LA RUEDA DE LA VIDA [Mi poema]
Octavio Armand [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Y tu viniste al mundo y el mundo sigue y sigue,
y un día tú te irás, y aquí no pasó nada,
ni el mundo parará que a nada se resiste,
reseña de una prensa, si muy famoso fuiste,
y rico si tú fuiste, de esquela mal pagada.

Un lindo mausoleo, cenizas por el viento,
responsos de familia, llantos de plañidera,
mas eso qué más da, la vida es movimiento,
que el mundo seguirá llegado ese momento
pero tú no verás la luz en primavera.

Luego se irán tus hijos y seguirán los nietos,
y nada cambiará, siguiendo la cadena,
los mismos escenarios, los mismos minuetos,
se seguirán andando los mismos vericuetos
mas tú no bailarás ya nunca en la verbena.

Acumular riquezas, no te sirvió de nada,
trataste de encontrar tu sentido a la vida,
y atrás quedó el deseo, felicidad soñada,
ansiaste la justicia, la justicia no estaba.
Siempre buscando a dios, otra ocasión perdida.

Al cielo agradeciendo cada nueva jornada.
Viviendo de prestado, así toda la vida,
tratando de apurar cada ocasión vivida
al fin para volver al punto de partida
que allí es donde venimos, volvemos a la nada.

©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Octavio Armand

III: “Pájaro”

¿Lo viste? Acaba de saltar
de aquel verso a este.
¿No lo ves? Está ahí mismo,
En lo que acabas de leer.
¿Acaso no lo oyes?
¿Tampoco lo oyes?
Lástima. Se fue.

Examen

¿Qué nos dices de la noche,
tú que llegas
regalando el brillo de la sangre?

¿Qué nos traes
en el halcón oscuro de la respiración,
tú que preguntas si esto es la vida?

¿Quién te espera
en el espejo?
¿Quién eres?

Yo también sé borrar
el ruido de la piel.
Mis palabras también
son un cielo escondido.
Nueva York, 26 de abril 1985

Yunta

1.
Tú y yo.

2.
Comenzaremos de cero.

3.
Aquí no estamos ni tú ni yo;
y sin embargo recorreremos
juntos estas líneas.

Como manecillas de reloj,
en dos tiempos viviremos
la noche y el día.

4.
Cuento contigo, te invento
como me invento a mí mismo,
otro en mi sombra y en la tuya.

5.
Te llamo yo. Te llamas yo.
Tu nombre es mi lengua.
En cada palabra te digo.

6.
Acadio, hitita, elemita, arriba
aprendo a escribir en lo oscuro;
abajo los bueyes enseñan
a leer con ojos de cerradura.

Abismos a flor de piel,
poros jadeantes, volcanes
donde respira el invisible Hades,
las palabras parecen muescas.

7.
La mano que sigues no está.
Sigues semillas pisoteadas, cuñas,
huellas que marcan el rumbo.

Mi aliento titubea ofreciendo
palabras que serán otras,
acaso más tuyas que mías.

8.
Dar en el linde para dar
otra vez la misma vuelta,
abrir otra vez el mismo surco,
soñarme entero y sin yugo,
cubrir la tierra baja, fecundarla,
inundando las márgenes
con bordados chorros genésicos.

9.
Estuve aquí el 24 de octubre de 2014.
Tracé unas líneas para dejar estelas.

Negras, fértiles.

10.
No sé qué he dicho.
No sé qué callo.

11.
Me sentí antiguo.

12.
y ahora quizá lo sea.

13.
Bueyes de tierra baja,
peces de río revuelto,
solos lado a lado,
solo dos sílabas,

14.
tú y yo.

Pájaro

¿Lo viste? Acaba de saltar
de aquel verso a este.
¿No lo ves? Está ahí mismo,
En lo que acabas de leer.
¿Acaso no lo oyes?
¿Tampoco lo oyes?
Lástima. Se fue.

Biografia para feacios

Tal vez soy Demódoco y cuento las hazañas de Odiseo
O soy Odiseo escuchando el relato del ciego
Ya no fui lo que soy
El lenguaje me mata
¡Cuidado!
¡Voy a nacer!
Digo: nazco
Lo repito, nazco
Mis nueve libras golpeadas
Mi grito que sale directamente de la carne
Mi primera y única palabra aprendida
Mi nombre
La delación y el bautismo hasta esos labios
Los dientes rotos que me tiran
El prudente mendigo esquivándome
¡Tanta, tanta elocuencia!
Cuatro alfiles que me acosan, blanquísimos,
pero untándose mi sombra
Mis pasos que abren tumbas
Yo mismo que corro despertando muertos
y despierto encerrado en otros ojos
Todo está detrás de mí
¡Sólo tengo espaldas!
¡Cuidado!

Oráculo

Está escrito que los que no tienen futuro
no pueden conocer su futuro.
Por piedad los que no tienen futuro no pueden conocer su futuro.
Pero tú no eres un desheredado, tú tienes futuro,
tú ya sólo tienes futuro.

Entre los dioses se derraman los granos de sal,
las nubes se dispersan en formas cada vez más caprichosas,
chocan contra la pared los huesecillos marcados,
en el carcaj cada una de las tres flechas da en el blanco,
sube en lentas espirales el humo de la carne quemada,
las gotas de cera caliente arremolinan la superficie del agua,
arde la cabeza de burro y los demonios están a punto de hablar,
chisporrotean las hojas de laurel,
le quitan la venda al niño y el espejo se llena de presagios.

Escucha cómo estallan en la palma de la mano unos pétalos de rosa.
Mira cómo entre el anillo de Numa Pompilio en la copa de agua;
mira cómo el gallo salta en el círculo de trigo.
Mira, la semilla de amapola cae sobre las brasas
y se retuercen las vísceras de tu peor enemigo.
Observa cómo el reo lentamente mastica asustado pan de cebada.

Todo está escrito para ti.
No hay mancha o movimiento
que no sea una tenue o fugaz línea de tu libro.
El relámpago mismo es una de ellas.
Todo, absolutamente todo, es huella tuya.
Dondequiera que estés, estás en Delfos, estás en Dodona.
Cuanto toques o veas o respires es un libro, un solo libro.

Todo está escrito para ti.
Tu sueño no se queda encerrado en la noche.
En tu noche ya amaneció, en tu noche ya es de día,
hay siempre un gran sol en tu noche.
La mujer embarazada lee el temblor de la llama en el agua.
En el altar de sacrificios pican el hígado.
Ya es ayer y mañana y hoy y toda tu vida.
Relinchan los caballos
y las entrañas del pescado.
La tormenta no desperdicia sus rayos.
Suenan ya las marcas adornadas con plumas.
Los muertos escuchan cada pregunta tuya
con sus enormes orejas de ceniza.
La serpiente se mueve estirando el metal de sus anillos
y escribe lo que también está escrito en las letras de tu nombre
y en el vuelo de las aves.

Mírate en todos estos espejos.
No hay nada que no sea sombra tuya.
No hay nada que no se parezca a tu sombra:
un libro abierto al azar,
las cartas con su escalonada sorpresa,
el Y King,
las llamas que mantienen su verdad como un número,
las líneas de la mano que repiten las líneas de la mano,
el golpe exacto de los dados,
la vara de avellano que nos acerca al manantial,
el dedo que tal vez cae como una flecha sobre este verso.
Caracas, 14 de junio 1984

EL PRIMER CAPÍTULO DE SIEMPRE

Todo comienza en cualquier ala
Aquí donde dejo los tobillos
Donde el relámpago pega fuego a la yerba
Ocurrió el árbol Sucedió la escama
Y un caballo que grita y
De setiembre a septiembre
El cadáver se acostumbra a ser héroe.
Al tacto de los días pasando como postigos.
¿Quién dijo que estas piedras son
Raíces del cielo?
Aquella frontera es la piel
Abandonándome
Un corazón Un súbito pájaro de venas
Se aleja aullando entre dos brazos
Pero ésta es la historia que comienza
Que comienza que comienza.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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