y 3,062 POETAS Sugeridos e Invitados
1.DOS, TRES, CUATRO… [Poema del Editor]
2.Gonzalo Melgar de Corral [Poeta sugerido]

Textos aquí: 1. del Editor, 2. del Poeta sugerido y 3. del Invitado (opcional)
MI POEMA …de medio pelo:
Cuantos días me quedan, dos, tres, cuatro,
quizás una semana, acaso un mes,
quizá pueda morirme de un traspiés,
haciendo de payaso en el teatro,
diciendo en la consulta treinta y tres.
Que aquí solo se sabe cuando naces
y el tiempo va pasando sin demora
pendiente del reloj que da la hora.
La vida es ese hielo que deshaces
igual que hace la escarcha con la aurora.
En medio la certeza está la duda
jugando con la mente al escondite,
tratando de evitar cualquier envite
que pueda desvelar la verdad cruda
dejando que esa duda se marchite.
Y así vamos marchando paso a paso
cuidando no salirnos del sendero.
La vida es un estadio temporero
que avanza con el tiempo hacia el fracaso.
La vida te conduce al desespero.
©donaciano bueno
MI POETA SUGERIDO: Gonzalo Melgar de Corral
Una muestra de sus poemas:
Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo
Otrora hermosas ninfas adoradas,
que en columnas de vidrio relumbroso,
bordabais, con oficio primoroso,
vuestras sedas de ensueño, embelesadas.
El limpio Tajo os dio vuestras moradas;
lavasteis en sus aguas el undoso
cabello como el sol… Hoy, que asqueroso
es ver el Tajo así: Sientes arcadas,
nauseas ante su olor y ante su vista.
Que no le mire nadie (ni el turista);
Que nadie os busque ya, Ninfas del Tajo.
La lápida de blanco espumarajo,
en un río esquilmado cada día,
os cubre de desdén y porquería.
Ya solo queda, como Garcilaso,
llegar, verle arrastrarse en su agonía
y darle el llanto a su caudal escaso.
MUERTE DE UN CAMPESINO
Las cosas se acomodan a los hombres:
Los campos a los cuerpos que los labran;
El árbol al abrazo de los niños
que juegan a esconderse tras los troncos…
Las cosas se adecúan a sus usos:
La cuchara a la forma de los labios;
La enea de las sillas al tiempo dilatado del reposo;
La baldosa a los pasos que se arrastran…
Las cosas lentamente se amoldan a los hombres:
Como el mantel se acomodó a los pliegues
que marcaban tus manos al doblarlo;
Las mantas de la cama a tu humedad y tu sueño
y el colchón a tu peso, con relieves contrarios a tus formas.
Hoy traspiran las sábanas, respira
la ropa en el armario
con el aliento tuyo detenido.
Mira cómo las cosas mantienen tu memoria:
Los papeles conservan tus huellas dactilares;
Tus libros la tendencia
a abrirse por la página precisa;
las herramientas tienen
los mangos suavizados por tu tacto;
el camino la impronta de tus huellas
y la pared vencida, el peso de tu sombra.
Los campos perpetúan el sentido final de tus esfuerzos;
y tu ilusión de nuevo reverdece
porque el agua recuerda el surco de tu azada
y revive el estiércol que sembraste en la huerta;
hasta desperezar a los helechos;
y madurar los frutos tardíos evitando
la helada de tu ausencia…
Aún los estorninos
recuerdan tu silbido y lo repiten;
Los animales sienten
el peso de tu brazo sobre el lomo
y buscan, sus hocicos toparte mansamente;
Incluso en ocasiones el viento, imperceptible,
se desvía al pasar por donde estabas…
Y otras veces los astros se nombran a sí mismos
con los nombres que tú les asignaste…
Ahora todos nosotros
llevamos la lanzada de tu abrazo en el pecho,
El estigma en la mano que apretaba la tuya;
La herida de tu sombra en la retina…
Pero se pasará, porque otros niños
jugarán a esconderse entre los árboles.
Los hombres, las mujeres, se acomodan y olvidan,
pero los campos no, no los objetos,
ni la tierra, ni el viento: las estrellas
temblando rememoran
el nombre que les diste, cada noche.
El sueño de la soprano
A María mientras estaba inconsciente
Por tu expresión extática en tu rostro
imagino la música en tu sueño;
(como tantas mañana yo la escucho:
tu voz dentro de mí, en el espacio
sonoro y musical de mi memoria.)
Imagino que sueñas que en tu mente,
en la oquedad abierta de tu cabeza, vagan,
como el polvo en la luz, notas brillantes.
Imagino que tensas
hasta el límite mismo del dolor,
las cuerdas ideales
a las que se ceñía tu laringe
cuando estabas consciente; Subes por las escalas,
como un ángel armónico, forzando
las claves y las violas;
allí el timbre se afina; allí los clavicémbalos, continuos,
gota a gota diluyen
la densidad del coágulo y disecan
estridencias de pánico,
disonancias de sombra o de vacío.
Sé que fluyen de nuevo los iones,
en torrentes de sangre
con un rumor de inicio de concierto;
que hay células que, acordes, vuelven a estremecerse;
Y tu mano dibuja un arpegio convulso.
Detrás del ritmo andante de la máquina
que insufla tus suspiros, la percibes:
es una nota urgente,
como la luz de un túnel, que se agranda;
la ves vibrar tan bella; la contemplas
y sientes el deseo de entregarte
solamente a escuchar, a percibirla,
a mirarla brillar? Pero te atreves
a soñar que la pones, temblando, en tu garganta
como un hiriente sol; que la pronuncias
con una voz concorde? y balbuceas.
Entonces en tu sueño, tu voz azul asciende,
poliédrica y pura, indemne y luminosa,
colectiva y coral; tu voz -no tuya-
hermosamente fluye, se desangra y se irradia
y es la Luz misteriosa que siempre nos pronuncia
cuando habitas el canto de la vida?
Y entonces, parpadeando, te despiertas.







