(A la madre del Inca Garcilaso)
Casi un infierno sin luz
como ante el púlpito de San Blas
la calavera de Horcacitas.
Señor, qué madera,
he cerrado los ojos, Señor,
y no me entretengo en el altar
aunque brille marrón el oro
por la plegaria impura.
Ahí,
la madre del bastardo,
el cordero de Dios.
La princesa en casa.
Vagabundeo por la vieja ciudad
¿Dónde he de verla por fin?
Miro a los lados, insomne,
acaso llegaré a comprender
el ansia.
Y ella advenediza, solitaria,
en el altar se arrodilla para besar
la cruz,
peldaño a peldaño
da el beso maldito…
Delgada sería la pequeña
el vestido de organdí azul luce
con filamentos de oro en la cintura fina
los botines aún de moda.
Beatífica viajera
la princesa está en casa
mas a ti nada te importa
pues de lejos
le dices adiós.
Una elegante silla negra
está rota en el recibidor.
Teléfono silencioso
Sombras desde el amanecer
el corazón late en vano
copas de vino desde el alba hasta
la luna llena
pérfido músculo
vacío embriaguez
muro hiedras púrpuras
pútridas hiedras
un efebo una aparición
sin piel sin límites
Vibración
Tarde
Mina y yo bajamos por la avenida Aviación
La noche de brujas
Los carteles iluminados de pollerías y bares
Insinúan que esta noche se llena
De hambre
De macabros huesos
En la Taberna de los monjes
Sobre una gran pantalla
Madonna escupe su risa provocativa
Las dos nos hemos sentado a la ventana
Una grada más alta que la realidad
Como si la inocencia necesitara tres centímetros de altura
Nadie ve que sonreímos por algunas tonterías
Como dos niñas con helados de fresa
O de vainilla
Nadie ve que rozamos nuestras yemas
Como si fuera la primera vez
Tengo el rostro estragado por el licor
Y pronto el barquero me arrastrará
Como a un alma en pena
Entonces me será difícil recordar
Y sostener la visión de sus labios
Que soplan un mechón de mis
Cabellos.
de Poemas parisinos (Inédito, 1981?)
Otoño (los dos se llaman otoño?)
Es otoño en mi gabinete
las luces ocres envuelven los geranios
los sepias cubren el asfalto cagado por los perros
¿qué órgano podría dejar de funcionarme bien?
Frágiles
alcachofas de cemento en Creteil
algunos se han suicidado este verano
Una bomba de 60 vv fabrica la penumbra
música de Maurice Jarre (París 78/80)
buhardillas
porcelanas (no de Limoges)
abrigos (no de Astrakán)
copitas para Martinis secos
cojines fauna y flora estampada
Seguimos el rumbo de una pipa que atraviesa
una plaza y termina en un café
solitario
una pipa argelina que vuelve apagada
en el bolsillo
alguien arrastra un piano
por el corredor
Lo que pongo: palabras sucias
envejecidas
un pensamiento
un pozo de sombras
nada es cierto
sino que respiro
como un cazador persigo una idea
le disparo
esta es aquella presa
disecada
entre líneas
un insecticida de 65 pesetas
debido a que lo he incluido
en mi página
existo
Sí, hoy he vivido, leído a Sade
a saltos
a Faulkner por los pelos
en mi bolso de la biblioteca
pernocta sin abrir
mañana será miércoles
y vendrá el lechero.