¡ERES UN FRACASAO! (Mi poema)
Tomás Valladolid Bueno (Mi poeta sugerido)

Inicio » Triste » ¡ERES UN FRACASAO! (Mi poema) Tomás Valladolid Bueno (Mi poeta sugerido)

¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar?  haz click en el botón de la izquierda!

MI POEMA… de medio pelo
 

Tu madre con frecuencia me repite
que he sido un fracasao,
y es cierto que vivir nunca he lograo,
debiendo abandonar más de un envite
mirando de soslayo hacia otro lao.

Me duele, a qué negar, que me lo diga
pues que me contraría,
si fuera no he luchao, qué no diría.
Hoy siento anida en mi alma la fatiga
a punto de tirarme en otra vía.

Si triste es ya saber no has conseguido
aquello que quisiste,
más triste es escuchar, mucho más triste,
que aquel debiera haberte comprendido
te insista que en tu vida un tonto fuiste.

Por mucho que tú intentes comprender
motivo es para enfado,
condena al corazón a un tercer grado,
te invita al fin decir hasta más ver,
lo mucho que has estado equivocado.
©donaciano bueno

#Quien no se arriesga, no cruza la mar, no? Clic para tuitear

MI POETA SUGERIDO: Tomás Valladolid Bueno

Tomás Valladolid Bueno

ABATIDO

Pudimos verlo durante años
caminar con pies entrecruzados,
hastiado, y sin abrigo, malvivir la vida
campo a través de anhelos en quiebra
sendas de una vieja y finada pasión.
Lo pudimos ver, en efecto,
abatido por la nefasta ira de los días,
que acanala su alma de abisales llagas,
sufriendo exhausto la febril bajeza
de quienes verle quieren encorvado.
Pudimos oír, y así lo hicimos,
un vaivén de latidos espasmódicos
marcando el paso ligero de su tiempo
cual dorado péndulo tembloroso
de un juvenil amor atenazado.
Hasta que en una fría mañana,
de aquel agrio y polar invierno,
descubrieron su achicados huesos
allá, en el pedregoso hontanar.
A la batalla que nunca debió ir,
cuando vuelvan los días sin ira,
ya nos contará al oído, sin jadeos,
qué valquiria le ordenó partir.

TRANSEÚNTE

Al final de su largo trayecto,
cuando ya la vida le trazaba
suaves curvas de guadaña,

se detuvo a mirar el camino
a mirar su camino de miseria

y vio señales de unos pasos
cubiertos de heces resecas,

y comprendió que la nieve
no se derrite blanca y bella.

SUEÑOS EN RAMA

Y tú regresas a la vida
con el viento de los sueños,
misterios de la memoria
silenciosa. Yo, en mi retiro,
voy ciego al encuentro.

Y al fondo, aquel árbol seco
que aún allí nos espera.
En la tierra, descubro huellas
de mis pies cercenados.

DINTORNO SOMBRÍO

Mi sombra fantasmal
me visitó de nuevo
con formas suaves
en su saludo de muerte,
pétalos fríos de metal;

y me ofreció un plan:
su plan de muerte
apenas dibujado,
pero muy claro y rotundo.

UNIVERSO DUAL

¡Ay si a la vida, un ánfora de barro,
mis débiles manos la sostuvieran
hasta la fuente del universo!

¡Ay si a la muerte, frío cubo de cinc,
mis fogosas manos la fundieran
en el pozo negro del universo!

VITA ET VERITAS, o de la espera.

Aquí estoy, sí, como de paso,
en el vivo recuerdo de un futuro
que nos hacía soñar, como si nada,
en nuestras bravas ilusiones
ya muertas al nacer.

En las imágenes de un ojo vago,
recuerdo lo aún del ayer no vivido:
un pasado que a la vista del amor
nos asustaba y animaba,
a ti y a mí,
en su simple posibilidad de ser.

Y con la llegada de la noche
de este largo día que es la vida,
dejo caer mi memoria
sobre las lejanas esperanzas,
que aún luchan por salir a flote
-en medio del embravecido mar-
sobre olas del tiempo imaginado
en aquel lejano y quedo porvenir.

A cualquier hora, bienvenida
en estos días de mustia vida,
veré pasar por mi puerta
un estridente cortejo de sabios,
que roen con incisiva andadura
al viejo manto de la verdad.

Cualquier día de muerte serena,
cerraré los ojos frente al río
para oír en silencio pasar
los llorosos cantos de un niño,
al son del toque de queda.

Y con esta suerte, todos los días
de esta vida muerta
esperaré a verla llegar
junto a la fuente, ante la puerta
sí, al igual que un día cualquiera.

DIFERENDO

Y te acercas tan ufano
para hablarme del paso de los días
sin tú haber aprendido aún
que todo hoy es el mañana del ayer
¡y el ayer de todo mañana!
Y tú vienes tan altivo
a predicarme el amor por la verdad
sin que hayas sabido nunca tú
que con la verdad te mueres
que por la verdad nos matan.
Y te echas junto a mí
en este lecho de mi muerte fría
para susurrarme un falso sueño eterno
sin tú comprender lo absoluto
de la interminable pesadilla del tiempo.

De hojas trémulas

Como amor sediento
a falta de agua viva
NO cayó la hoja muerta
en el pozo seco
para morirse sin más
de muerte natural.

Cayó la hoja somera
y así navegando va
entre gotas y círculos
del eterno rumor del tiempo
sobre un suelo de agua
embrujada por el viento.

¡Sin nada más?

¡Acaso, madre,
todo quedará sin más
que la voz muda de su eco

sin nada más
que el silencio de lo incierto

sin nada más
que hogueras del firmamento

sin nada más
que el destierro de los muertos

sin nada más
que un hueco en el universo

sin nada más
que fosas de cementerios

sin nada más
que nuestro estéril recuerdo

sin nada más
que el triunfo de la tibia Nada
que la victoria irrevocable
de su eterna y épica verdad?

De qué queda

Dando su espalda el día
-estrella de luz en ruinas-
se truncó mi vida contigo
con la fría cara de mujer,
de madre embalsamada.

A tu fino rostro de perfil,
figura de cuerpo pétreo,
mis ojos ciegos miraban
en dirección del Misterio
de la Vida siendo Nada.

Clavado junto a la tumba,
me oscureció la mirada
un eterno apagón de Luz
que con esperanza sin fe
entre tu alma yo buscaba.

Claro me reveló tu muerte
qué queda de este mundo,
-tapiada la ciega ventana-
al otro lado de ti, y de mí,
de la Vida contra la Nada.

Víctimas de ayer y de hoy

Un nocivo espectro de mitos renacidos
vuelve a poseer el alma de mi tórtola:

De día, vocifera atroces esperanzas,
y en el negro lienzo de la noche
con sus potentes haces de luz cegadora,
ilumina de rojo el luto de la sangre.

No cesa de expeler un abrasivo soplo
que agosta, sin tregua, las primerizas espigas
y quiebra con ahínco los tímidos sarmientos.

No desiste en el empuje de su letal corriente,
arrasa la ya exigua dignidad de la vida
sin cobijo ni parapeto, la lleva hasta la muerte.

Una fingida y tentadora promesa de paz
reina sobre un pueblo esclavo
de mitos y arcaicos sacrificios
desfigurando el rostro de sus víctimas,

de día y por la noche, muertas y vencidas.

Hundido y salvado

con destellos de relámpagos
abriendo unas enormes grietas
por donde desbocan aguaceros
y trombas de pedrisca helada
ánimas malditas que circulan
por las subterráneas venas
llegando al corazón mismo
de la quemada tierra y la inundan
de muerte repentina que ahoga
con negros coágulos de sangre
tocando a luto las campanas
en esas horas de repetida fuga
solmódica y musical mensaje
de una estrella apagándose
en apariencia cuando la luna
emerge con su rostro de ceniza
después de cada atroz diluvio
profecías de un nuevo amanecer
tan negadas de fiesta y jubileo
que la memoria en su soledad
recorre los campos devastados
buscando en las antiguas ruinas
de viejos y silvestres cobertizos
los frágiles hostiarios de calabaza
que aún resisten semiocultos
conservando semillas y huesos
esperanzas que ni vivas ni muertas
de un mundo hundido y salvado.

Si te gusta #Tomás_Valladolid_Bueno Clic para tuitear

Autor en esta página

Si te gusta mi poema o los del poeta sugerido, compártelo. Gracias
Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

Artículos: 2940
Subscríbete!
Notificar a
guest

0 ¡Ardo en ascuas por conocer tu opinión! ¡Anímate a comentar!
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Echa un vistazo a la siguiente publicación
Hoy, después de más de cuarenta años de…
0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x

Descubre más desde DonacianoBueno

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo