JOSÉ ÁNGEL BUESA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.

Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

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BLAS DE OTERO

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

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RAFAEL ALBERTI

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...

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ANTONIO MACHADO

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero...

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FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO

Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.

Lee y disfruta de sus poemas... v

FEDERICO GARCÍA LORCA

Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.

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GABRIEL CELAYA

A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

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MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.

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LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

TIRSO DE MOLINA

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;

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MIS MAESTROS-POETAS

MARQUÉS DE SANTILLANA

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;

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MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;

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LUIS ROSALES

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?

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ROSALÍA DE CASTRO

¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

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JOSÉ ZORRILLA

¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!

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JUANA DE IBARBOUROU

A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.

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MIS MAESTROS-POETAS

VICENTE ALEIXANDRE

¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME GIL DE BIEDMA

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

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MIS MAESTROS-POETAS

LEÓN FELIPE

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...

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MIS MAESTROS-POETAS

JULIA DE BURGOS

Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.

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CONCEPCIÓN ARENAL

Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....

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MIS MAESTROS-POETAS

JAIME SABINES

A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,

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MIS MAESTROS-POETAS

MARIO BENEDETTI

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo

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MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS GUILLÉN

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....

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MIS MAESTROS-POETAS

OCTAVIO PAZ

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

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MIS MAESTROS-POETAS

MANUEL ALCÁNTARA

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ BERGAMIN

AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.

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MANUEL GUTIERREZ NÁJERA

Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?

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DÁMASO ALONSO

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

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GABRIEL Y GALÁN

Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,

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LOPE DE VEGA

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

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AMADO NERVO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...

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GLORIA FUENTES

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

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JORGE LUIS BORGES

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

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LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?

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MIS MAESTROS-POETAS

LUIS CERNUDA

Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.

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MIS MAESTROS-POETAS

FRAY LUIS DE LEÓN

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,

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MIS MAESTROS-POETAS

RUBÉN DARÍO

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

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MIGUEL HERNÁNDEZ

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor...

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ALFONSINA STORNI

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.

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MIS MAESTROS-POETAS

SANTA TERESA DE ÁVILA

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

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SAN JUAN DE LA CRUZ

En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

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MIS MAESTROS

MANUEL MACHADO

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...

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PEDRO SALINAS

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.

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JORGE MANRIQUE

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;

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RAMÓN DE CAMPOAMOR

En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira. 

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SALVADOR DÍAZ MIRÓN

En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.

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NICOMEDES SANTA CRUZ

Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería.
Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,...

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FRANCISCO DE QUEVEDO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

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FRANCISCO ALDANA

Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,

Lee y disfruta de sus poemas...

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.

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GUTIERRE DE CETINA

Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...

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LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

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GARCILASO DE LA VEGA

Cuando me paro a contemplar mi estado

y a ver los pasos por do m’han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

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HE EXTRAIDO DEL TINTERO [Mi poema]
Boris Elkin [Mi poeta sugerido]

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MI POEMA …de medio pelo

 

He extraído del tintero este poema
de líquido empapado, emborronado,
le he escurrido sacándole la flema
y en huesos le he dejado cual fonema
terso, blanco, vistoso y destintado.

Le he tendido a orear y le he secado
procurando a su lado hubiera viento
no estuviera en peligro, amenazado,
y lo he vuelto a dejar acicalado
cediéndole un lugar en este asiento.

Nadie puede pensar que es traicionero
pues denota que se encuentra muy a gusto
renunciando a volver a su tintero
ni que he sido un ingrato, traicionero,
cada uno ha de elegir lo que es más justo,
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Boris Elkin

DE CARNE SOMOS

¿Echala a m´hija
porque viene a llenarnos de vergüenaza
tráindonos de regalo ese nietito
sin que naides supiera?
¡Vaya un pecao más grande!
¿Qué la gente ha de ráirse de nosotros?
¡Pacencia!

Y al final, ¿qué cara… ncho saben ellos
pa venir a meterse en casa ajena?
Mi hija es mi hija,
y su tata no la echa puerta ajuera
porque compriende bien que esa disgracia
le puede suceder a mas güena.

