1.LA VIDA TAL CUAL [Poema del Editor]
2.Antonio Zerolo Herrera [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)

MI POEMA …de medio pelo

 

Pues todo aquí fenece, nada queda,
por mucho que se insista será en vano,
los chopos que hoy están en la alameda
un día, cuando acabe ya la veda,
el hacha le hará astillas con la mano.

Que todo es temporero, las virtudes
incluso en esta vida los cilicios
no habrán de retrasar, nunca lo dudes,
el tiempo que te espera. Los aludes
no sufren ni al mirar los desperdicios.

Ni el alma viene al caso ni es motivo
a hacer de aquel que dicen no la tiene
un signo distinción a seguir vivo,
-vivir o no vivir no es de recibo,
no importa si conviene o no conviene-.

Después vendrá el olvido. Es natural.
de aquellos que quedaron a la espera
que llegue otro volcán a hacer el mal
marcando a la esperanza su final
pues nunca ha de volver la primavera.

Y así es que van cayendo las bellotas
del árbol de su madre que es la encina,
dejando tras de si ilusiones rotas,
creyéndose uno más de los idiotas,
soñando ver detrás de la colina.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Antonio Zerolo Herrera

Quiero morir en paz con mi conciencia

Quiero morir en paz con mi conciencia
sin haber en el vicio encenegado
el apellido humilde, pero’ honrado,
que recibí como sagrada herencia.

Cuando se cumpla la mortal sentencia
quiero estar de los míos rodeado,
valeroso y sereno, cual soldado
que luchó por el Arte y por la Ciencia.

Quiero morir en el edén de España,
que si nó la riqueza y la fortuna,
le debo el dulce ambiente que me baña;

y que arrullen mi sueño en La Laguna
los pinos que coronan la montaña
y el mar de Atlante que meció mi cuna.

A Santa Cruz

Celebra tu glorioso aniversario,
y admire el mundo la inmortal hazaña,
en que su lealtad y amor a España
selló con sangre el corazón canario.

Penetra reverente en el santuario 
donde están las banderas de Bretaña,
hoy, que a los golpes de enemiga saña,
subes cual nuevo Cristo a tu Calvario.

De allí acuden recuerdos a millares
a confortar tu espíritu; devora 
en altivo silencio tus pesares.

Lucha y calla; el derecho no se implora.
¿Si has vencido al coloso de los mares,
¡ira de Dios! no has de vencer ahora?

A Olga Aguilar

Alta, rubia, gentil, ojos de cielo,
-de esos ojos que matan dulcemente-;
formando la corona de su frente
doradas hebras de sedoso pelo.

Llegó a las urnas, levantóse el velo, 
y al verla tan hermosa y sonriente
unánimes votaron con la gente
todas las flores del canario suelo.

Imagen de belleza peregrina
que circunda del triunfo la aureola, 
es modelo de gracia femenina;

y arde en sus venas, como hirviente ola
de fuego de pasión, mezcla divina
de la sangre francesa y española.

Las folias

Música original la de mis lares,
pues conmueven el alma del patriota,
desde la isla, hermana de la jota,
hasta el viento que zumba en los pinares.

¡Oh, las folías!… Tienen sus cantares 
un recuerdo de amor en cada nota;
pero hay algo también que a veces brota
del undívago seno de los mares.

Allá en las noches plácidas, serenas,
cuando flota el misterio en el ambiente 
y reposa el Atlante en las arenas,

más que el oído, el corazón lo siente:
¡es la voz, es la voz de la sirenas
que cantan a la isla eternamente!…

Los personajes de Galdós

Cuando expiró el maestro, asombro de la gente,
por ser el prototipo del genio y la constancia,
yo sé que penetraron en la mortuoria estancia,
todos los personajes que concibió su mente.

El lecho rodearon cubriéndolo de flores 
-piadosa y delicada señal de sentimiento-
y no se oyó una queja, ni un grito, ni un lamento,
que sólo tienen llanto del alma los dolores.

«Fortunata» y «Jacinta» cogidas de la mano
el coro presidían de la nocturna vela, 
y próxima a este grupo, tan bello como humano

de las protagonistas de la inmortal novela,
sin apartar los ojos del venerable anciano,
estaba de rodillas la pobre «Marianela»!…

La laguna

(Después de la estación veraniega)

Ya La Laguna triste y solitaria
vuelve a su natural recogimiento,
a ser la típica ciudad canaria
donde se reconcentra el pensamiento.

Florón el más antiguo de Nivaria
en un valle fecundo tiene asiento,
y allí crecen el pino y la araucaria,
que son las liras rústicas del viento.

Sólo el gremio escolar que se declara
amante del bullicio y la alegría, 
le presta animación con su algaraza.

O se escucha la mística armonía
del órgano, al pasar por «Santa Clara»
en la tarde otoñal, lluviosa y fría.

Bio de autor en esta página

"No están todos los que son pero son todos los que están."

  • Antonio Zerolo Herrera fue un catedrático de literatura y poeta español de origen canario. Nacimiento y Muerte: Nació en Arrecife de Lanzarote en 1854 y falleció en La Laguna, Tenerife, en 1923.

    Estudios: Estudió el bachillerato en el Instituto de Canarias en La Laguna. Posteriormente, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Central en Madrid.

    Trayectoria Profesional y Académica: Comenzó su carrera docente a los 22 años, en 1876, como "Auxiliar de Letras en el Instituto Provincial de Canarias" en La Laguna. También desempeñó el cargo de secretario del mismo instituto durante muchos años. En 1904, fue nombrado Catedrático numerario de Lengua y Literatura castellana en el Instituto Jovellanos de Gijón, donde permaneció por un periodo de siete años. Regresó a Tenerife para ejercer la Cátedra de Lengua y Literatura castellana en el Instituto de Canarias (La Laguna), del cual llegó a ser director. Fue nombrado socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en 1890. En 1922 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Lengua.

    Obra Literaria: Su carrera literaria fue precoz, publicando su primer poema a los 14 años. Colaboró con poesías, artículos, discursos y prosas en diversas publicaciones de España y Latinoamérica. En las Islas Canarias, escribió en medios como Revista de Canarias, La Ilustración y Diario de Tenerife. Utilizó dos pseudónimos bajo los que publicó varios trabajos en prensa: El ciego de la Esperanza y Marcos Pérez de Buenavista. Se le considera un romántico muy tardío e integró la Escuela Regionalista Canaria. Su poesía se caracteriza por la exaltación de paisajes naturales isleños y leyendas guanches (indígenas de Canarias), aunque también abordó temas como el mar y asuntos religiosos. Tuvo un gran respeto por la medida de los versos y la consonancia sonora, haciendo que sus poemas fueran descritos como una "música hablada". Obtuvo numerosos premios en concursos literarios, tanto en Canarias como en la Península. Entre sus obras de teatro se citan: Los sufrimientos de un pueblo (estrenada en 1870) y Después de un año (estrenada en 1886).

    Religión y Filosofía (Según el Contexto): Su vida y sus versos estuvieron alentados por un "espíritu creyente". En uno de sus poemas, Quiero morir en paz con mi conciencia, expresa su deseo de morir en paz con su conciencia sin haber mancillado el "apellido humilde, pero' honrado", y como un "soldado que luchó por el Arte y por la Ciencia".

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