JOSÉ ÁNGEL BUESA

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.

Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Lee y disfruta de sus poemas...

BLAS DE OTERO

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Lee y disfruta de sus poemas...

RAFAEL ALBERTI

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...

Lee y disfruta de sus poemas...

ANTONIO MACHADO

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero...

Lee y disfruta de sus poemas...

FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO

Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.

Lee y disfruta de sus poemas... v

FEDERICO GARCÍA LORCA

Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.

Lee y disfruta de sus poemas...

GABRIEL CELAYA

A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.

Lee y disfruta de sus poemas...

TIRSO DE MOLINA

Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARQUÉS DE SANTILLANA

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN

Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS ROSALES

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?

Lee y disfruta de sus poemas...

ROSALÍA DE CASTRO

¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

Lee y disfruta de sus poemas...

JOSÉ ZORRILLA

¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!

Lee y disfruta de sus poemas...

JUANA DE IBARBOUROU

A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

VICENTE ALEIXANDRE

¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME GIL DE BIEDMA

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LEÓN FELIPE

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JULIA DE BURGOS

Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.

Lee y disfruta de sus poemas...

CONCEPCIÓN ARENAL

Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JAIME SABINES

A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MARIO BENEDETTI

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

NICOLÁS GUILLÉN

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

OCTAVIO PAZ

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

MANUEL ALCÁNTARA

El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo. 

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

JOSÉ BERGAMIN

AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.

Lee y disfruta de sus poemas...

MANUEL GUTIERREZ NÁJERA

Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?

Lee y disfruta de sus poemas...

DÁMASO ALONSO

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

Lee y disfruta de sus poemas...

GABRIEL Y GALÁN

Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,

Lee y disfruta de sus poemas...

LOPE DE VEGA

Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Lee y disfruta de sus poemas...

AMADO NERVO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...

Lee y disfruta de sus poemas...

GLORIA FUENTES

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

Lee y disfruta de sus poemas...

JORGE LUIS BORGES

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Lee y disfruta de sus poemas...

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

LUIS CERNUDA

Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

FRAY LUIS DE LEÓN

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

RUBÉN DARÍO

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Lee y disfruta de sus poemas...

MIGUEL HERNÁNDEZ

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor...

Lee y disfruta de sus poemas...

ALFONSINA STORNI

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Lee y disfruta de sus poemas...

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS-POETAS

SANTA TERESA DE ÁVILA

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

SAN JUAN DE LA CRUZ

En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

Lee y disfruta de sus poemas...

MIS MAESTROS

MANUEL MACHADO

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...

Lee y disfruta de sus poemas...

PEDRO SALINAS

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.

Lee y disfruta de sus poemas...

JORGE MANRIQUE

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;

Lee y disfruta de sus poemas...

RAMÓN DE CAMPOAMOR

En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira. 

Lee y disfruta de sus poemas...

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.

Lee y disfruta de sus poemas...

NICOMEDES SANTA CRUZ

Cómo has cambiado, pelona,
cisco de carbonería.
Te has vuelto una negra mona
con tanta huachafería.
Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,...

Lee y disfruta de sus poemas...

FRANCISCO DE QUEVEDO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Lee y disfruta de sus poemas...

FRANCISCO ALDANA

Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,

Lee y disfruta de sus poemas...

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.

Lee y disfruta de sus poemas...

GUTIERRE DE CETINA

Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...

Lee y disfruta de sus poemas...

LUIS DE GÓNGORA

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Lee y disfruta de sus poemas...

GARCILASO DE LA VEGA

Cuando me paro a contemplar mi estado

y a ver los pasos por do m’han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

Lee y disfruta de sus poemas...

A MI ME RECONOCERÁN [Mi poema]
Ricardo Labra [Mi poeta sugerido]

Inicio » Reflexión » A MI ME RECONOCERÁN

¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar?  haz click en el botón de la izquierda!

MI POEMA… de medio pelo

 

A mi me reconocerán por lo que escribo
puesto que acostumbro a expresar mis sentimientos
impertinentes y enfrentado a que los vientos
tranquilos soplen o amenacen con derribos.

Y aunque reconozco dudar de lo que digo,
-el roble ha de permanecer con sus cimientos
sin importarle si agraciado es o mendigo,
ceder a cantos de sirena o a lamentos-,

observo patinar las aguas por el río,
cómo, a veces suaves, de pronto se enardecen
y avanzan decididas aun con mucho más brío
hasta que ya al final los mares lo agradecen.