Las leyes de la vida están escritas
dende que vino Adán y Eva,
y es al ñudo que el hombre escriba otras
pa marcar el camino´e la decencia.

Tuitos somos de carne
y nos corre igual sangre por las venas.
Y…-perdonándome la comparancia-
también nos parecemos a las betias…

¿Ellas? Se juntan como Dios manda.
¿Nosotros? Po´el civil o por la Iglesia…
Pero puestos a mirar las cosas
no se alcanza a notar la diferencia,
ya que al final del cuento nos risulta
que se han juntao… un macho… y una hembra.

¿Qué culpa tuvo m´hija
si no pudo paliar contra esa juerza?
Pa mejor, comenzaron sus amores
cuando dentró a puntear la primavera
-que jue pal tiempo que cortó el cabestro
el malacara pa seguir las yeguas-.
Cuando el toro rompió los alambraos
y al trotecito se nos jué la perra…

¿Echala a m´hija
porque viene a llenarnos de vergüenza
tráindonos ese nieto de regalo
sin que naides supiera?
¡Valla un pecao más grande
lo de cumplir con lo que Dios ordena
y criar el hijo
en vez de malparir sin que la vena!

EL COBARDE

Un muchachón de manos engrilladas;
un comisario «bravo» y un alcalde
que, sabiéndolo al mozo, bien seguro,
le escupen su desprecio «pa que hable».
-Lo mataste a traición, seguramente…
Y el mozo le contesta: -Sepa, alcalde,
que los hombres nacidos en mi tierra
muy poco matan de traición a naides.
-Sin embargo-interrumpe el comisario-,
nunca matan de frente los cobardes.
-¿Y cuándo esa fama, comisario?
-Te la ganaste bien aquella tarde
qu’el finao te insultó delante é todos
y vos, como faldero, te achicastes.
-Aquello jue otra cosa, comisario;
me achiqué con razón, no por cobarde.
Aquella tarde me allegué hasta el pueblo
pa buscarle rimedios a mi madre,
que había quedao solita, allá en el rancho,
quemándose de fiebre sobre el catre.
Si me achiqué, señor, no jue de miedo.
Jue su voz que me gritó:»¡Párate!»…
Es muy fiero, señor, pa quien ya siente
que la muerte comienza a aproximarse,
encontrar que no hay naides en el mundo
que le empreste un poquito de coraje,
sin tener quien le rece un padrenuestro,
ni tener quien le pida un «Dios te salve».
Pero ayer me cobré. Mi mamá ha muerto;
y ya sin su cariño que me ate,
m’encaminé pal pueblo, bien seguro
de no encontrar branquera que me pare.
Estaba en el boliche el «hombre guapo»
hablando de bravura, de coraje…,
«que a los hombres los reta como a chicos…»,
«que no encuentra varón que se le cuadre…».
Por eso, al dentrar yo, ni m’hizo caso,
y con desprecio comenzaba a ráirse
cuando mi zurda le cruzó la cara
pa evitar el decirle: «¡Acomódate!»
Sacó el facón y me vino al humo.
La carrera conmigo l’era fácil…,
y el hombre, entusiasmao siguramente,
tiró un hachazo…, se quedó pagando…,
buscando sitio pa poder dentrarme,
y sonzo juera yo de no cobrarme.
-¿Tenés más que agregar?
-Sí, comisario:
¡qué no güelva a tratarme de cobarde
sin soltarme una mano, por lo menos…,
por si tiene antojo de probarme!

CHARQUEANDO.

Para aquellos que no sepan
qué quiere decir «charqueando»,
aclaro que es el recurso
pobre, de algunos paisanos
que se meten de jinetes
siendo flojitos pal basto.
Y apenitas el bagual
se agacha y pega dos saltos
pierden toda su apostura,
quedan desacomodados
y se agarran al apero
para evitar el porrazo.
Y a mi me pasa lo mismo;
pensaba anotarme un tanto
creyendo que domar versos
no es cosa que dé trabajo.
Y ya metido en el baile,
no se extrañen si me aguanto,
ya «que no ha nacido el potro
que me revuelque en el pasto».
(Disimulen, aparceros;
no digan que voy charqueando.)

CONTESTANDO.

¿Por que me empeño en escribir en «gaucho»
en lugar de escribir versos modernos,
y me aferro al pasado con las fuerzas
con que el ombú enraíza en el terreno?
¿Que por que me empeño en escribir en gaucho?.
Ha de ser, yo calculo, porque tengo
esta paisana voz para mis cantos
y este pobre decir para mis versos.
Y ha de ser por capricho del destino
que me quiso elegir como instrumento,
sin probar la apagada resonancia
que se encierra en la caja de mi pecho.
Pero voy a cantar, mientras me quede
una nota en la voz, vida y aliento
para avivar las brasas recubiertas
por la ceniza que acumula el tiempo
y el olvido que ponen los ingratos
sobre el pasado que quisieran muerto.
Honrar la tradición no es una forma
de escribir para nuestro lucimiento:
es poner devoción en cada estrofa;
es vivir venerando los recuerdos;
es sentir emoción límpida y serena
frente a la estampa de un paisano viejo,
y es querer el retoño que aparece
junto a las ráices de su noble abuelo.
Sentir la tradición, es asomarse
a ese pozo de luz de nuestro acervo
y reiniciar la marcha hacia el futuro
sin olvidar lo que quedó atrás nuestro.
Si un país sin tradición es como un rancho
que se derrumba, falto de cimientos,
¿como es posible, entonces, que sus hijos
no den su apoyo para sostenerlo?
Yo cumplo mi deber de esta manera:
¡escribo en «gaucho» porque así lo siento,
y hay treinta años de camino y surco
que me enseñaron a querer lo nuestro!

EL AGÜELO

¿Qué le vamos a hacer?
Me basuriaron, áura que voy pa’viejo;
a la edá que a los hombres no les hace
vivir un año más o un año menos
y no es cuestión de andarle mezquinando
a los ojales, cuando sobra cuero.
Risulta qu’esta tarde,
cuando volvía contento, de un arreo,
sentí que unas chirolas m’estorbaban
y llegué al boliche’Del Recreo’
-no diré pa’tomar, porque no tomo-,
pero m’hija, usté sabe, soy agüelo,
y no quise venirme pa’las casas
sin tráirle golosinas a mi nieto.
Dentré y pedí, sin reparar en naides:
‘Me da unos caramelos;
treinta de aquellos que parecen guindas
y veinte d’esos…’
De una mesa de truco medio al fondo
sentí que se me rieron,
y una voz que conozco hasta dormido,
porqu’es aquella que mintió tan fiero,
me revolvió la entraña preguntando:
‘-¿Así que son pal’nieto?’
Y me volvió a cargar:
‘-Y la Ramona
sigue linda, nomás?Le dá recuerdos,
y digale que espere sentadita
si cré que yo vi a dir al casamiento’.
Yo tuve tentación de atropellarlo
y matarlo a lo perro;
ya que ni ansina pagaría la cuenta
que te quedó debiendo de hace tiempo.
Pero pensé que te dejaba sola,
qu’eras muy poco pa’cuidarlo al nieto,
y juntando valor pa’ser cobarde,
dejé que piensen que le tuve miedo
y agarré los paquetes y me vine.

¡Nieto! Venga pa’cá:
¡sus caramelos!

EL OVERO.

