JOSÉ ÁNGEL BUESA
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
BLAS DE OTERO
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
RAFAEL ALBERTI
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo...
ANTONIO MACHADO
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero...
FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO
Apacentando un Joven su ganado,
gritó desde la cima de un collado:
¡Favor!, que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Lee y disfruta de sus poemas...
GABRIEL CELAYA
A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.
Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.
MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS
Recuerdo que en los días rosados de mi infancia,
la abuela…(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?),
solía por las noches, cuando la tibia instancia
parecía una caja de dulces de la luna,
contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna.
LUIS DE GÓNGORA
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Este amor que ha venido de repente
y sabe la razón de la hermosura.
Este amor, amorosa vestidura,
ceñida al corazón exactamente.
TIRSO DE MOLINA
Que el clavel y la rosa,
¿cuál era más hermosa?
El clavel, lindo en color,
y la rosa todo amor;
MARQUÉS DE SANTILLANA
Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.
la respuesta non devida
que me diste;
NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN
Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;
LUIS ROSALES
Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?
ROSALÍA DE CASTRO
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.
JOSÉ ZORRILLA
¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!
JUANA DE IBARBOUROU
A ártico cielo y soles de Brasiles
bajo palio de heridos corazones,
a ociosa espuma y a fluviales sones
anda el Sagrado Corazón en lides.
VICENTE ALEIXANDRE
¿Qué firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furor y la suplanta?
JAIME GIL DE BIEDMA
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
LEÓN FELIPE
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,...
JULIA DE BURGOS
Yo vengo de la tierna mitad de tu destino;
del sendero amputado al rumbo de tu estrella;
el último destello del resplandor andino,
que se extravió en la sombra, perdido de tu huella.
CONCEPCIÓN ARENAL
Había en un lugarón
Dos hombres de mucha edad,
Uno de gran sobriedad
Y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
Gozaba siempre el primero....
JAIME SABINES
A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
Lee y disfruta de sus poemas...
MARIO BENEDETTI
No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
NICOLÁS GUILLÉN
¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:,....
OCTAVIO PAZ
El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
MANUEL ALCÁNTARA
El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
JOSÉ BERGAMIN
AGUA sólo es el mar; agua es el río,
Agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
No es del agua, es del viento.
MANUEL GUTIERREZ NÁJERA
Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?
DÁMASO ALONSO
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
GABRIEL Y GALÁN
Cuando pasa el Nazareno
de la túnica morada,
con la frente ensangrentada,
la mirada del Dios bueno
y la soga al cuello echada,
LOPE DE VEGA
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.
AMADO NERVO
¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...
GLORIA FUENTES
El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.
JORGE LUIS BORGES
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN
¿Qué acecho de dolor el alma vino
a herir? ¿Qué funeral adorno es éste?
¿Qué hay en el orbe que a tus luces cueste
el llanto que las turba cristalino?
LUIS CERNUDA
Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.
FRAY LUIS DE LEÓN
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
RUBÉN DARÍO
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor...
Lee y disfruta de sus poemas...
ALFONSINA STORNI
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Esparce octubre, al blando movimiento
el sur, las hojas áureas y las rojas,
en la caída clara de sus hojas,
e lleva al infinito el pensamiento.
SANTA TERESA DE ÁVILA
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
SAN JUAN DE LA CRUZ
En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
MANUEL MACHADO
Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,...
PEDRO SALINAS
A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.
JORGE MANRIQUE
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
RAMÓN DE CAMPOAMOR
En este mundo traidor
Nada es verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira.
SALVADOR DÍAZ MIRÓN
En buen esquife tu afán madruga,
el firmamento luce arrebol;
grata la linfa no tiene arruga;
la blanca vela roba en su fuga
visos dorados al nuevo sol.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
FRANCISCO ALDANA
Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,
rico de luminarias, patrio Cielo,
casa de la verdad sin sombra o velo,
de inteligencias ledo, almo reposo:
¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez con el ala a sus cristales
Jugando llamarán.
GUTIERRE DE CETINA
Excelso monte do el romano estrago
eterna mostrará vuestra memoria;
soberbios edificios do la gloria
aún resplandece de la gran Cartago;...