Mi pluma es patosa y triste, amén de humilde,
como espiga que aposentada en sementera,
donde encuentra algo que decir, pone la tilde,
a los toros siempre observando en la barrera.

Alma de juglar, cardelina o mariposa,
vagando inquieta más allende de los mares,
ha subido al cielo o acabado en una fosa
sin oráculo al que acceder a sus altares.
©donaciano bueno

Al final todo se queda en una especie de psicoanálisis de la personalidad a interpretar del que escribe.

MI POETA SUGERIDO:  Ricardo Labra

FUEGO EN EL CREPÚSCULO

Es primavera y bien lo sientes.

De tus manos agrietadas
brotan las hojas verdes
con frescura.

Te agradaría si no fueran
demasiado dolorosas
sus verdes quemaduras.

Es primavera en los muñones
de tu memoria

y bien que lo sientes.

Tus piernas

Tus piernas parecen las alas
de una mariposa.

A veces se estremecen como si quisieran
desprenderse de la luz

que las sorprende en la lámina
de la tarde.

Tus piernas tienen el rubor
de la mañana.

Hacia ellas vuelan deslumbrados
los deseos de la noche.

Tus piernas unen dos distancias
insalvables.

A un solo paso
el infierno y el paraíso.

Tus piernas tienen el sonido
del fuego
cuando llegan

y de la lluvia cuando se van.

Tus piernas cruzan la luna
de dos horizontes.

La sombra hechiza su misterio.

Tus piernas se asoman,
largas y torneadas,
por la corta falda
que anuncia el verano.

La estación del sofoco.

Tus piernas son un peligro
para el orden público.
Congregan las miradas a su paso,

con los consiguientes atascos
púbicos.

Tus piernas no son un templo

y, en cambio, ante ellas oran
los adoradores de Venus.

Tus piernas escriben
su destino.

En cada paso que dan
busco mi nombre.

Tus piernas no soportan las medias
tintas.

Puede que por ello,
así de desnudas, estén llenas
de enigmas y misterio.

Tus piernas nada saben
de los espejismos
que crean.

Cada caminante ve en ellas
una ciudad diferente.

Tus piernas están hechas para cabalgar
sobre el viento.
En ningún lugar hallarán reposo.

Pobre del ingenuo que sueñe
con retenerlas.

Tus piernas son dos verdades
que interrogan

y sacan los colores a la costumbre.

Tus piernas nunca se convertirán
en el nudoso tronco de un árbol,
como una Dafne cualquiera.

El fuego está condenado a la ceniza
y a la arena.

Tus piernas buscan la plenitud.
Por eso huyen de cada instante
agotado

y dejan el rastro de su quemadura.

Tus piernas son un espejo
que también sueña
con duplicarse.

Tus piernas juegan a las adivinanzas.

¿Qué se esconde detrás de los ojos
que logran inquietarlas?

Tus piernas fueron requeridas
para probar un zapato viudo.

Pero tus pies no tenían la huella
de una cenicienta.

Desde entonces más de un príncipe sueña
con poder rescribir su historia.

Tus piernas avanzan quedamente,
muy despacio.

Aún no me explico por qué deslumbran
como relámpagos.

Tus piernas arrugan el abrigo
de invierno.

Se insinúan
por sus pliegues dolorosos.

Así protestan por el largo asedio
del frío.

Tus piernas son un río

en el que nadie acaricia dos veces
la misma orilla.

Tus piernas emiten señales luminosas
en medio de la noche.

Aunque resulta inalcanzable
para la mayoría de los náufragos

la tierra que prometen.

Tus piernas están en permanente peligro.
Ariadna es mujer envidiosa

y además hace tiempo que desea
congraciarse con el Minotauro.

Tus piernas —me ha dicho un médico forense—
no dejan de ser una necesaria relación
de huesos
y músculos envueltos por la piel
como un paquete de regalo.

Qué visión tan lamentable de un prodigio.

La misma que sobre la poesía tienen
algunos críticos literarios.

Tus piernas también miden el paso
del tiempo.

Saben que el final del camino no admite
exceso de equipaje.
Apenas un rastro de arena, un perfume…

ya sin memoria.

Tus piernas alimentan el viejo mito
del retorno.

¿Quién no soñó con volver
a ser un niño
o Tarzán
—el hombre simple y bueno—
en medio de la naturaleza?

Tus piernas son muy sofisticadas
con medias de seda y tacones estrechos.

Siempre tuvieron andares de reina.
Y, de vez en cuando, les gusta enseñar
su corona.

Tus piernas se despiertan como si nada
hubiera sucedido.