Degollalo, Cipriano, degollalo;
ya el matungo no tiene más rimedio:
hace dos o tres días qu’está cáido
y es inútil buscarle un aliveo.
-Anoche al acostarme, yo pensaba
en eso mesmo que m’estás diciendo,
y esta mañana preparé la daga
pa despenar pa siempre al pobre overo;
pero,¿sabe, mi vieja, lo que pasa?.
Me alcanzó a conocer a veinte metros,
y levantando un poco la cabeza
m’hizo un relincho corto, dend’el suelo.
Me arrimé pa matarlo,
y vide en sus cansados ojos negros
yo no sé que mirada tan extraña
que me tembló la daga entre los dedos
y me puse a pensar:¡que diría
al saber que soy yo que lo degüello!
‘¿Es ansí cómo pagan los cristianos
dispués que uno está cáido y está viejo?’
‘Este es un bien pa vos-quise esplicarle-.
Sentirás un dolor cuando entre el fierro;
pero dispués verás, cuando la sangre
dentre a chorriar y a coloriarte el pecho,
te sentirás liviano como en antes
y todo ese dolor se te irá yendo…’
¡Y sacando coraje, ni sé di’ande!,
con una mano le tantié el pescuezo,
y cuando estaba a punto ‘e degollarlo
me maniaron la mano los ricuerdos.
Recularon los años de mi vida
y m’entraron a arriar los pensamientos
pa los tiempos aquellos que denguno
me prestó más servicios que’l overo.
Yo tenía pa’quel tiempo veinte años
y él sería un potrillo ‘e tres y medio…
cuando una vez por cosas…
por sonseras que cuasi ni me acuerdo,
le pegué unos hachazos en el tuso
al comesario mesmo.
Y tuve que juír. Mi suerte estaba
puesta en las patas de mi parejero,
y pa ganar el monte
vadeó los ríos, jinetió los cerros,
y si de un galope no cruzó los Andes
jué porque nunca le pedí ese esjuerzo.
Dispués, cuando unos ojos
que no sé si eran brujos o hechiceros
m’enredaron pa siempre y armé’l rancho
`pa tener en mi rancho ¡dos luceros!,
mi overo puso el anca pa’llevarte;
…y como pa dir al cura estaba lejos…
hizo la vez de cura, de padrino
y jué testigo ‘e nuestro casamiento.
Después de algunos años,
cuando el gurisito cayó enfermo,
¿quién se galopió las doce leguas
que hay estendidas dende aquí hast’al pueblo,
y quién se galopió las otras doce
pa venir hasta aquí con los rimedios?.
Por eso, no me animo a degollarlo;
dejalo al pobre overo
¡que se muera solito allá en el bajo,
que yo perdí el coraje hasta pa verlo!

MI CHALA.

No sé si es cosa `e mandinga
o es un regalo del cielo;
algunos dicen qu’es malo;
pa mí se me hace qu’es güeno…
Ricién me dijo el dotor
qu’esta fatiga que tengo
es por culpa del tabaco
qu’está minándome el pecho,
¡y me ordenó que lo deje
si quiero salvar el cuero!
Pero dejar el tabaco
áura que ya voy pa viejo
y no tengo en que afirmarme
pa tironear los recuerdos…
¿dejar el tabaco dijo?
¡Si es cosa que ni pienso!
Hacen años, muchos años,
yo trabajaba ‘e boyero
cuando prendí el primer chala
pa quemar mi aburrimiento.
¡Qué lindo se ivan las horas,
que pronto volaba el tiempo
y qué hombre me sentí
con el chala entre los dedos!
Cuando mi madre se jué
sin tiempo pa darme un beso,
¡quién otro sino mi chala
me acompañó al sentimiento
y se quemó sin renuncios
con tal de darme consuelo!
Más tarde,cuando el amor
dentró a golpear en mi pecho
ese amor qu’es vida y muerte,
qu’es triunfo y renuncianiento
y que nos mata de a poco
porque se vive muriendo,
¡si habré domado impaciencias
pitando como murciélago!
Y al fin,¿pa qué?: pa que un día
barriera todo el pampero…
Ella no tuvo reparos
en aventarme los sueños.
Cuando esa tarde me dijo
que no perdiera más tiempo
y supe que otro varón
se había ganado su aprecio,
¡menos mal que tuve el chala
que supo darme un consejo
y m’entretuvo la mano
que andaba tanteando el fierro!
Dispués cambié de querencia;
me dijo :»Hacete resero.
Nada hay mejor que el camino
pa quien no tiene un afecto».
¡Las noches que habré pasado
tendido sobre el apero
sin mas estrellas que el chala
parpadeando en el silencio!
Más tarde,cuando la vida
m’enredó entre los puebleros
y entré a borroniar cuartillas
pa darle forma al ricuerdo,
¡quien otro sino mi chala,
me ayudó a escribir los versos!
¿dejarlo,porqu’el dotor
me vino con ese cuento
de qu’el tabaco hace mal
y está minándome el pecho?
¡Deje nomás que me mate!
¡Si por él estoy viviendo!

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Vuelta de paseo
Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.

Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!
F. García Lorca, Poeta en Nueva York.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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