y 3,062 POETAS Sugeridos e Invitados
1.IMPARABLE [Poema del Editor]
2.Marco Antonio Madrid [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)
MI POEMA de medio pelo
Imparable, te muestras imparable,
te fuiste con la luna al firmamento
y hoy mismo te has mezclado con el viento,
pudieras ser un poco más amable.
Te crees imparable, tú te crees
que vagas por encima de las nubes,
y tienes por amigos los querubes
mejor que no confundas con desees.
Que tú por más que insistas no eres nada,
si acaso aquí uno más, otro que pasa,
de tripas corazón y una carcasa,
dibujo mal trazado a mano alzada.
Y vienes hasta aquí con tu osadía
tratando de epatar, pobre indigente,
más vale que te metas en la mente
que hay muchos que superan tu valía.
©donaciano bueno
De presumidos están los cementerios llenos.
MI POETA SUGERIDO: Marco Antonio Madrid
Una muestra de sus poemas:
REMANSO
El hombre pasa.
Su palabra queda temblando
Un instante sobre el agua,
Un instante,
Después es una lágrima.
Un instante nada más,
Un instante sobre el agua.
El hombre pasa.
El sol es alto en sus pupilas
Y el viento robusto
En su mirada.
¿No escuchas el incesante batir
De unas olas en su sangre?
¿El canto transitorio de las aves
Surcando la memoria?
¿El reproche de unas huellas,
El antiguo rencor de sus pisadas?
El hombre pasa.
El sol se apaga
Dejando un remanso de sombras
En sus labios,
Y no hay sueños,
Ni mundos que pueda redimir,
Ni credos que los salven.
Tan solo hay una herida
Que sangra en su costado,
Y sus palabras,
Lagrimas disueltas sobre el agua.
TIERRA YERTA
Nada encontrarás en este pecho.
Nada sino el picotazo atroz
con que la tierra sepulta una leve sombra.
El polvo homicida de viejas estaciones.
La infame huella que los siglos dejan
sin una lágrima.
¿Qué canto amanecerá atestando mis labios despiadados?
¿Qué viento encenderá la higuera
/redimiendo mis cenizas?
Mas algo de mí habrá en ti, algo de mi voz habrá
/en tu voz.
Frágil,
tenue,
una sílaba nos nombra
junto a ese mar que vomita soledades.
ICARO
No escuches el esplendor de ese cielo.
Tu destino está junto al polvo de este sueño.
Voraz es el camino donde el hombre
ha perdido su inocencia.
Nadie asciende con una mancha de limo
en su costado.
(De La Blanca Hierba de la Noche)
VIENTO DE MAYO
Hoy la nostalgia tiene el color
de estos barcos que han vuelto
para morir en la soledad de los muelles.
Hoy es mayo, hace frío y el viento
esparce la lluvia de ayer que ha quedado
prendida en las hojas de un árbol.
Yo escucho el agua que vuelve,
la gaviota que cruza como un pensamiento
lejano, yo escucho la tierra y el rencor
y el silencio que muerde el corazón
de la niebla, la bandera de un sueño
y su amarga ceniza
y quisiera un fuego, una hoguera
para incinerar la tristeza, una brizna
de ti junto a este mar de la infamia.
Pero sólo escucho el golpe del agua entre el cielo
gris de las piedras.
Y entonces dejo fluir tu nombre en mis labios
como un río lejano, como esa lluvia
de ayer, como este viento de mayo.
(De La Blanca Hierba de la Noche)
EL OTRO RÍO.
Otras aguas corrían bajo las aguas, otro era el río. Anagnórisis, Tomas Segovia.
La gavilla de halcones y la serenidad de su vuelo
bajo un cielo imborrable.
Los ríos que bajan de las altas montañas y el sol
que extrae su oro
de ese nicho de rocas donde hermanan sus aguas.
Hay un árbol donde una gota del viento se dispersa
y luego se repite sin memoria.
Hay una yedra que viene del fondo, como un tejo gris,
como un dolor, como una escama de siglos empotrada
en el oscuro dorso del agua;
entre la tarde y las zarzas, una res muerta y devorada
por las aves; un cansado canto de cigarras esperando
la imposible tormenta; las casas de adobe y paja como cactus
sobre la duna sangrante de los días; un pescador y su cordel
y su plomada; la mantis o mamboretá y ese insecto que dura
tan sólo una tarde y luego muere entre las hojas de un guamo.
Tarde del verano donde tierra abajo solo queda un surtidor;
un delirio de siemprevivas; unas hojas de berro en la única
y casi imperceptible corriente.
Un largo brazo de luz recorriendo los páramos.
Río de la luz y de las tumbas donde un hombre desciende
no para mojar dos veces
su talón en la corriente
sino para abrevar su vida,
sino para abrevar su muerte.
¿Dónde esta la herida por donde sangran el pedernal
y la obsidiana,
la secreta voz de la doliente tierra,
el venero de las cambiantes aguas?
Río del fuego y de la sombra,
río de la sombra y del fuego transparente de la llama donde el amor escampa a la linfa dolorosa de un recuerdo.
¿Qué lenguas descifran los arcanos de tu soledad?
¿Qué fuerzas explican los signos de tu transcurrir,
de tu nacer,
de tu morir?
El sol y el oro de su tarde; día de verano
donde una gavilla de halcones bate su vuelo
bajo un cielo imborrable.
Día del verano cuando las hora, como volutas
de fuego se hunden, en el aire apacible de marzo.
(De La Secreta Voz de las Aguas)