Levantan el vuelo de las sábanas
sin sobresaltos, casi sin hacer ruido,

de regreso a su laguna.

Tus piernas en la sombra
de la alcoba,
son las más diestras.

Las que imprimen velocidad al centauro.

Tus piernas cortan como tijeras
lo que consideran innecesario.

No nacieron para las cadenas,
tampoco para los naufragios.

Tus piernas fueron a explorar
nuevos territorios.

Si alguien desea saber por dónde andan
esta noche,
que pregunte a la otra cara de la luna.

Tus piernas entran en la oficina.

Los empleados inclinan la cabeza
con indisimulado respeto,

para contemplarlas con más detalle.

Tus piernas más que adornos
llevan puestos los cepos de Diana.

Con calculada precisión enseñan los ligueros
que besan sus líneas más secretas,

de los que cuelgan los ojos desgarrados
y ornamentales
de más de un pájaro.

Tus piernas recuerdan que la vida
es corta

y demasiado larga su belleza.

Tus piernas desnudas incitan
a desnudarlas de nuevo.

Quién pudiera alcanzar su desnudez
última

para vestirlas de nuevo
y comenzar a desnudarlas.

Tus piernas han recorrido la mitad
de su belleza.

Que el tiempo no se detenga,
porque la eternidad es este instante.

Tus piernas cruzan el bosque.

El lobo feroz llora de impotencia.

Tus piernas no precisan un espejo
mágico.

Les basta la unanimidad de los videntes.

Tus piernas son de diosa.
Y ya se sabe lo que pasa
con las piernas de las diosas,

que bajo sus mármoles fríos arde
el fuego de las bacanales.

Tus piernas inventan un argumento
cada día.

Aunque el sol se ponga
por el mismo horizonte.

Tus piernas por mi vida.

Ya sé que resulta anticuada
esta propuesta.

Pero, ¿quién no desea habitar en el paraíso?

Tus piernas están de compras
por los grandes almacenes.

Se mueven con rapidez por las secciones,
flexionan sus rodillas, elevan sus talones

y arrastran el peso
de la tarde.

Tus piernas no tienen dueño
y sí muchos perros que les ladren.

Tú misma desconoces el lugar
adonde han de llevarte.

Tus piernas en el otoño
parece que también se deshojan.

Qué dulce la savia
del olvido.

Tus piernas son el pecado,
la tentación de cada día.

Los renglones torcidos
que todo lo enderezan.

Tus piernas barajan la suerte
marcada
de los afortunados.

En esa partida el azar
apenas decide.

Tus piernas centran el punto
de mira.

En vano un locutor de televisión
anuncia el cese de hostilidades.

Tus piernas impregnadas en aceite
con el dorsal de la indiferencia.

Largo va a ser el maratón
de la noche.

Tus piernas danzan sobre la pradera
de un bar.

Enmudecen los tambores,
fascinados.

Tus piernas duermen bajo el sol
del verano.

Que nadie las despierte,
para que mi sueño no se desvele.

Tus piernas en el jardín.

Lejos queda el otoño.

Tus piernas a veces amanecen tristes
como dos gatas melancólicas.

La luz del día se parece entonces
a un roedor insaciable.

Tus piernas, aunque inmaculadas,
son de este mundo.

Por eso inquietan tanto a los santurrones
y a los arcángeles,

que ante su contemplación padecen
más de un rigor místico.

Tus piernas se ponen en marcha.

Como una perrita faldera
la luna las sigue.

Tus piernas son felices descalzas,
sin ataduras,

ni huellas permanentes.

Tus piernas vibran en el arco
de la playa.

Qué héroe no soñó con unas flechas
tan audaces.

Tus piernas no cuentan historias,
ni se defienden de las miradas de la gente.

La belleza suele ser así
de silenciosa.

Tus piernas se mueven como las hojas
de un libro abierto.

Quién pudiera descifrar los signos
de sus deseos.

Tus piernas provocan el vértigo
o un dulce sosiego.

Abismo y remanso
en la misma orilla.

Tus piernas huyen irremediablemente.

Los segundos acompasan sus pasos.

Tus piernas pueden ser trágicas.

Conocen demasiado bien la trama
de la comedia.

Tus piernas puntuales recorren
la esfera del día

y revelan la hora con más precisión
que un informe sociológico.

Tus piernas niegan las profecías.
Son la insurrección de la carne
que resucita a los muertos

que las miran.

Tus piernas caminan descalzas
por la playa,
descalzando la arena

que no puede atarles los cordones
de sus zapatos.

Tus piernas detestan el tacto
frío.