LUIS DE GÓNGORA
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
LAS COSAS POR SU NOMBRE [Mi poema] Horacio Hidrovo Peñaherrera [Mi poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Hoy citaré a las cosas por su nombre: Versos he leído, lindos, muy floridos, Versos hay que rezuman fantasía Los hay de amor melindre y glamorosos, Otros hablan del mar y las estrellas, Poetas que presumen de poetas Todos deseamos epatar, queremos ¿Cuáles son los mejores? Como el vino, |
Llamar a las cosas por su nombre, o lo que es lo mismo, ser sincero.*Paleta; dícese del albañíl.
Una muestra de sus poemas
A los niños de cualquier siglo
«En este siglo resulta difícil aprender a cantar».
–Horacio Hidrovo
«Me es difícil dar noticias biográficas acerca de mi persona por una razón sencilla: yo dejo de lado mi propia vida y casi me he olvidado de vivirla, hasta el punto que nada puedo decir de ella. Y es que yo no vivo mi vida: la escribo»
-Pirandello
«Los niños son la esperanza del mundo»
-José Martí
Aunque una flor
no debería ser tocada,
hoy desearía deshojar una flor.
Entre otras cosas
quisiera abrir mi primer cuaderno.
Siempre me pregunto
dónde quedó nuestro primer lápiz
y en qué sitio
quedaron nuestros primeros pasos.
Es difícil reconstruir nuestra niñez.
Hay que tocar tantas puertas.
Regresar y caer en el regreso.
La infancia de los niños pobres
es una larga competencia.
Son pocos los que alcanzan la cuerda.
Siempre he pensado
en los niños que no pudieron crecer.
Por eso conscientemente
siempre miro hacia atrás.
Posiblemente
por la savia de los árboles
suben las vidas frustradas.
Será por eso que resulta bello
contemplar el crecimiento de los árboles.
El tiempo se va quedando
en las cosas de la infancia.
Es que nunca dejamos de ser niños.
A veces
sin que nos demos cuenta
vamos pisando los abismos de la infancia.
Resulta tan difícil
saber si fuimos niños.
A veces
Pero es necesario
recordar que fuimos niños.
Los niños pobres
tienen la forma de una lágrima larga.
El mundo de hoy
es un gran suburbio.
Los niños crecen
sobre cunas de viento.
Mis dos hermanos menores
no pudieron cumplir el largo itinerario.
Recuerdo bien
que no hubo tiempo para despedirnos.
Recibimos la posta para seguir adelante.
El asma de mi hermana muerta
es algo que todavía me persigue.
Su tos hacía llorar
la piel de las auroras.
Mi hermano menor nació enfermo.
No conoció la sonrisa.
De él sólo conozco su nombre: Gorki.
Cuando murió Gorki
mi padre se había olvidado del llanto
y nosotros nos quedamos
con las palabras guardadas.
Todo sucedió en un invierno gris.
Después de todo nos preguntamos
cómo pudimos salvar el escollo.
Hoy para no tocar las arrugas de mi madre
casi siempre la contemplo de lejos.
Cuando llega el domingo
la beso en la frente.
Mi infancia fue tan larga
como la tos de mi pueblo.
Por eso a veces inconscientemente
me pongo a jugar con los niños.
Yo he lanzado al viento
a los niños de mi barrio.
«Los caballos eran en la guerra más felices que nosotros los soldados, porque aunque ellos también soportaban la guerra como nosotros, por lo menos no se los obligaba a creer en ella. Desgraciados, pero libres los caballos»
– Celine
«El mundo nos ha dejado como herencia una guerra por dentro»
-Horacio Hidrovo Peñaherrera
No es que me asuste la guerra,
es el hecho que me disminuye.
Cuando pienso en la guerra
creo que todavía no hemos crecido.
Con la mano derecha
aprendimos a escribir.
También la guerra
se dispara con la mano derecha.
No hay duda
que un Marsault
nos grita por dentro.
Deberíamos comenzar de nuevo.
A veces es bueno retornar.
Volver
y descansar sobre el pasado.
Un cuaderno para dibujar.
Un lápiz para escribir.
O cultivar la tierra.
Manos que siembran
serán siempre manos puras.
Manos que cosechan
serán siempre manos limpias.
Y las manos limpias
se pueden mostrar.
Retornemos al campo.
Crucemos los ríos de la infancia.
Recibamos el viento
de los cañaverales.
Dejemos que se acerquen los pájaros.
La naturaleza nos hará de nuevo buenos.
Hoy no quiero que me hablen de Vietnam
porque ayer estuve llorando por Vietnam.
Estoy a punto de que me estallen los oídos.
Hoy no.
Mejor es abrir la puerta.
Escapar.
Salir a la calle.
Caminar libremente
sin apresurar el paso.
Respirar
hasta llenar los pulmones.
Quisiera extender los brazos.
La guerra está en nosotros mismos.
Por eso quiero escapar.
Si lloviera hoy fuera mejor.
Me mojaría con la lluvia.
La lluvia se parece a un hombre bueno.
Hoy más que nunca
quisiera llevarme la esperanza de los ceibos.
Sería bueno subir a la colina.
Contemplar el valle.
Irme imaginariamente con el río.
Algo mágico tienen los ríos.
A las seis de la tarde
pasan las golondrinas
y el viento nos deJa una caricia.
No me detengan.
Desde un sitio verde puedo pensar
que el mundo de la mañana será bueno.
Ya no estaremos presentes.
Es cierto.
Pero estarán presentes nuestros hijos.
A mi hija Natacha
que llora cuando se muere un perro.
Perdóname Natacha.
Hoy no pude contestar tus preguntas.
No me preguntes. _
por qué mueren los niños.
Mejor es que sigas jugando.
Es una buena manera
para que los niños ignoren muchas cosas.
Natacha tiene siete años.
Es el juguete alegre de la casa.
Me dice que no quiere crecer.
Natacha, mi hija menor,
se duerme con las muñecas.
Y cuando llega el domingo
se viste como las muñecas.
En Vietnam
los niños no tienen ni tiempo ni edad.
Crecen y no crecen.
No existe la palabra ternura.
La letra a de Natacha
se parece a la letra a de mi padre.
Mi padre dejó una ternura guardada
para mis hijos.
Hoy mi padre no es un recuerdo.
Es el amigo que siempre regresa.
El señor que entra sin golpear la puerta.
Las manos de mi padre
cultivaron el rostro de los niños.
«Si no existiera la palabra hijo, buscaría una nueva palabra. Una palabra que sea pura como el viento.»
-Horacio Hidrovo Peñaherrera
En cada hijo nuestro
el hombre universal
se prolonga:
nuestra palabra,
nuestra vitalidad.
Pero sobre todo,
en cada hijo nuestro,
hay una vida renovada.
En el otoño
las hojas caen
pero vuelve la tierra
a nutrirse de ellas.
Ningún árbol muere.
Cuando cae
las raíces quedan sobre el viento.
Y nosotros
nos nutrimos del viento.
Querido hermano:
Te escribo
porque estoy triste.
Si en Alemania hay muñecas,
no te olvides de comprarme una.
Una de trenzas largas.
Te cuento que mi hermana
no quiere jugar conmigo.
El gato se murió.
Yo jugaba con el gato.
Elías, mi compañero, se murió.
Mi madre nos compró flores.
Yo no quiero morirme.
Te besa,
Natacha.
A Elías Velásquez,
que teniendo piernas no pudo caminar.
Cuando pasen
el cadáver del niño Elías,
por favor, me avisan para esconderme.
Y si alguien pregunta por mí,
digan que no estoy.
Digan cualquier cosa.
Aquí también hay otro Vietnam.
La tarde siempre cae en la ciudad
con el entierro de un niño pobre.
Los niños por instinto
detienen el juego de la pelota.
Estoy seguro niño Elías
que en tus manos
hubieran sido más bellas las cometas
y que en tus piernas
hubieran muerto todos los relojes.
Estoy tan seguro,
como el beso tierno de Tatiana
que tiene la ternura de la hierba,
que si algún día hubieras caminado
hubiera sido más roja la protesta.
Sí, niño Elías.
Tenía que escribir para ti este poema
porque cuando pienso que te has muerto
corro como un loco en busca de mis hijos.
¿Por qué se murieron tus piernas
niño Elías?
Si todavía hay caminos en el mundo,
si con las piernas pisamos las auroras
si hay que saltar todas las barreras
para que el pan llegue a nuestra puerta.
y pensar que te mintió el maestro
diciéndote que los niños nunca mueren…
«Es muy difícil saber lo que sucede en el cerebro de un niño; pero es imposible saber lo que sucederá en en él.»
– Bernanos
Una pelota de todos los colores
va rodando por la calle.
Un niño la persigue.
Sobre las casas humildes
están volando las cometas.
Agosto se parece a los niños.
El circo ha llegado al pueblo.
Desde los barrios humildes
parece un regalo del cielo.
Esta Natacha es grande.
Cada vez que pinta
hace una escalera al cielo.
Cuando está triste Natacha
pinta el Sol de color gris.
Esta Natacha es grande
cuando se va a la escuela
va saltando por la calle.
Vietnam me duele por dentro…
Epitafio en Vietnam:
Aquí murió un niño
con una pelota en las manos.
«Es menester que los hombres tengan ideas, suele decirse. Yo, sin negar esto, diría más bien: es menester que las ideas tengan hombres»
-Unamuno
Si me dieran un sitio
sembraría un árbol.
Y si lo viera crecer
entonces sería más bella la vida.
El mundo de hoy
es un estado de sitio.
Los niños quisieran saltar la muralla.
Trepar el horizonte.
Contar las estrellas.
Hoy quisiera respirar fuertemente.
Respirar mientras camino.
El viento de la tarde
me limpia la cara.
Quisiera en verdad
cruzar el camino más largo.
Pero más allá hay una muralla.
Y más allá hay otra muralla.
Siempre hay algo que nos ataja.
Cuando pasan las aves
pienso en las ciudades.
Las torres de la catedral
son blancas por fuera…
De pequeño me parecían inalcanzables.
Para entonces
yo era un niño enfermo.
«Nadie puede corregir bien una cosa mal hecha»
-Aristóteles
Un hospital de niños
fue bombardeado en Vietnam.
Mañana Bob Hope
hará reír a los soldados.
¿De qué color
será la muerte de los niños?
Por equivocación
una escuela fue bombardeada en Vietnam.
¡Siempre los niños!
A veces se mueren
sin conocer los colores.
En Guayaquil
a un recluso le preguntan:
¿De no ser persona
qué hubiera querido ser? .
-Pájaro, porque aunque hubiera tenido
mala suerte
de caer en los hilos de una jaula,
me hubiera quedado el consuelo de silbar.
Cassius Clay no fue a la guerra.
Cassius Clay se quedó sin corona.
Cuando Cassius Clay llega a una ciudad
recibe flores de los niños.
Decreto contra Cassius Clay:
Te sentenciamos a perder por dos años
Los derechos de ciudadanía.
Decreto de los pueblos del mundo
a favor de Cassius Clay:
Te declaramos ciudadano universal.
Declaración de los niños vietnamitas:
¡Gracias, Cassius Clay!
Los niños que no saben escribir
dibujan una paloma blanca.
¿Cuántos niños vietnamitas
te deben la vida Cassius Clay?
Un soldado norteamericano
perdió la vida en el aeropuerto de Da-Nang.
Regresaba a su patria
en goce de vacaciones.
En la mano le encontraron
la foto de su hijo James.
Paz en la tumba del soldado norteamericano.
Pienso qué también fue un niño…
Consigna sobre un muro:
Por cada soldado
que no vaya a Vietnam
crecerán cien niños.
«No hay más que una manera de felicidad: vivir para los de..
más»
Tolstoi
Un pájaro solitario
pasa silbando en la tarde.
Para un niño que ha muerto,
flores blancas.
La tumba de mi padre
tiene siempre flores rojas
Es que mi padre vivió protestando.
Se ha muerto La Negra Dolores,
la lavandera del pueblo.
«El progresista» del pueblo
se ha muerto con cáncer en los huesos.
En la vieja catedral
habrá misa de cuerpo presente.
La hija de La Negra Dolores
se ganó la Medalla de Oro
De esto los diarios no dicen nada.
Discurso de agradecimiento:
Mi triunfo lo dedico
a la memoria de mi madre
que se pasó lavando la ropa de los ricos.
«El hombre es algo que ha de ser superado. ¿Qué habéis hecho vosotros para superar al hombre?»
-Nietzsche
La casa de Juan Macías
tiene cuatro paredes de caña.
Cuatro niños descalzos
juegan a la pelota.
Tres cometas muy altas
llevan los colores de la Patria.
Juan Macías no tiene jubilación.
A las seis de la tarde
bajan los estudiantes
de los barrios humildes.
Los niños aprenden la lección de memoria:
El castellano es nuestro idioma nacional…
Nuestros antepasados hablaron el quichua.
Nacional es todo aquello que es propio del lugar.
En grandes titulares:
«Seamos más ecuatorianos aprendiendo quichua“.
«El mundo está lleno de caminos pero todos están interceptados»
-Noel Claraso
No sé por qué somos buenos a las seis de la tarde.
El viento, la hierba, un pájaro cercano.
Y desde aquí el viejo cauce del río.
Siempre fui amigo de los ríos.
Whitman tiene una voz mineral.
Hojas de Hierba es la Biblia
con la cual todos amanecemos.
Poema de un niño vietnamita
Un niño vietnamita
no puede jugar con la hierba.
Un niño vietnamita
murió sin conocer las estrellas.
Toma de mi cielo
una estrella niño vietnamita
y anda a jugar con ella.
Toma de mi horizonte una cuerda
y anda a saltar con ella.
No podría recordar
cuántas veces he conversado con las estrellas.
Creo que hasta conocen mi nombre.
Aquella estrella que se mueve
se parece a mi hija Natacha.
Y aquella que está en el mismo sitio
se parece a mi hija Tatiana.
La estrella lejana
pero que siempre regresa
es como mi hijo distante.
Y la estrella que no se lava la cara
se parece a Patricio.
Patricio es un niño que desayuna
en las calles de la ciudad.
Las colinas son los balcones de la ciudad.
Aquí me siento bien,
aunque a veces triste.
Los niños del Barrio San Pablo van trepando la loma.
No hay necesidad de un libro.
El rostro de la ciudad
es un libro no escrito todavía.
Por la colina de Andrés de Vera
bajan el cadáver de un niño.
Siempre es larga la travesía.
La pobreza de los barrios
es como una mano extendida.
Sin embargo, aquí,
podrían desayunar todos los niños vietnamitas.
En Vietnam la esperanza debe crecer
para que no sea más alta, la pobreza.
Estallan las bombas y recuerdo a Bertrand Russell.
¡Oh, Bertrand Russell, caminante de la paz,
los niños del mundo te conocen!
«En cada mitin hay un cartel que dice algo.»
-Horacio Hidrovo Peñaherrera
¡En vez de bombas, escuelas!
¡Telescopios para mirar las estrellas!
¡No apunten a los cuadernos!
¡Queremos lápices para escribir poemas!
Un alto al fuego en Vietnam
debe ser el tiempo necesario
para que un soldado vietnamita
conozca a su hijo recién nacido.
O para que un soldado vietnamita
vuelva a sembrar arroz
sobre una tonelada de bombas.
Es posible que un pájaro errante
sea un pájaro vietnamita.
Andan por las calles de América
Poema estremecido
A un niño vendedor de lotería
Las calles abren sus pestañas con tu grito
y no hay reloj que apague tu voz.
El miércoles te lanza piedras en el alma
y a las seis de la tarde te arrimas al silencio.
Multiplicas tus sueños con billetes de. viento
y tu grito es una moneda gastada
que cae a tus pulmones.
Llevas en tus manos la suerte de los ricos
y en tu camisa rota el salario de los pobres.
La esperanza tiene un sólo idioma
Mañana podremos correr con los ojos cerrados.
Y de seguro que no tropezaremos.
Saltaremos como grandes atletas
los horizontes del mundo.
Pero hoy
debemos apagar la garganta de la guerra.
Mañana como de costumbre
besaré la frente de mis hijos.
Comprendan bien,
es una manera de besar la frente
de un niño vietnamita!
La guerra es lo único que no cambia de máscara.
Ganador del Ismael Pérez Pazmiño de 1973
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