MI POEMA…de medio pelo
Por más que a mi me insistan, no entiendo la razón
que lleva a los humanos venidos a este mundo,
sujetos al azar, o así sin ton ni son,
los hay que consideran ser dueños del terruño.
Arguyen diferencias palmarias que, notorias,
distinguen a su pueblo supremo y diferente,
acuden a una lengua partiéndole a la historia,
se sienten oprimidos, pues luchan por su gente.
Así nieguen, racistas, capaces de matar,
el odio inoculando a niños inocentes,
ausentes de emociones, no van a condenar,
obsesos, de pensar escasa está en su mente.
Disfrutan del favor de correligionarios
que aplauden y reciben cual de héroes tratara,
partícipes de crímenes, son totalitarios,
si alguno no les sigue, allí él no pinta nada.
¿Do anida esa obsesión para que sacrifiquen
en pos de una utopía, obviando la razón?
¿Por qué la sinrazón en esa pretensión
y aspiran a ser rey los que ahora son caciques?
Negados de pensar, demuestran ser idiotas.
Reniegan de pensar trucándose en fanáticos.
Cobardes, que pensar no quieren pues no tienen pelotas
simulan sin mirar pareciendo simpáticos.
¡Humanos así son mas son nacionalistas!
cigotos que al nacer nacen, crecen y se mueren,
lo que a ellos les distingue del resto de la lista
el odio inoculado e inmerso en su ADN.
La historia es tal cual es, volverla del revés,
será retroceder, manipular su historia.
A ayer hay que mirar, de errores aprender
lo que hay que mejorar, guardando en la memoria.
©donaciano bueno
Estos versos quieren ser un humilde homenaje al magnífico y valiente periodista Juan Carlos Girauta, catalán de pro, ejemplo de luchador, emigrante en su propia tierra, que por el simple hecho de no coincidir con los postulados ideológicos, y ante las injurias generalmente anónimas de los hooligangs de los nacionalistas, se ha visto obligado a cerrar su cuenta en Twitter.
Coincide este hecho con la liberación por parte del Gobierno de el otro «ejemplo» de luchador al que hago referencia en el texto, que tras haber asesinado a tres personas inocentes, y haber mantenido encerrado y secuestrado a Ortega Lara durante más de 500 días, ahora sus correligionarios piden clemencia y compasión en base a una hipotética enfermedad terminal.