Las manos de manual con fe
de erratas y otros roedores.

Tus piernas quiebran cualquier simetría.

Son la atracción de los contrarios.

Tus piernas dos caminos
o una luna partida.

La promesa del hallazgo
o del encuentro.

Tus piernas se burlan del principio
de autoridad.

Conocen demasiados finales
que lo niegan.

Tus piernas suben la escalera
repicando
en la campana de su falda.

Llamando a la oración de los sentidos.

Tus piernas esta noche.

¿Quién puede envidiar la realidad
de otro sueño?

Tus piernas en el infierno.

La tentación de los ángeles.

Tus piernas conocen demasiado bien
la pobreza,

por mucho que sus árboles
se vistan de reales académicos.

Tus piernas están llenas de metáforas,

como versos infinitos.

Tus piernas ponen a prueba
la lucidez.

Heracles jamás pudo conquistarlas
por la fuerza.

Tus piernas son la viga
del ojo ajeno,

que sólo ve la paja
de sus muslos bellos.

Tus piernas tendidas en la hierba.

Los árboles de sombra, las flores,
la fuente de agua fresca
que rumorosamente corre…

Aparece el locus amoenus
donde ellas se detienen.

Tus piernas no ven por delante
el mundo.

Se conforman con caminar a su lado,
paso a paso con su montera.

Tus piernas pueden conceder la inmortalidad
de una noche.

Nada podrá hacer el gusano,
ni el viento

que dispersará su arena.

Tus piernas tejen un tapiz
prodigioso,

para que el pobre Ulises pueda,
al menos, consolarse los ojos.

Tus piernas son una visión
del mundo.

La realidad también puede ser
hermosamente intensa.

Tus piernas alimentan los monólogos
interiores,

dando pábulo al condenado
que a duras penas sobrevive.

Tus piernas tienen el rumor
del agua que corre
por la imaginación y el recuerdo.

Así calman, piadosas, la sed del sediento.

Tus piernas bajo la parra sombreada
de su falda,
proclaman la primavera.

El fruto inagotable de la dicha.

Tus piernas son el mejor
deseo.

A su lado la tierra es leve.

Tus piernas en la edad
de lo posible.

Bajo su sombra todo florece.

Tus piernas se llevan la luz
de la tarde.

Inquieto y famélico,
un viento frío
olisquea los rincones.

La noche nace huérfana.

Tus piernas me han enseñado
la ciudad
de la alegría.

Ésta tan triste
que ahora recorro
con el paso cambiado.

Tus piernas ponen mi corazón
en un puño.

El mismo que desea abrir sus dedos
—o mejor sus alas—
para liberar su latido.

Y yo sé muy bien por dónde.

Tus piernas vienen de ida
y van de vuelta.

La luna ilumina su mediodía
y el sol las sombras
de su plenilunio.

Tus piernas esperan el verde guiño
del semáforo.

Pasan vertiginosos los coches,
ciegos en su sentido.

Tus piernas doblan la esquina
de la calle.

Una nueva página comienza.

Tus piernas se sumergen
en el mar.

Brillan las olas
iluminadas.

Tus piernas señalan el rumbo
de la aventura.

Tienen el mapa de la isla
del tesoro.

Tus piernas también encierran
más de una contradicción.

En algunas ocasiones afirman
lo que niegan.

Tus piernas sobre el diván.

La negación del psicoanálisis.

Tus piernas se parecen tanto
que me equivocan,
cuando se cruzan en mi mirada.

Y nunca sé si es la derecha
la que se adelanta juguetona
bajo la piel del zapato,
o es la izquierda la que no pierde pie
sobre la tierra que pisa.

A veces me pregunto si tienen deseos
gemelos.

Tus piernas aman la verdad
de las manos
que buscan la verdad

y se afanan por encontrarla.

Tus piernas proyectan su sombra
por la luz del mediodía.

Mis manos van en su busca,
asombradas.

Tus piernas parecen las alas
de una mariposa.

Entre los dedos dejan el color
inolvidable de su ausencia.

Si te gusta #Ricardo_Labra... Clic para tuitear

Autores en esta página

[Autor]
Si te gusta mi poema o los del poeta sugerido, compártelo. Gracias
Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

Artículos: 2944
Subscríbete!
Notificar a
guest

0 ¡Ardo en ascuas por conocer tu opinión! ¡Anímate a comentar!
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Echa un vistazo a la siguiente publicación
Imagina que en este mundo cruellas personas vivieran…
0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x

Descubre más desde DonacianoBueno

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo