Una muestra de sus poemas
Antes del incendio
Antes del incendio
la ciudad quedó a oscuras.
Pocos vieron
prender la llama entre las manos
del incendiario.
Mas no les cupo duda a los conversadores
en las salas del vino
de la intención que ardía ya
en su tacto.
Poco antes del incendio.
Qué se hará entonces del espacio…
Qué se hará entonces del espacio
trazado en el silencio. Qué
si el estruendo final de los aviones
abre grietas en el asfalto altísimo,
qué si la hélice levanta
un caos de sal para apretar los párpados.
Pero digo que hubo sitio
para los ojos
y para las manos.
Quiero decir que fue el lugar
del tacto
y la mirada.
Será súbita o reina
Será súbdita o reina
en la región
a solas.
(Cuando parta el pirómano
hacia nuevos imperios de ceniza.)
Que no piensen después
Que no piensen después
los visitantes
que allí se alzaron templos, se trazaron
avenidas, se dispusieron salas
para múltiples usos sospechados:
Era un paisaje tan desnudo.
La ausencia
Ahora mismo te estoy viendo
con esa expresión tan tuya:
un rictus en la boca
que significa.
Los ojos entornados,
mirándote el corazón,
pensando -poco- el sentimiento.
Y, de repente, la luz
que, aunque en el cielo poco le queda,
tú la pones, farola de la vida,
de toda nuestra vida.
Esos ojos rasgados
que miran del todo
y, aun pareciendo ausentes,
delatan ternura, pasión
que tú mereces.
Llegó la primavera
y nos sorprendió reunidos.
Sí, re-unidos, pues -estoy seguro-,
nos vimos en otra parte,
y el imán nos fue acercando
hasta el encuentro.
Dos mundos,
varias civilizaciones,
hicieron explosión.
No para la guerra,
sino para la ternura,
para escucharnos,
para acariciarnos despacio
y poder decir
que aún existe el respeto,
y, más que nada,
esa manera de estar completa
que significa amar,
amor.
POEMA QUE NO PIENSEN DESPUÉS…
Que no piensen después
los visitantes
que allí se alzaron templos, se trazaron
avenidas, se dispusieron salas
para múltiples usos sospechados:
Era un paisaje tan desnudo.