UN DIOS INSENSIBLE (Mi poema)
Mariela de la Peña (Mi poeta sugerido)

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MI POEMA… de medio pelo
 

Es tanta la miseria de este mundo
que un dios no ha de ser Dios si es impasible
a ver esta injusticia tan horrible,
pues yo que no soy dios grito iracundo
y dudo si es mi Dios o me confundo.

Al menos no es el Dios del que me hablaron
basado en el amor, que es infinito,
que siempre ante el abuso pega un grito
dechado de virtud al que rezaron
y hoy dudo fue verdad o lo inventaron.

Tampoco es ese ser que bondadoso
al ver a alguien que sufre se desvive,
mirando así impasible su declive.
Quizás no pueda ser tan poderoso
y pueda aquí pecar de fantasioso.

Que sepa que yo a él no le perdono
que venga a declararse omnipotente
y acepte maltratar a un inocente.
Aquí quede constancia, lo pregono
jamás a la bondad yo la traiciono.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Mariela Peña

Mariela Peña

NO PODRÁ BORRAR LA LLUVIA

Maljut

Nos vemos como no somos,
perdidos en formas establecidas.
Nos fragmentamos una, dos, una, dos veces;
Dejamos a un lado el paraíso,
para ir al reino.

Reino sin riqueza
reino de ilusión
reino de la tierra
reino de lo más bajo
reino de miseria
reino sin rey
sin reina
sin Dios.

Sólo a través de mí se llega al padre.
¿Lo has escuchado?

Sube los seis escalones
Toma tu tiempo, mas no te detengas.
Llegarás a la pirámide soñada,
llegarás a casa.

Dios no quiere tus flores
Dios no quiere tu oro,
Tu incienso, tu mirra.
Dios quiere que te ganes el pan con el sudor de tu frente.
Dios quiere que seas como Él;
se lo pedimos un mal día,
nos creó a imagen y semejanza.
Nosotros mismos nos expulsamos del paraíso,
mas no caímos. Explotamos.

Nos vemos como no somos,
perdidos en formas establecidas.
Nos fragmentamos una, dos, una, dos veces;
dejamos a un lado el paraíso,
para ir al reino.
Sin darnos cuenta que siempre
estuvimos en casa.

No podrá borrar la lluvia

I
Y retiemble sus centros la tierra,
después. El sonoro rugir del cañón.

Caminamos en silencio,
nuestros ojos gritaban.
Boca encintada,
manos unidas,
ese día no hubo sol,
no ha habido sol en cincuenta años.

Lo hago por ti y por los hijos que no tuve.
Por mi madre que no me vio volver.
Por los gritos de lucha antes que de los de auxilio.
Por los corazones latentes que no podrá borrar la lluvia.

Ese año nos quitaron la medalla de oro,
ganamos la eternidad.
Olimpia, ven y borra mi cuerpo,
que mi alma sigue luchando,
que nunca podrán limpiar las calles
ni el suelo condenado a sacrificio,
fuimos ofrenda un mes después,
bañados en cempasúchil, brillando en veladoras.
Nunca podrán limpiar las calles, ni las páginas en la historia.

II
No perdono. Ni perdonaré,
ni mis hijos ni mis nietos lo harán.
No perdonan las calles, las pancartas,
los zapatos abandonados,
no perdona la plaza, las grietas del pavimento.
No perdono. Ni perdonaré. Porque no olvido.
Porque no te he olvidado a ti, hermano,
mi camarada que escuchaba música en su cuarto,
que jugaba a la libertad entre libros y cuadernos,
no olvidan los escalones
ni las ventanas rotas.
No olvido. No quiero olvidar.
Porque tampoco me he olvidado.

Gritaré tu nombre. Gritaré su nombre sesenta y ocho veces,
buscaré en el cielo luz bengala producto de un deja vú,
producto de un sueño.
Despertaré temprano; lucharé por ti,
por los hijos que no tuviste,
Por la madre que no te vio volver.
Gritaré en lucha antes que pedir auxilio;
Lucharé por los corazones latentes que no podrá borrar la lluvia.

