del que por siempre a los cubanos dijo:

Solo será posible lo imposible.
Salud, Antonio. Tu alegato labra
la estrofa de los cinco, ya invencible.
28 de diciembre del 2001

Calendario

entra dice la ene de la nieve
que sólo existe para el calendario
si entre eros y héroe no se atreve
a prescindir del año imaginario

sigue la fe que nos sopló el primero
al segundo del canto gregoriano
miniatura del sol feble y ligero
que todavía el frío hace lejano

las lomas de su M dan a un mar
rizándose con oes jubilosas
anunciando entretiempos de soñar
zigzagueos de amor entre las cosas

abre la i lo que la ele lanza
con lucidez que a la mirada inunda
“oh luna cuánto abril” es su semblanza
la primavera en sí su reino funda

llega la lluvia sacudiendo el rayo
como una forma natural del arte
la tarde azul deja de ser ensayo
la flor toma el poder y lo reparte

ah junio amigo de la poesía
con tus letras no he de jugar («perdona
llamas al viento, nieve a la memoria»)
y si pudiera «clámide» diría

el ser solar avanza a los umbrales
de la maduración de los colores
en las umbrías úes coloniales
como en la plaza de los resplandores

agosto al gusto ya lo agosta intacto
en la encendida miel del fruto abierto
fosco el mirar de tan radiante tacto
dormido el corazón de tan despierto

empieza a dispersarse la dulzura
en las sierpes nubosas del ocaso
secreto tinte vagamente dura
la noche extiende de rocío el brazo

«escalando sereno las ventanas»
octubre encubre del ciclón el rosa
que lo circunda con extrañas ganas
de ser halo fatal o faz furiosa

no vi su nombre no sentí su sombra
sino de vuelo en tránsito en andenes
como aquél de mi infancia que se asombra
porque siguen silbando aquellos trenes

sensación de llegar -honda familia
callada eternidad cada momento
sabores del hogar en la vigilia-–
ya todo el tiempo» un solo nacimiento.

Canción

¡Oh dulcísimo callar
del ángel de mi sigilo!

¡Oh dulcísimo callar
del mundo en mi corazón!

¡Oh dulcísima miseria
de mis ojos en la flor,

de mi soñar en el ro,
de mi tacto por el cielo!

Donde la brisa…

Porque tal es el rostro del fracaso
que el espejo devuelve ciegamente
aun antes de llegar, dulce y demente,
el último rescoldo del ocaso:

frente de la obsesión y del rechazo,
ojos que sólo vieron lo renuente,
nariz que impide el aire, boca ausente
en su amargo sabor: extraño vaso

a punto de volverse puro hueso:
porque tal es el fin, tal la ceniza
cuyo suave huracán todo lo arrasa,

dejar de letras quise un ramo grueso
que ardiera un poco más donde la brisa
orea la aridez, sonríe y pasa.

La hoja

Quedará
lo que ella afirma no lo dice
su decir es no decir y no decir y no decir
no infinitamente sino
Tres Veces
tres infinitas veces
En su rostro escribo y es un rostro sin más rasgos
que mi escritura
que ella tornará blancor de mente, jeroglífico
de espuma,
nada
Una hoja tras otra no hacen un árbol
sino un libro un libro tras otro
no hacen un árbol sino una colección
de libros Una colección tras otra hacen
una biblioteca En la biblioteca dicen
que no hay pájaros pero yo los he visto
Lo que no he visto es libros en el bosque
Claro que el bosque mismo puede considerarse un libro etc.
Etcétera es la única palabra que la hoja abomina.

El aire

Estoy despierto, sí, estoy mirando
fríamente algunas cosas
que van dejando ya de ser secretas.
Están ahí, como los árboles
en el desnudo aire. Sí, estoy despierto.
Hasta la casa de mi infancia es de los otros:
la han pintado de un color chillón,
entran y salen por los cuartos de mi alma,
hablando de otro asunto. La luz invade el patio
de mis ocultas nadas. También miro
con deseo ese rostro que es ninguno
y que viene como un ave malherida
de los que sufren y sonríen.
¡Oh pueblo innumerable! Estoy despierto.
Estoy mirando el polvo bañado por la luz,
las tinieblas disueltas en el aire
cuando empieza a dibujarse la verdad:
el árbol, la alegría, el sacrificio.
Y sé que aún tengo más recuerdos en la sangre
de los que puedo recordar, y más olvido
del que puede olvidarse en este mundo.
Pero qué importa, al fin, si la mitad
de aquella vida se me desprende y cae,
si tanto sueño, al fin, ha despertado,
si no hay sitio que no me esté mirando
ni instante en que el azar no me visite.
Quiero ser como tú, ¡oh rostro de los pobres!,
misterio del dolor y la sonrisa, porque el aire,
el simple aire límpido y vacío,
llenará nuestras voces y esperanzas.

Algo le falta a la tarde

Algo le falta a la tarde,
no están completos los pinos,
y yo mirando a las nubes
siento lo que no he sentido.

A cada instante pregunto
por el tesoro perdido
cuya sombra se desplaza
con melancólico frío.

Mirándome está el deseo,
nocturno, solo, infinito;
callada va la nostalgia
llameando eternos vestigios.

No llega nunca mi gesto
a la tierra del destino;
la vida acaba inconclusa,
quedan los sueños en vilo.

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No soy quien para juzgar,para tus versos, mielero,no…
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