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Breve Biografía de Juana de Ibarbourou ¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar? haz click en el botón de la izquierda! Juana de Ibarbourou fue una distinguida poetisa uruguaya nacida el 8 de marzo de 1892 en Melo y fallecida en Montevideo el 15 de julio de 1979. Según lo escrito por ella misma, tuvo una infancia sumamente feliz de la que conservaba los más hermosos recuerdos. Pese a ello, jamás deseó regresar a Melo, el pueblo donde nació, porque prefirió guardarlo en su memoria intacto, tal cual era en esos años. A dura sombra el día, a dura sombra La tremenda amapola de las horas, Inauguro este sueño a todo fuego dirán, con voz de silvo, que es desángel, Nació en hielo Basilisa Las fieles hadas del tiempo Esta hermana mía es Absorto pez, dormida golondrina, Dentro de la avellana de mi sueño ¡Gozo de despertar equilibrada, ¡Ah, fuente mía, espejo de la tarde, ¡Ah, fuente mía, gris para mi rostro Fuente de ayer, azul; de ahora sin luces, Sigues siendo callada, casi inerte. Ahora soy zagala que apacenta un rebaño Amor que de los cielos dio fuga a las centellas —¿.Adónde vas, pastora de mirada encantada? —Mañana… —Mas, ¿quién piensa de veras en mañana? En su caballo de ligero vidrio Como me faltan los oscuros brillos Mi amigo el viento juega con espadas ¡Quién me le dice. ¡quién! que estoy temblando! ¿Versos? Sí, algunos cada día Muchos, de amor, la vaga melodía Versos, sí, por la risa, por el llanto, Versos porque se vive, y se enamora ¡Cómo resbala el agua por mi espalda! Un pájaro se baña La sutil hilandera teje su encaje oscuro En un rincón del huerto aromoso y sombrío Amiga araña: hilo cual tú mi velo de oro Mas pagan tu desvelo la luna y el rocío. Bajo las alas rosa de este laurel florido, Amémonos. Acaso haya un fauno escondido Amémonos. La noche clara, aromosa y mística y se aman las luciérnagas entre nuestros cabellos, Crecí Florí Fluí Alas di Por ti sufriré. Sangre del costado En vez de abalorios para mis cabellos Me verás reír El amor es fragante como un ramo de rosas. Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros, ¡Toda mi joven carne se impregna de esa esencia! perfumes de retamas, de lirios y glicinas. De la matriz del día Tendí la mano para protegerla, Y me llevó el brazo la metralla. Ni mi alarido hizo temblar sus pétalos ¿Qué azul me queda? ¿En qué oro y en qué rosa me detengo, Es la hora de la hiel, la hora morada Se me acerca la tierra del descanso Amé, ay Dios, amé a hombres y bestias Como un ala negra tendí mis cabellos ¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve! Este olor que sientes es de carne firme, Un perfume de amor me acompañaba. En mis labios ardientes aleteaba Y al llegar a un recodo del camino volví atrás la cabeza un breve instante, Lo quiero con la sangre, con el hueso, y con el sueño fatalmente obseso Mi vida es de tu vida tributaria, Depende de él como del leño duro Crecí Florí Fluí Alas di Por ti sufriré. Sangre del costado En vez de abalorios para mis cabellos Me verás reír Cantar del agua del río. Cantar… Cantar… Cantar… Cantar… Y cantar, cantar, cantar Mi alma en torno a tu alma se ha hecho Cada vuelta del lazo sobre humano Mi raíz se ha trenzado a tus raíces Y con tus manos curarás la llaga Y te di el olor Y te di el tesoro, Y te di la miel, ¡Y todo te di! ¡Y tú, dios de piedra y tú, dios de hierro, desdeñaste el oro, la miel y el olor. a buscar las dalias, a implorar el oro, Oye, pordiosero: Si el rosal florece, Vete, dios de piedra, ¡Vete, dios de hierro, Me he ceñido toda con un manto negro. Ya ves que no luzco siquiera una joya, Mas soy esta noche, sin oros ni sedas, Y en mi boca pálida florece ya el trémulo ¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante! Por el molino del huerto El esqueleto de hierro ahora verde, azul más tarde y se abran las campanillas Alma mía: ¡quién pudiera ¡Oh lino, madura, que quiero tejer ¡Oh rosa, tu prieto capullo despliega! Trabaré con grillo de oro sus piernas, Y sembré amapolas en toda la huerta. Porque es áspera y fea, En mi quinta hay cien árboles bellos, En las primaveras Por eso, Si ella escucha, Y tal vez, a la noche, Tómame ahora que aún es temprano Ahora , que tengo la carne olorosa, Ahora que en mis labios repica la risa Que entonces inútil será tu deseo Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca He mordido manzanas y he besado tus labios. ¡Oh amado, no te irrites por mi inquietud sin tregua! Entonces, aunque digas: -¡Anda!, ya no andaré. ¡Oh, déjame que guste el dulzor del momento ¡Oh, deja que la rosa desnuda de mi boca Después será ceniza sobre la tierra negra. Yo siento por la luz un amor de salvaje. Hay unas pequeñitas, azules, temblorosas, Yo respeto y adoro la luz como si fuera Así, cuando yo muera, he de ser a tu lado ¡Todo el oro del mundo parecía Un imprevisto amor, mi mano unía -¿Me amarás?