Lucharé.
Para que nada, nada, haya sido en vano.

Un día después

Toma flores.
Deshójalas: una por una.
Toma insaciable amor,
entre tus manos,
entre tus piernas.
Deshójalo: uno por uno.
Toma mis labios,
exprímelos con los tuyos.
Deshójalos: uno por uno.

A estos ojitos tristes un día después,
guárdalos bajo la tierra de tus macetas;
han de echar raíces,
crecerán, así, tristes:
como el gato que duerme bajo tu cama;
crecerán hojas verdes,
nacerá amarilla la flor de iris.
Tómala.
Deshójala: pétalo por pétalo.

Pequeñas manos que buscan.
Pequeñas manos que buscan enredarse en las tuyas.
Pequeñas manos que buscan enredarse en las tuyas, así: pálidas, resecas. Así: mis manos.

Busca mis bragas en la obscuridad,
tómalas,
Deshójalas: hilo por hilo,
hasta quedar tan solo encaje negro. Guárdalo.

Cuando veo tus ojos a medio morir,
cuando te escucho gritar;
ahí es cuando me vengo,
ahí es cuando me vengo en tu cama,
ahí es cuando me vengo en tu cama, en la tierra, en el reino, en el centro del universo.
Quedando acostado,
momentáneamente sonriente, tranquilo.
Quedando renovado. Con tus ojos a medio vivir.
Tomando aire,
tomando alcohol,
tomando la decisión de llamar un día después.

Tuve el descaro de buscar en otros cielos
la visión que sólo puedo ver por tu ventana.
Tuviste el descaro de invocar un “te quiero”
cuando me recuperaba de un espasmo.
Tuvimos el descaro de amarnos
cuando son tiempos de guerra.

Quedando inconformes, anhelando.
Quedando inconformes, anhelando que todo sea cierto.
Quedando inconformes, anhelando que todo sea cierto aquí y en los tres mundos restantes: bastos, copas, espadas y oros.

Deshojándonos: uno por uno

Ronroneos

Los días son más largos,
llegas con el sol siendo verano.

Despiertas temprano
ronroneas, maúllas.
Te escondes bajo la cama,
vuelves a salir cuando la lluvia se acerca.
Te escabulles, saltas, trepas,
llegas a lo alto.
Desde ahí ves la ciudad
los cerros, el tráfico,
las nubes, los otros gatos.

Eres solsticio cuando sonríes,
cuando abres los ojos,
cuando cantas.

Te acuestas en el sillón,
quieres que te acaricie mientras duermes.
Sueñas con el mar, con peces de colores,
sueñas que navegas,
que eres quietud y no tormenta.

Y despiertas temprano
ronroneas, maúllas.
Llegas siendo verano.

Lotería

El mundo,
El sol, La luna, La campana, La escalera,
El barril, La botella, La estrella,
El cantarito, La maceta, El corazón, La botella,
El músico, La botella,
El bandolón, La botella,
El paraguas, La botella,
La calavera,
La botella,
La botella,
La botella,
…La muerte.

El borracho.
Ni El soldado ni El catrín,
El borracho; en una noche,
en una noche callada, en una noche tumulto,
un día, un día de estafas,
un día de dolor, en su casa,
en su casa cocina, en su casa campo minado,
o en cantina, o en un bar.
Me topé con él.
A obscuras, frente a las cartas,
frente a el árbol de la vida.

Olor a jabón, hierba,
al cuero de su chamarra y licor de canela,
en la mezcla perfecta de dosis iguales.
Los componentes de un cuerpo terrestre,
sometidos a la materialidad del reino,
sometido a parecer humano.
Extraño y hermoso ser en cautiverio,
cuidando de un pedazo de tierra que no le pertenece;
no le pertenece nada,
no le pertenece a nadie.

Se tambalea en las aceras,
caminando en zigzag,
usando siempre los mismos zapatos;
bajo la lluvia tormenta huracán,
se tambalea en las aceras,
caminando en zigzag.

Con el brazo izquierdo:
sostiene una caguama,
la cuida.
Con el brazo derecho:
amarra la cintura de La sirena,
la cuida aún más.

La sirena.
Ni La dama ni La chalupa,
La sirena; amarra la cintura de La sirena,
amarra la cintura de mí.

¡LOTERÍA!
Pude gritar al fin.
Pudiendo demostrar al mundo
que El borracho también te puede hacer ganar.

Credo

Creo en el amor Todopoderoso.
Creador de lo inhumano y soberbio.
Creo en su solo hijo, la desolación,
que fue concebido bajo los efectos del alcohol.
Nacido de las no vírgenes
y padeció bajo el poder de un perdedor.

Fue exiliado, muerto y sepultado en los recuerdos;
descendió de lo terreno, al tercer intento,
resucitó de entre las esperanzas muertas.
Subió al cielo,
por un momento se sentó a la derecha de la infinidad de los deseos,
desde ahí viene a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el amor oscuro
de alcantarillas de ciudades, en el amor profundo.
Creo en el amor de locos,
insensatos, asesinos,
camaradas, curas y santas.

Amor de rebelión y hospicio,
amor damnificado, de caos, resortes,
huracanes, de terremotos y causalidades.
Creo en el amor de dos…
de dos días, dos años, dos vidas.

No somos almas gemelas.
Somos almas que conspiran.
Creo en el amor de zapateros,
de carniceros, de putas y floreros;
de tierra, hojas, espinas.
Creo en el amor de los ciegos,
miserables y olvidados.
Creo en amor de ventanas,
paredes y terrazas.
Amor de solitarios, rechazados y humillados.
En el amor de lobos, serpientes y cazadores;
creo en el amor de los rencarnados,
de los que pelean a muerte,
de los que triunfan y besan.

Creo en amor de niños,
de ancianos,
de veleros,
de manos,
amor de cintura para abajo,
de caricias o araños.
Amor crucificado.

Creo en el amor santo.
Creo en la iglesia de tu alma,
la comunión de tu silencio,
en el acumulo de pecados,
la putrefacción de la carne
y la muerte etérea….

Amén.

Las malas

I
Búscame
¿Qué esperas?
ven por mi cuando esté sola
apaga mi voz, no pasa nada
nunca ha pasado nada
es claro, ¿de quién es la culpa?
es tuya hija, ¡pobrecita!
eso le pasa por andar sola
¿Qué esperas?
Ven por mí cuando no hay un hombre a mi lado
Tócame
Estrújame
Grítame
Viólame

MÁTAME

No pasa nada,
nunca ha pasado nada
es claro, ¿de quién es la culpa?
es tuya hija, ¡pobrecita!
¿Para qué se viste así?
Esta es la última foto que me hice
la que usarán para pedir ayuda

¡SE BUSCA!

Es mujer
como tú, como yo
como tu madre y mi madre
Es niña
como la que fuiste, como la que fui
su cabello es largo
corto, rizado, ondulado
lacio, lo tiene pintado
rapado, en trenzas
como el tuyo, como el mío
Sus ojos son obscuros
cafés, negros,
son claros, color miel
verdes, grises, azules
como los tuyos, como los míos
Si la ven, ella es
alta, es robusta
es delgada, es bajita
sus cejas son pobladas
tiene una marca de nacimiento
como tú, como yo
La vieron por última vez en
la parada del camión
en la escuela
en el centro comercial
en el bar, en tal colonia
iba rumbo a su trabajo
iba regreso a su casa
como a ti, como a mí.

II
Si hoy no puedo hablar
tú lo harás mañana
aquí estamos
te doy mi mano
mis ojos, mi voz
te doy el tiempo
te doy las armas
Aquí estamos
unidas por la tierra
bajo el cielo infinito
buscando la cualidad más íntima
para abrazarnos
Aquí estuvieron
las chamanas,
las brujas, las putas
las culpables
las locas, las malas
tu abuela, mi abuela
cada mañana pido ser una
caminar descalza sin importar las brazas
danzar frente a la hoguera
para que no nos quemen en ella
Aquí estamos hermana
si hoy no puedo hablar
tú lo harás mañana
y gritaré tan fuerte
para que puedas volver a casa.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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