Mi poema: GNOMOS
Mi poeta aquí sugerido: Juan Carlos Abellá

MI POEMA… de medio pelo

 

Solo tú y yo sabemos lo que algunos ignoran,
solo tú y yo libamos de los mismos secretos,
somos dos almas simples con sus dos esqueletos,
que aman, odian y gimen, que sonríen y lloran.

Somos dos animales como son los gusanos,
como son las alondras, como son las perdices,
poco más que unas moscas con algunos matices
que vagan en invierno con un sueño en las manos.

Como dos meretrices metidas en harina
a la espera que un día nos pidan matrimonio,
obviando el pretendiente sea el mismo demonio
inmersos en el fango de la verdad supina.

Somos, nada sabemos, ni siquiera qué somos;
vamos, ¡quién lo supiera! sin saber dónde vamos,
ni tampoco sabemos el por qué nos amamos,
de un circo imaginario, por un quizás, dos gnomos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO: Juan Carlos Abellá

Juan Carlos Abellá

DISTICOS

No guardes nada, compañera mía,
con siete llaves a la luz del día.
Abre la absurda puerta monacal
al íntimo tesoro virginal.

Que en este mundo no hay candado fuerte
para los bandoleros de la muerte.
Nos da el adiós un sol en cada día
con sangrante pañuelo de agonía.

A este poniente de esplendores rojos
ya nunca más lo mirarán tus ojos.
Rompe la cerradura de tu vida

vierte la miel del ánfora escondida.
Que en este mundo no hay candado fuerte
para los bandoleros de la muerte.

Whisky

Mago rubio, mago rubio,
néctar del encantamiento,
cuando azota los cristales
el llanto frío del cielo.

¡Cómo desatan tus manos
la cadena del destino,
taumaturgo de los sueños
sumidero del olvido!

Borras este mundo triste,
y es fiesta la soledad.
Los sueños que ya no sueño
otra vez vuelvo a soñar.

Mago rubio, mago rubio,
cuando tu la llamas viene
la novia que no fue mía
porque la llevó la Muerte.

Y ríen los ojos lágrimas
y arden besos efusivos
Los besos que no se dieron,
lo que nunca fue vivido.

Se anula, el tiempo, se anula
el continuo despedirse,
con la fantasmagoría
de olvidados imposibles.

Mago rubio, mago rubio,
néctar del encantamiento,
cuando azota los cristales
el llanto frío del cielo.

AL TIEMPO

Oh! padre de los días que vienen y se van.
¿qué designio funesto desmesura tu afán?
Hace millones de años que deshojas las vidas
en tu propio regazo paterno amanecidas.
Ob! padre de los días ¿qué destino inclemente
te arrancó las entrañas, que así, perpetuamente,
apuñala los días la insania de tu brazo,
abriéndoles la herida sangrienta del ocaso?
¿Para quién, maquinando punición expiatoria,
eslabonas la enorme cadena de la bistoria?
Con cuerda de esperanza, deseable de sufrir.
nos atas a la rueda del nacer y el morir.
Inexorablemente deshojas esta flor
de frustánea alegría, de amargante dolor,
que en tu mano renueva con loca obstinación
el abrazo salvaje de la reproducción.
Oh! padre de los días, apacigua tu empeño
mientras pasa el divino fantasma de mi sueño.

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