- murmuraste. Lenta y grave Y fue como un ¡amén! en ese instante Tu beso fue en mis labios Cansada me acosté sobre los pastos Tengo sed otra vez, amado mío. He bebido del chorro cándido de la fuente. El cielo ostenta una limpidez de diamante. Elástica de gozo como un gamo he corrido ¡Ah, qué inmensa fatiga me derriba en la grama No codicies mi boca. Mi boca es de ceniza No me oprimas las manos. Son de polvo mis manos, No trences mis cabellos. Mis cabellos son tierra No acaricies mis senos. Son de greda los senos ¿Y aún me quieres, amado? ¿Y aún mi cuerpo pretendes ¿Aún codicias, amado, la carne mentirosa Bien, tómame. ¡Oh laceria! He vuelto de la cita con cuatro alas de abejas Milagro como el de la barba de Dionisos, Tus labios en mis labios derramaron su miel No riáis. Las cuatro alas de abeja no se ven. Y más adentro aún. Las dulces alas vibran Mas si un día dejaran de aletear y zumbar… ¡Qué tristeza de muerte! ¡Qué alas negras de queja Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre, Silencio en nuestros labios una rosa ha florido. ¡Oh dioses, que no hable! ¡Con la venda más fuerte Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable. ¡Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes, Cierva, Can Estrella Fuente Flor Todo eso yo soy para ti, Tómame de la mano. Vámonos a la lluvia ¡Que rían los vecinos! Puesto que somos jóvenes Más allá están los campos y el camino de acacias no podría comprarnos ni un gramo del tesoro Llueve… Espera, no duermas, ¡Cómo estará de alegre el trigo ondeante! Espera, no te duermas. Escuchemos Espera, no te duermas. Esta noche Espera, no te duermas. Esta noche Siento un acre placer en tenderme en la tierra, ¡Quién sabe qué tesoro, dentro de una mirada, ¡Quién sabe qué estupenda y dorada simiente Me ha quedado clavada en los ojos ¡No pretendas ahora que ría! Desde el fondo del alma me sube ¡Ay, quisiera llevarte conmigo Soy la misma muchacha salvaje Caronte: yo seré un escándalo en tu barca. Yo iré como una alondra cantando por el río Por más que tú no quieras, por más guiños siniestros Y extenuada de sombra, de valor y de frío, ¿En qué silente cinturón de espuma ¿Qué hora, qué mañana entre tumultos Se quemó mi laurel entre la fiebre, Pero yo me he de alzar del pudridero, No sé de donde regresó el anhelo De una enlutada nube, la centella, Ahora ya es el hino centelleante Unidad de la luz sobre la rosa. Te doy mi alma desnuda, Desnuda como el puro impudor de todas esas cosas que tienen la infinita De todas esas cosas, Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes ¡Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena ¡Desnuda, y toda abierta de par en par Bajo el encanto sombrío Intensa coquetería Ninguna tela más bella Deja que el río me vista Iremos por los campos, de la mano, para comer el fruto dulce y sano Y en las mágicas noches estrelladas, renovaremos nuestro muerto idilio, ¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca ¡Fuego que me quema sin mostrar la llama ¿Fue un sueño o vigilia que hasta mí llegó a donde esté el mago que cura me dé. Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura. En la carne y el alma, en la sombra y los huesos, Hasta el último átomo de mi piel es aroma, Hacia el cielo tu himno de rubíes, Toda al cielo te das, creces y ríes, Tú también, tú también, ave de fuego, No detiene la muerte tu hermosura. Las mariposas blancas me seguían Los selváticos tigres que venían Ahora ya soy el ángel del lamento con el cielo y el mundo. Amargamente Agua limpia, clara, clara, clara, ¡Qué feliz la novia rubia que lo usara! ¡Qué pena que no haya en nuestro siglo, hadas! ¡Yo quisiera un vestido hecho con agua clara! ¡Ah, qué estoy cansada! Me he reído tanto, Tanto, que esta intensa palidez que tengo ¡Ah, qué estoy cansada! Déjame que duerma; ¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos, MINERVA Allá, por Cerro Largo, es Primavera Allá, por Cerro Largo, es Primavera, Melancolía de ceniza pálida Venus y Diana me han abandonado El áureo hexámetro o la cuaderna vía ¿Cómo decir mi nardo de alegría, ¿Cómo decir el valle, la majada, la sensación profunda de la vida
A los 18 años se mudó a Montevideo donde comenzó su carrera poética; la vida en la ciudad le resultó muy tortuosa en los comienzos, pero una vez se hubo acostumbrado, hasta pareció gustarle.
ESTE ENSUEÑO A TODO FUEGO
la noche lúcida de orquestada lengua.
El ruiseñor eterno no se asombra
de su rumor, ni él su trino amengua.
en la hora de amor, Eros deshoja
y el dios de amor, mi luna de a deshoras,
en su balanza, sin descuento, arroja.
y con un soplo me lo aviva un ángel.
Mujeres de alto pecho, hombres en lego,
pero mi Dios supremo, a quien lo entrego,
sabe que es El quien empujo al arcángel.A VEINTICUATRO DE JULIO
¿En que año? No es de prisa
El saberlo. En plenilunio
Debió ser, y por eso
Salió luimnosa y clara.
Tiene sellado en la cara
Su amor hacia todo, obseso.
Con dones se presentaron
Y todas le regalaron
Riquezas que no son cuento.
Diérale, una, talento;
La otra le dio la sal
De la buena voluntad
Y del puro sentimiento.
Como una rosa del cielo,
Sin espinas, y en desvelo
Por la luz de los demás.
DESPERTAR
mariposa en el aire de la muerte,
rosa fallida en la impasible umbría,
esmeralda evadiéndose del verde
color de su destino. En las heridas
la sangre blanca y el dolor ausente,
el mundo trastrocado en una orilla
en que la luz y el ámbito se pierden.
esa hilera de imágenes sin filo,
ese jardín de helados asfodelos,
esa playa de lápices y vidrios,
esa manada afónica de renos,
esa luna guiñando sobre el cirio.
como cualquier mañana de los días!
¡Gozo de sol y éxtasis del agua,
exacta magnitud de la alegría,
regreso de la imagen dislocada
en los espejos de la pesadilla
y la casa, mis perros, la mañana,
en la gracia y el orden de la vida!LA FUENTE
espejo, por la noche, de áureo cielo,
espejo de mi cara en que no arde
ya la encendida sangre del deseo!
tan denso de inquietud y desconsuelo,
de valor de vivir, de fe que arrostro
entre los ocres cardos de mi suelo!
que siempre mi alma de mujer traduces
en tu líquida lámina tranquila.
¡Ay, esconde los osos de la muerte
cuando avancen a herirme la pupila!
LA PASTORA
De estrellas. ¡Dios lo libre de todo mal y daño!
Y si rondan los lobos, y si amaga la peste,
¡Dios haga invulnerable mi rebaño celeste!
Para que yo formara mi rebaño de estrellas,
Las piedras de la senda con sus manos alisa
Y pone entre mis labios la flauta de la risa.
—Voy a prados de rosas a pacer ni¡ majada.
Y trina, trina, trina la flauta de cristal
Y se apiada la gula del lobo y el chacal.
—Tu rebaño de estrellas pastora sobrehumana…
—¡Oh. cállate, profeta! No adelantes el mal.
(Y da una nota falsa la flauta de cristal).
ALTA NOCHE
pasa la lluvia de este fin de invierno
y yo siento sus cascos en el sueño
en que de miedo y soledad me ovillo.
de su presencia, se me vuelve eterno
todo minuto del contado infierno
de saber que está lejos y está herido.
y no quiere escucharme las palabras
mitad de ruegos y mitad de llanto.
En alta fiebre él duerme acaso, y cuando
abra los ojos no verá mi espanto.
A DESHORA
sobre la luz que el alba nos rehace
y mientras Sirio por el cielo trace
su indescriptible plan de cetrería.
del clave cuya música renace,
porque no hay Primavera que se aplace
y Octubre estalla en rosas todavía.
por una pena o un furtivo canto,
por una flor o un ruiseñor divino.
una mujer, un día fuera de hora
en el reloj tremendo del destino. Bajo la lluvia
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.Melancolía
con ansiedad extraña, con paciencia amorosa.
¡Qué prodigio si fuera hecho de lino puro
y fuera, en vez de negra la araña, color rosa!
la velluda hilandera teje su tela leve.
En ella sus diamantes suspenderá el rocío
y la amarán la luna, el alba, el sol, la nieve.
y en medio del silencio mis joyas elaboro.
Nos une, pues, la angustia de un idéntico afán.
¡Dios sabe, amiga araña, qué hallaré por el mío!
¡Dios sabe, amiga araña, qué premio me darán!Amémonos
amémonos. El viejo y eterno lampadario
de la luna ha encendido su fulgor milenario
y este rincón de hierba tiene calor de nido.
junto al tronco del dulce laurel hospitalario
y llore al encontrarse sin amor, solitario,
mirando nuestro idilio frente al prado dormido.
tiene no sé qué suave dulzura cabalística.
Somos grandes y solos sobre el haz de los campos
con estremecimientos breves como destellos
de vagas esmeraldas y extraños crisolampos.El fuerte lazo
para ti.
Tálame. Mi acacia
implora a tus manos su golpe de gracia.
para ti.
Córtame. Mi lirio
al nacer dudaba ser flor o ser cirio.
para ti.
Bébeme. El cristal
envidia lo claro de mi manantial.
por ti.
Cázame. Falena,
rodeé tu llama de impaciencia llena.
¡Bendito sea el daño que tu amor me dé!
¡Bendita sea el hacha, bendita la red,
y loadas sean tijeras y sed!
manaré, mi amado.
¿Qué broche más bello, qué joya más grata,
que por ti una llaga color escarlata?
siete espinas largas hundiré entre ellos.
Y en vez de zarcillos pondré en mis orejas,
como dos rubíes, dos ascuas bermejas.
viéndome sufrir.
Y tú llorarás.
Y entonces… ¡más mío que nunca serás!Amor
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.Así es la rosa
se alzó la rosa vertical y blanca
mientras todo rugía:
la tierra, el aire, el agua.
criatura de paz y de armonía,
completa, virgen, intocable, exacta
en la extensión total del mediodía.
Impávida seguía
en su serenidad y su victoria,
aunque en mi sangre la embebía.
ni apagó su fragancia mi agonía.
Era la rosa, la perfecta y única.
Nada la detenía.Hora morada
qué dicha se hace miel entre mi boca
o qué río me canta frente al pecho?
en que el pasado, como un fruto acedo,
sólo me da su raso deslucido
y una confusa sensación de miedo.
final, bajo los árboles erectos,
los cipreses aquellos que he cantado
y veo ahora en guardia de los muertos.
y sólo tengo la lealtad del perro
que aún vigila a mi lado mis insomnios
con sus ojos tan dulces y tan buenos.Como la primavera
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste
diciéndome luego:
-¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
porque acaso en ellas exprimiste un zumo
retinto y espeso de moras silvestres?
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Qué perfume usas? Y riendo le dije:
-¡Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.
de mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
las mismas fragancias de la primavera!Cual la muerte de Lot
Volvía hacia la aldea de la cita,
bajo la paz suprema e infinita
que el ocaso en el campo destilaba.
la caricia final, pura y bendita,
y era como una alegre Sulamita
que a su lar, entre trigos regresaba.
tras el cual queda oculto ya el molino,
el puente y la represa bullidora,
y bajo el tilo en flor, ¡vi a mi amante
que besaba en la sien a una pastora!Como una sola flor desesperada
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.El fuerte lazo
para ti.
Tálame. Mi acacia
implora a tus manos su golpe de gracia.
para ti.
Córtame. Mi lirio
al nacer dudaba ser flor o ser cirio.
para ti.
Bébeme. El cristal
envidia lo claro de mi manantial.
por ti.
Cázame. Falena,
rodeé tu llama de impaciencia llena.
¡Bendito sea el daño que tu amor me dé!
¡Bendita sea el hacha, bendita la red,
y loadas sean tijeras y sed!
manaré, mi amado.
¿Qué broche más bello, qué joya más grata,
que por ti una llaga color escarlata?
siete espinas largas hundiré entre ellos.
Y en vez de zarcillos pondré en mis orejas,
como dos rubíes, dos ascuas bermejas.
viéndome sufrir.
Y tú llorarás.
Y entonces… ¡más mío que nunca serás!Estío
Cantar continuo y sonoro,
arriba bosque sombrío
y abajo arenas de oro.
de alondra escondida
entre el oscuro pinar.
del viento en las ramas
floridas del retamar.
de abejas ante el repleto
tesoro del colmenar.
de la joven tahonera
que al río viene a lavar.
de mi alma embriagada y loca
bajo la lumbre solar.Fusión
un nudo apretado y sombrío.
se hace raíz, para afianzarse hondo,
y es un abrazo inacabable y largo
que ni la muerte romperá. ¿No sientes
cómo me nutro de tu misma sombra?
y cuando quieras desatar el nudo,
sentirás que te duele en carne viva
y que en mi herida brota sangre tuya.!
¡y ceñirás más apretado el nudo!Implacable
de todas mis dalias y nardos en flor.
de las ondas minas de mis sueños de oro.
del panal moreno que finge mi piel.
Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui.
entre cuyas manos ni la yedra medra;
ante cuyas plantas velé como un perro,
¡ Y ahora retornas, mendigo de amor,
a pedir de nuevo todo aquel tesoro!
ahora que tú quieres es que yo no quiero.
es ya para otro que en capullos crece.
sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra,
igual que una estatua,
a quien Dios bajara del plinto, por fatua.
que junto a otras plantas se ha tendido el perro!La cita
Estoy toda pálida, la mirada extática.
Y en los ojos tengo partida una estrella.
¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!
ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias.
Y hasta me he quitado las hebillas ricas
de las correhuelas de mis dos sandalias.
esbelta y morena como un lirio vivo.
Y estoy toda ungida de esencias de nardos,
y soy toda suave bajo el manto esquivo.
clavel de mi beso que aguarda tu boca.
Y a mis manos largas se enrosca el deseo
como una invisible serpentina loca.
Bajo tu mirada surgiré como una
estatua vibrante sobre un plinto negro
hasta el que se arrastra, como un can, la luna.La enredadera
asciende una enredadera.
va a tener un chal de seda
cuando llegue el mes de Enero
como puñados de cielo.
Vestirte de enredadera!La espera
sábanas del lecho donde dormirá
mi amante, que pronto, pronto tornará
(Con la primavera tiene que volver.)
Has de ser el pomo que arome su estancia.
Concentra colores, recoge fragancia,
dilata tus poros, que mi amante llega.
cadenas livianas del más limpio acero,
encargué con prisa, con prisa al herrero
Amor, que las hace brillantes y eternas.
¡Que nunca recuerde caminos ni sendas!
Fatiga: en sus nervios aprieta tus vendas.
Molicie: sé el perro que guarde la puerta.La higuera
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos, que nunca
de apretados capullos se viste…
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el mas bello
de los árboles todos del huerto».
si comprende el idioma en que hablo,
¡Que dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
«Hoy a mí me dijeron hermosa».La hora
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.
y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera
como una campana sacudida a prisa.
Después…¡oh, yo sé
que nada de eso más tarde tendré!
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!
y se vuelva mustia la corola fresca.
hoy, y no mañana. Oh amante, ¿no ves
que la enredadera crecerá ciprés?La inquietud fugaz
Me he abrazado a los pinos olorosos y negros.
Hundí, inquieta, mis manos en el agua que corre.
He huroneado en la selva milenaria de cedros
que cruza la pradera como una serpie grave,
y he corrido por todos los pedrosos caminos
que ciñen como fajas la ventruda montaña.
¡Oh amado, no me riñas porque cante y me ría!
Ha de llegar un día en que he de estarme quieta,
¡ay, por siempre, por siempre!
con las manos cruzadas y apagados los ojos;
con los oídos sordos y con la boca muda,
y los pies andariegos en reposo perpetuo
sobre la tierra negra.
¡Y estará roto el vaso de cristal de mi risa
En la grieta obstinada de mis labios cerrados!
Y aunque me digas: -¡Canta!, no volveré a cantar.
Me iré desmenuzando en quietud y en silencio
bajo la tierra negra,
mientras encima mío se oirá zumbar la vida
como una abeja ebria.
fugitivo e inquieto!
se te oprima a los labios!La pequeña llama
Cada pequeña llama me encanta y sobrecoge;
¿no será, cada lumbre, un cáliz que recoge
el calor de las almas que pasan en su viaje?
lo mismo que las almas taciturnas y buenas.
Hay otras casi blancas: fulgores de azucenas.
Hay otras casi rojas: espíritus de rosas.
una cosa que vive, que siente, que medita,
un ser que nos contempla transformado en hoguera.
una pequeña llama de dulzura infinita
para tus largas noches de amante desolado.La promesa
diluido en la tarde luminosa!
Apenas un crepúsculo de rosa
la copa de los árboles teñía.
a tu mano, morena y temblorosa.
¡Éramos Booz y Ruth ante la hermosa
era que circundaba la alquería!
vibró en mis labios la promesa suave
de la dulce, la amable moabita.
el toque de oración que alzó vibrante
la rítmica campana de la ermita.La sed
de un dulzor refrescante.
Sensación de agua viva y moras negras
me dio tu boca amante.
con tu brazo tendido, por apoyo.
Y me cayó tu beso entre los labios,
como un fruto maduro de la selva
o un lavado guijarro del arroyo.
Dame tu beso fresco tal como una
piedrezuela del río.La tarde
Traigo los labios frescos y la cara mojada.
Mi boca hoy tiene toda la estupenda dulzura
de una rosa jugosa, nueva y recién cortada.
Estoy ebria de tarde, de viento y primavera.
¿No sientes en mis trenzas olor a trigo ondeante?
¿No me hallas hoy flexible como una enredadera?
por todos los ceñudos senderos de la sierra.
Y el galgo cazador que es mI guía, rendido,
se ha acostado a mis pies, largo a largo, en la tierra.
Y abate en tus rodillas mi cabeza morena,
mientras que de una iglesia campesina y lejana
nos llega un lento y grave llamado de novena!Lacería
y es un hueco sonido de campanas mi risa.
y al estrecharlas tocas comida de gusanos.
con la que han de nutrirse las plantas de la sierra.
que te empeñas en ver como lirios morenos.
y, largas de deseo, las manos a mí tiendes?
que es ceniza y se cubre de apariencias de rosa?
¡Polvo que busca al polvo sin sentir su miseria!Las cuatro alas de abeja
prendidas en los labios. Cuatro alas de abejas
doradas y bermejas.
el dios de acento dulce! La barba de Dionisos
que tenía cuatro alas de abeja en vez de rizos.
y brotaron las alas. Derramaron su miel
y tuve las dulzuras de un panal en la piel.
Mas las siento en la boca. Las alas no se ven,
mas a veces, ¡prodigio!, vibran hasta en mi sien.
hasta en mi corazón. Las dulces alas vibran
y a mi alma de toda angustia y pena libran.
si se hicieran ceniza… Si cesara el zumbar
de las alas que hiciste en mis labios brotar…
brotarían entonces! ¡Qué alas negras de queja
en lugar de las alas transparentes de abeja!Las lenguas de diamante
vagamos taciturnos en un éxtasis vago,
como sombras delgadas que se deslizan sobre
las arenas de bronce de la orilla del lago.
¡Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!,
la corola, deshecha, como un pájaro herido,
caerá, rompiendo el suave misterio sublunar.
que tengáis en las manos, su acento sofocad!
¡Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte
para formar la venda de su boca, rasgad!
Sobre el silencio éste, ¡qué ofensa la palabra!
¡Oh lengua de ceniza! ¡Oh lengua miserable,
no intentes que ahora el sello de mis labios te abra!
con los ojos gimamos, con los ojos hablemos.
Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes
movidas por la magia de diálogos supremos.Lo que soy para ti
que come en tus manos la olorosa hierba.
que sigue tus pasos doquiera que van.
para ti doblada de sol y centella.
que a tus pies ondula como una serpiente.
que para ti solo da mieles y olor.
mi alma en todas sus formas te di.
Cierva y can, astro y flor,
agua viva que glisa a tus pies,
Mi alma es
para ti,
Amor.Millonarios
descalzos y ligeros de ropa, sin paraguas,
con el cabello al viento y el cuerpo a la caricia
oblicua, refrescante y menuda, del agua.
y los dos nos amamos y nos gusta la lluvia,
vamos a ser felices con el gozo sencillo
de un casal de gorriones que en la vía se arrulla.
y la quinta suntuosa de aquel pobre señor
millonario y obeso, que con todos sus oros,
inefable y supremo que nos ha dado Dios:
ser flexibles, ser jóvenes, estar llenos de amor.Noche de lluvia
estáte atento a lo que dice el viento
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.
¡Con qué avidez se esponjará la hierba!
¡Cuántos diamantes colgarán ahora
del ramaje profundo de los pinos!
el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos
tu frente taciturna.
Yo sentiré el latir de tus dos sienes
palpitantes y tibias,
como si fueran dos martillos vivos
que golpearan mi carne.
somos los dos un mundo,
aislado por el viento y por la lluvia
entre la cuenca tibia de una alcoba.
somos acaso la raíz suprema
de donde debe germinar mañana
el tronco bello de una raza nueva.Panteísmo
bajo el sol matutino tibia como una cama.
Bajo mi cuerpo, ¡cuánta vida mi vientre encierra!
¡Quién sabe qué diamante esconde aquí su llama!
surgirá de este mismo lugar donde reposo,
si será el oro vivo de una era sembrada,
o la viva esmeralda de algún árbol frondoso!
ha de brotar ahora bajo mi cuerpo ardiente!
Futuro pebetero que esparcirá a los vientos,
en las noches de estío, claras y rumorosas,
el calor de mi carne hecho aroma de rosas,
fragancia de azucenas, y olor de pensamientos.Raíz salvaje
la visión de ese carro de trigo
que cruzó rechinante y pesado
sembrando de espigas el recto camino.
¡Tu no sabes en qué hondos recuerdos
estoy abstraída!
un sabor de pitanga a los labios.
Tiene aún mi epidermis morena
no sé que fragancias de trigo emparvado.
a dormir una noche en el campo
y en tus brazos pasar hasta el día
bajo el techo alocado de un árbol!
que hace años trajiste a tu lado.Rebelde
Mientras las otras sombras recen, giman o lloren,
y bajo tus miradas de siniestro patriarca
las tímidas y tristes, en bajo acento, oren,
y llevaré a tu barca mi perfume salvaje,
e irradiaré en las ondas del arroyo sombrío
como una azul linterna que alumbrara en el viaje.
que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros,
Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo.
cuando quieras dejarme a la orilla del río
me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.Regreso
se oculta ahora la promesa yerta?
¿Tras de qué muro o entornada puerta
gime mi mundo?
de sol y risa, ya de cara al gozo,
me traerá su jazmín más primoroso
con la sortija mágica del rumbo?
la palma fiel perdió su airón de fuego.
Ya sólo soy raíz, rígido ruego,
vástago de espiral lenta y endeble.
volveré a mi esplendor de carne y canto,
blanca y bruñida por mi propio llanto,
viva, de nuevo.Reconquista
De volver a cantar como en el tiempo
en que tenía entre mi puño el cielo
Y con una perla azul el pensamiento.
Súbito pez, hendió la noche cálida
Y en mí se abrió de nuevo la crisálida
Del verso alado y su bruñida estrella.
Que alza hasta Dios la ofrenda poderosa
De su bruñida lanza de diamante.
Y otra vez la conquista alucinante
De la eterna poesía victoriosa.Te doy mi alma desnuda…
como estatua a la cual ningún cendal escuda.
de un fruto, de una estrella o una flor;
serenidad de Eva antes de ser maldita.
frutos, astros y rosas.
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.
que tuviera una intensa blancura de azucena!
por el ansia de amar!«Toilette» suprema
de la tarde de tormenta
hay trazos de luz violenta
en la amatista del río.
Y siento la tentación
de hundir mi cuerpo en la oscura
agua quieta que fulgura
bajo el cielo de crespón.
del contraste con la onda
que hará mi carne más blonda
entre su gasa sombría.
Rara y divina «toalé«
que en la penumbra amatista
dará una gracia imprevista
a mi cuerpo rosa-té.
En su pliegue ha de envolverme.
¡Nunca tornarás a verme
Con tal blancura de estrella!
Jamás caprichoso azar
ha dado, a ninguna amante,
un lecho más fulgurante
bajo el amado mirar.
con sus largos pliegues lilas,
y guarda en tus dos pupilas,
junto al fondo de amatista,
la visión loca y suprema
de mi cuerpo embellecido
por el oscuro vestido
y la sombría diadema.Vida aldeana
a través de los bosques y los trigos,
entre rebaños cándidos y amigos,
sobre la verde placidez del llano,
de las rústicas vides y los higos
que coronan las tunas. Como amigos
partiremos el pan, la leche, el grano.
bajo la calma azul, entrelazadas
las manos, y los labios temblorosos,
y será como un verso de Virgilio
vivido ante los astros luminosos.¿Sueño?
con su mordedura que hasta el alma toca!
¡Beso que me sorbe lentamente vida
como una incurable y ardorosa herida!
y que a todas horas por más fuego clama!
¿Fue una boca bruja o un labio hechizado
el que con su beso mi alma ha llagado?
el que entre sus labios mi alma estrujó?
Calzaré sandalias de bronce e iré
¡Secadme esta llaga, vendadme esta herida
que por ella en fuga se me va la vida!Supremo triunfo
Desde que me besaste, toda yo soy amor.
Y en la vida y la muerte, en lecho y sepultura,
ya no seré otra cosa que amor, amor, amor….
ya no tendré más nunca otro olor y sabor,
que el sabor y el perfume que he absorbido a tus besos;
me has dado una fragancia, tersa y viva, de flor.
¡oh mortal podredumbre, te he vencido talvez!
Eres mi hermano , ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡oh poma!
Desde que él me besara, rosa mi cuerpo es.A UNA ROSA ROJA
tus espumas de púrpuras en vuelo;
hacia él tu orgulloso terciopelo,
tu desafío a dalias y alhelíes.
sangre floral y brasa del anhelo.
Llora el reloj tu inevitable duelo
mientras toda en fragancia te deslíes.
nacida hoy has de tonar ya luego
a la potente tierra innominada.
En vuelta en ella vas, ¡oh, criatura!
desde la fiel raíz hasta la nada. ABEL
y bendecía el Padre mi ganado,
las eras con el pan, y los amados
seres que el Paraíso me extendían.
a beber sangre, calmos y amansados
por mi aureola de paz, eran sagrados
huéspedes que en mi sueño subvivían.
junto al hombre caído en el momento
cenital de la dicha y su aventura
sin comprender me hundo en la corriente
de la ría letal, ancha y oscura.
LA CORRIENTE DE CRISTAL
tan limpia y tan clara que parece cristal,
tan clara y tan limpia que yo la deseara
convertida en la tela de un vestido nupcial.
Tendría que ser buena, hermosa y virginal.
¿Se concibe nada más bello que agua clara
transformada en la tela de un vestido nupcial?
Que se hayan concluido todas las encantadas
madrinas que creara la fábula oriental.
¡Yo quisiera un vestido tal como lo soñara
mirando esa corriente que parece cristal!
DESPECHO
Tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
Tanto, que este rictus que contrae mi boca
Es un rastro extraño de mi risa loca.
(Como en los retratos de viejo abolengo),
Es por la fatiga de la loca risa
Que en todo mis nervios su sopor desliza.
Pues, como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?
Ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos,
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
Es por el esfuerzo de reírme tanto…
con oro y rojo de los macachines.
Salvajes y tostados serafines
duermen siesta en el trigo de mi era.
pero yo he traspasado los confines
del Otoño, y conmigo, mis mastines
miden a pasos lentos la pradera.
en medio de la luz mielada y cálida
entre la azul riqueza de este día.
y tan sólo Minerva, a mi costado,
me habla, doctamente, de poesía.AMANECER
domar quisiera para hallar el canto
que abre en mi pecho el signo del encanto
en la primera luz del nuevo día.
la clara yema del ceñido acanto,
y hasta el hilado treno del espanto
de la paloma que la sierpe espía?
el recental de hambre apresurada,
mi aliento, en humo, al frío convertido,
en el lento minuto de la huida
de la noche, ante el sol recién bruñido?